La Diablada de Oruro surgió hace dos mil años con el nombre de llama-llama

Oruro, 10 (EL DIARIO).- La Diablada de Oruro surgió hace dos mil años y se la conocía con el nombre de “llama-llama” (conocida como danza del fuego), para rendir culto al tío.

Antiguamente se escribía como “tiw”, cuyo significado era el de protector de cuevas, socavones, animales de caza y aves acuáticas y era venerado en la fiesta “Itwu”, (itu), según la investigación efectuada por Juan Carlos Guzmán Antezana.

La Diablada surgió en las comunidades de los Urus, que se asentaron en los alrededores de las cuencas de los lagos Poopó, Uru Uru, Coipasa y en las riberas del río Desaguadero, expresó Guzmán, en el documento denominado “Fundamentos para la defensa de la Diablada”, donde se menciona a Oruro como principal centro social de los Urus.

Según la explicación, la danza de los diablos tiene “raíces ancestrales realizadas en el siglo I de nuestra era, se denominaba llama-llama, en honor al dios Tiw, en una ceremonia realizada en la fiesta del Itu, en Uru Uru donde nace la luz, hoy Oruro en la Serranía Sagrada de los Urus, por ser este el centro de peregrinación religiosa del mundo andino “, (libro La Sagrada Serranía de los Urus, de Carlos Condarco Santillán).

De acuerdo a Ludovico Bertoni (1550-1625), en su Diccionario Aymara (1612), la danza del llama-llama es milenaria, prehispánica, consagra irónica y peyorativamente la danza de los Urus disfrazados de diablos.

Por su parte, fray Martín de Murua narra que en la fiesta de Itu o Ito, “en Capachica, se observó las danzas de los guacones y llama-llama”.

Estos fundamentos del origen de la Diablada de Oruro –explica Guzmán-, fueron tomados en cuenta en el “proceso de desarrollo del disfraz y la danza de la diablada”, que sirvió para que la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura (Unesco), haya tomado en cuenta para la declaratoria del carnaval de Oruro, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Advierte que la danza del llama-llama “solía ser representada durante la fiesta del Itu, tradicionalmente por los representantes de la región conocida como Uru-colla, una subregión del suyo suboriental del Collasuyo, localizado en el sistema fluvial lacustre del departamento de Oruro.

El documento de Juan Carlos Guzmán, explica también que “los habitantes aymaras, al ver a los Urus, disfrazados de diablos, los denominaron llama-llama, nombrándoles así a los diablillos de las danzas”.

Diego Gonzales Holguín, en su diccionario quechua, menciona que los “llama-llama hacen juegos o danzas disfrazadas”.

Como consecuencia de la conquista española, el dios “tiw” fue hispanizado como “Tio”, producto del sincretismo religioso y el “Tío” es asociado y relacionado como diablo.

Julia Elena Fortún, en su libro “El baile de los diablos”, sostiene: “Fue creación de civilizaciones remotas, que fue atributo de los dioses, que en su generalidad fundaron doctrinas religiosas, cuyos primeros danzantes fueron, sacerdotes, reyes, profetas, sanadores, etc., cuya razón de existir en lo religioso, nace en su origen”.

Durante la conquista y la época de la colonia, la Iglesia Católica emitió células reales sobre la misión de los españoles. Para tal efecto, “no sólo mandaban a los sacerdotes, que habían acompañado a los conquistadores, sino también a los propios encomendadores, para que enseñaran la doctrina cristiana a los nativos, mediante las órdenes religiosas de los franciscanos, agustinos y dominicos. Posteriormente, se incorporan en 1586, los de la Compañía de Jesús.

La Orden de San Agustín, en 1559, llegó a la entonces provincia de Paria, con una imagen de la Virgen de la Candelaria. Los agustinos estaban encargados de la evangelización de los nativos Urus. Esas primeras incursiones fueron en Challacollo, Toledo, Paria, Oruro y Capinota.

Desde entonces, los agustinos se apropiaron de las tradiciones, costumbres y ritos ceremoniales. Respecto a los dioses de los Urus, se decía que detrás de la cruz estaba el diablo, como arma de sometimiento, usando el miedo al castigo de Dios y por eso, la danza del llama-llama, se convierte en la diablada y el infierno, según las investigaciones de Carlos Guzmán.

Explicó que el encomendero de Paria, capitán Lorenzo de Almagro, que nació en 1508 en Extremadura, ciudad de Cáceres, España, era ferviente devoto de la Virgen de la Candelaria, patrona de su tierra natal. Por eso, se presume que la Virgen de la Candelaria, hoy conocida como Virgen del Socavón, fue pintada en 1551-1600, sobre yeso en un muro de adobes en una ermita en las faldas del cerro Pie de Gallo de Oruro, donde vivía el personaje denominado Chiri Chiri o Nina Nina, que después dio paso a la tradición de una leyenda, desde 1789, donde los habitantes deciden bailar en honor a la Virgen del Socavón, vestidos de diablos, especialmente en la temporada del Carnaval.

Por eso, agregó que los primeros danzantes de la diablada eran los mineros, después los artesanos y finalmente los mañazos (matarifes).

Hoy, el Carnaval de Oruro tiene como máxima representación a la Diablada que, posteriormente, se bailó en La Tirana, Chile y Puno, Perú, porque los grupos de diablos de Oruro viajaban en forma permanente para las fiestas religiosas de esos pueblos.