José Reinoso jugó en el Tigre durante “una tem­po­rada”

Romance de sólo una noche



Corría el se­gundo se­mes­tre del año 1977. La tem­po­ra­da había co­men­zado ex­traor­di­na­riamente bien ya que en las eli­mi­na­to­rias del Mundial Ar­gen­tina 78, Bolivia ha­bía dejado en el ca­mi­no nada más y nada me­nos que a Uruguay y logró la clasificación a la extraña liguilla de Ca­li, con­vo­cada por la Fifa. Las go­leadas de par­te de Bra­sil y Perú hi­cie­ron cambiar las es­truc­tu­ras del fútbol bo­li­via­no y nació, de la noche a la mañana, la Liga del Fútbol Pro­fe­sional Bo­liviano, ante la sorpresa de toda Améri­ca del Sur. Sin es­ta­tu­tos y con sólo el deseo de cam­biar, se llevó contra viento y ma­rea el pri­mer torneo de la Liga, que tuvo idas y vuel­tas, lle­gan­do al final en­tre el éxi­to y la pro­me­sa de me­jorar pa­ra la próxima tem­porada. Como era lógico su­po­ner los equi­pos gran­des co­men­za­ron a sacar ventaja y en la serie de en­cuentros cla­si­fi­ca­to­rios fueron mos­tran­do el mejor jue­go los plan­te­les de The Stron­gest y Oriente Pe­tro­lero. Los ati­gra­dos con­taban con un equi­po de pri­me­ra línea, que entre otros, tenía a Galarza en la arco; An­gulo, Fon­ta­na, Irion­do, Bas­tida, Cañelas, Lat­tini, Ovi­dio Messa (un en­gan­che notable que no jugó en Europa por culpa de la poca visión de los di­ri­gen­tes), y disponía en el banco de su­plen­tes de mu­chos ju­ga­do­res que bien pudieron ha­ber sido titulares en otros planteles. Oriente Petrolero tenía un equipazo entre los que se destacaban Erwin Romero (el no­ta­ble Chichi), Miguel Aguilar (un pun­tero iz­quier­do que no volvimos a tener en el fútbol nacional, sobre todo por su potencia física, al mar­gen que sabía con la pelota) y com­pletaba este terceto de lujo “Camba Caro”, Arturo Saucedo Landa, un puntero de­re­cho al mejor estilo de Jair o Housemann. Los orientales eran los grandes candidatos a ganar el primer título de la Liga y así lo confirmaron cuando llegaron a la final del certamen, precisamente contra The Stron­gest.

En la parte final del certamen ju­ga­ron los dos planteles, dejando en el camino, entre otros, a Bolívar y Wilstermann. La modalidad de la final fue de a lo mejor tres partidos; en el primero en La Paz ganó el Tigre y en el segundo en la ciudad de Santa Cruz se impuso Oriente; había que jugar una final para saber quién era el campeón. El favoritismo de los verdes se hizo más evidente cuando Luis Galarza decidió, en forma por demás sorpresiva, no jugar ese cotejo anunciando que se iba a Asunción a pasar las va­ca­cio­nes. Galarza era pilar de la defensa y hasta hoy nadie entiende el por qué de su determinación de irse antes del cotejo final. Fue entonces que apareció la esmirriada figura de José Reinoso, que casi nunca jugaba y tenía un sitio asegurado en la banca de suplentes, durante gran parte de los encuentros, salvo que Galarza estuviese lesionado. Hubo que ponerlo porque no había otro, pero el destino le tenía pre­pa­rado al nada famoso arquero de The Strongest un lugar en la historia grande del club.

La noche de la definición, el des­co­nocido José Reinoso atajó todo lo que había que atajar. Allá va Ro­me­ro, deja en el camino, tendidos en el suelo, a tres de­fen­so­res que se “comieron sus ama­gues,” nada pue­de detener el dos a uno a favor de Oriente… Nadie, excepto Reinoso que le pellizca la pelota y la manda al córner. Ese misil de Miguel Aguilar que se va al ángulo, allí donde duer­men las arañas, donde no llegan los ar­que­ros va a ser el dos a uno a favor de los cruceños, salvo que… Reinoso haga lo increíble. En una volada de Superman el largo brazo del arquero le da la extensión para desviar el esférico. Aguilar se queda con la boca abierta, habría preferido que jugara Galarza, diría después del encuentro.

“Camba Caro”, des­de la punta de­re­cha, ha dejado a todos los ati­gra­dos regados en el terreno de juego, ya está en el área chica y, ahora sí, el dos a uno es in­mi­nen­te, a no ser que… Reinoso ataje esta más, le quita la pelota y sale jugando rá­pi­da­mente, menos de 30 segundos después The Stron­gest está fes­te­jando el dos a uno que lo pone a un paso del título. Y luego vendría el tres a uno, obra del “Zorro” Luis Fernando Bastida.

Fue la noche de Reinoso, para qué contar que siguió atajando como nunca. Fue su noche, después, na­die supo dar razón de él como ju­ga­dor, se perdió, pero tuvo su noche de gloria.

DATOS Y APUNTES

MAURICIO, EL HÉROE

Mauricio Sahonero tenía un sueño. Ganar un título con equi­po grande. Desde que apareció en el puesto de arquero en el Hiska Nacional de la tercera división del fútbol paceño, es­tu­vo mar­ca­do por aquel sueño, que un buen día, dejando de ser su­plen­te en el pórtico de The Stron­gest, saltó a la cancha para ver hecho rea­lidad. Fue en el partido contra Oriente Pe­tro­lero, en la ciudad de Co­cha­bam­ba, en una más de las de­fi­ni­cio­nes de la Liga. Sahonero le atajó el penal de­fi­nitivo a Erwin Sán­chez y fue el héroe de la noche.

LA FLECHA ANDINA

En 1943, el en­tonces poderoso At­lan­ta, de Buenos Aires, se presentó en La Paz para en­fren­tar a The Strongest. Los dirigentes del “Bohemio”, como se conoce a este club, ob­ser­va­ron en acción al arquero bo­liviano Vicente Arraya y se lo llevaron consigo. Fue el primer futbolista boliviano, apodado “La Flecha Andina”, que actuó en un club extranjero. Durante tres temporadas, el guar­da­va­llas lució sus condiciones en filas “auriazules” con muy bue­nos resultados. Arraya fue un adelantado a su tiempo.

SPIDERMAN FUE “SANTO”

Eran los inicios de la Liga. Fal­taba un clasificado para la fase final y se jugó en Cochabamba, cuando no, un triangular cla­si­ficatorio entre San José, Blooming y The Strongest. El equipo de La Paz necesitaba ganar al orureño para conseguir su objetivo y aunque en el ca­mi­no apareció Spidermann con el nom­bre terráqueo de Luis Emi­lio Ludueña, los “gual­di­ne­gros” debieron esforzarse al máximo para ganar por dos a uno y el “Tigre” pudo avanzar a la final del primer tor­neo de la Liga, que ganaron.

 
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