Asamblea Legislativa

Quien aspira a ser miembro del Parlamento tiene necesariamente que conocer las vicisitudes y complejidades que la política encierra, en sus aspectos prácticos como teóricos. Un parlamentario que ignore las cuestiones que constituyen principios fundamentales de su formación estará lejos de cumplir eficazmente con las responsabilidades que el cargo implica.

Es necesario realizar acciones tendentes a lograr que las cámaras legislativas dispongan de los elementos adecuados, especialmente humanos para acrecentar la eficacia de la institución parlamentaria. Gumersindo de Azcarate (Régimen Parlamentario) manifiesta: “el influjo bastardo e ilegitimo del Poder Ejecutivo en la organización y marcha del Poder Legislativo restringe la democracia, por donde la sumisión real y positiva de éste a aquél es un abuso”. La actividad parlamentaria motiva censuras y críticas, cuando la concentración presidencial anula o debilita la acción de uno de los principales órganos, al extremo de deslegitimarlo.

Está demostrado que el vendaval partidario de los dos tercios de votos aprisiona el desenvolvimiento democrático, deja al sujeto político en una suerte de postración, llegando al autoritarismo y cercenando una constante de imaginación y cultura política, correspondiendo adoptar los recaudos necesarios para el caso de volverse a presentar situaciones de esta índole, mediante criterios de equidad, participación, justicia y democracia.

Ojalá que en el próximo periodo legislativo se descubra a la luz del hemiciclo figuras con talento, carisma y convicción, que por cierto las hay, cerrando las puertas del servilismo, muy distinto de la ética y el respeto de valores, ya que todo ciudadano debe ser consciente de las ventajas y riesgos que implica ser representado.

El nuevo periodo de gobierno deberá distinguir con claridad el trabajo de los (Poderes de Gobierno) Órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial, incluido el Electoral, sin supeditarse el uno respecto del otro, con base en la independencia y coordinación. Ahí deberá ocupar su lugar la Asamblea Legislativa, pues ha llegado el tiempo de abrir espacios al pensamiento político renovado, a través del debate mesurado, producto del conocimiento y que devuelva a la política su verdadera significación, valorando las ideas democráticas y las diversas propuestas; a la par de la fiscalización ponderada, reflexiva y efectiva; con el rol consubstancial, la legislación, como guía de un orden socialmente justo y equilibrado, en el marco de la teoría de pesos y contrapesos, cuya producción normativa requiere ser meditada en el trámite del proceso legislativo.

La elaboración de textos normativos encuentra su justificación cuando es necesaria para el país y no para atender intereses sectarios, tratando de evitar colisionar con otras disposiciones legales o causar inflación o contaminación legislativa, pues los parlamentarios son responsables por el trabajo que ejecutan, siguiendo la fórmula que todo representante debe dar cuenta de su misión a sus representados.