El MAS: Huanuni y Colquiri

Ramiro Ramos Andrade

Son seis años desde la instauración del actual proceso de cambio realizado con altibajos en el contexto nacional, en especial de la capital del estaño boliviano y últimamente en Colquiri.

Los que vivimos los inicios de la gestión gubernamental masista, en el histórico centro minero de Huanuni vimos cómo en las elecciones generales de diciembre 2005 el partido hoy gobernante, por el afán de congraciarse con los mineros de las cooperativas Kara Zapato, Playa Verde, Libres y La Salvadora, aglutinados a la ahora inexistente FERECOMIN-Huanuni, ofreció de manera poco inteligente, pero atractiva electoralmente, áreas de trabajo a este sector, en desmedro de la entonces pequeña Empresa Minera Huanuni.

Fue un craso error, ya que una vez en el poder, los cooperativistas le exigieron a Evo que cumpla su palabra empeñada, pero no contaba con una tenaz defensa de sus fuentes de trabajo por parte de los asalariados, llegando a realizarse el primer enfrentamiento (de la gestión evista) entre trabajadores del subsuelo en dos días de terror, el 5 y 6 de octubre 2006, con un saldo de más de una decena de fallecidos en la contienda, que sólo pudo ser detenida con la participación de efectivos policiales, para luego dar paso al Decreto Supremo 28.901 de nacionalización de todo el yacimiento del mítico Sumaj Orko Posokoni y dando empleo a los más de 4.000 cooperativistas mineros.

Pero, ¿cómo era el trabajo tanto de los cooperativistas como de los asalariados en Huanuni? Si bien el sistema Cooperativo generaba buena cantidad de empleos, lo hacía en condiciones precarias. Cómo olvidar que para sacar un puñado del metal del diablo, un “copecho” (léase cooperativista) tenía que pasar “rajos” senderos con pendiente muy empinada y demasiado peligrosa, arrastrarse por túneles en condiciones muy infrahumanas, soportar los gases concentrados (muchos cooperativistas fallecieron al inhalar estos gases tóxicos), pasar por parajes trabajados por personas de no muy buen vivir, donde reina la ley del más fuerte y mucho más, para luego una vez sacado el bendito estaño, convertirlo en dinero contante y sonante, dejando la mina en estado lamentable debido a su sistema de trabajo artesanal.

Cabe resaltar que muchos de estos cooperativistas provenían de otros centros mineros, donde se acabaron sus riquezas, en contrapartida, los asalariados en su mayoría eran nacidos en Huanuni, su trabajo era más metódico y organizado.

Pero ya analizando los beneficios que trajo a Huanuni la nacionalización de Posokoni, hoy podemos afirmar que nos benefició en poco o nada, ya que si bien reina la paz, se puede ver que todo lo extraído de Posokoni casi no retornó a su lugar de origen en dividendos que aporten al desarrollo de nuestra capital del estaño boliviano. El Gobierno se limitó a entregar obras que muy poco benefician a la población, como una hermosa sede sindical, una cancha de césped sintético y otras, pero nada hizo para solucionar el lacerante problema del desempleo. Esto jamás fue motivo de análisis del Gobierno, que aún hoy se conforma con satisfacer las demandas del Sindicato de Trabajadores Mineros.

Sólo sabe venir a Huanuni con mucha alharaca para “demostrar que los mineros apoyan a su gobierno”, cuando muchos sabemos que sólo los dirigentes están de su lado, no así la gran mayoría de los trabajadores de guarda tojo y ni qué decir de la población civil.

En la actual coyuntura, ante el conflicto de Colquiri, similar al de Huanuni, vemos que el Gobierno con intento desesperado de evitar que la sangre llegue al río, trata de solucionarlo como sea, sin tomar en cuenta la posición antagonista de ambos sectores en conflicto y la contraposición de sus intereses. Si llega a complicarse más dicho enfrentamiento, será el Gobierno el único culpable por su inercia pasada y por la ineptitud de sus actuales operadores políticos que al parecer no aprendieron de la amarga experiencia de lo vivido en Huanuni .

Y es seguro que una vez solucionado el asunto Colquiri, este centro minero pasará al olvido, sin un desarrollo integral, lo mismo que Huanuni; con altos índices de desempleo, drogadicción y “desarrollo” superfluo. ¿Y el Gobierno?, bien gracias, a seguir pensando en la re-reelección de su caudillo Evo Morales y su ilimitada angurria de poder, sin importarle el verdadero desarrollo de nuestra nación y sus habitantes. Y aunque duela decirlo, nuestros centros mineros serán -así como estamos- como Potosí, saqueados como en la colonia y hoy abandonados a su suerte, si no lo creen, vean lo que pasó con el centro minero de Uncía.

El autor es ex Oficial de Culturas del Municipio Huanuni.

www.ramiroramos.wordpress.com

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