Por la pérdida de un celular

Conscripto denuncia que fue torturado



EL COSCRIPTO QUE DENUNCIÓ HABER SIDO TORTURADO EN INSTALACIONES DE UNA UNIDAD MILITAR DE EL ALTO.

Postrado en una de las camas de la Unidad de Emergencias del Hospital de Clínicas, Álvaro Danilo S. de 19 años, conscripto que presta servicio en el Comando de Aviación del Ejército de El Alto, contó cómo fue víctima de “torturas” de parte sus superiores a consecuencia de la pérdida de un celular.

De acuerdo con el relato que brindó a Erbol, la pérdida del celular se produjo el pasado viernes, sindicación que no lograron comprobarle y en el intento de que “confiese” lo sometieron a una serie de “castigos”, que incluso derivaron en descargas eléctricas en su cuerpo.

El soldado fue rescatado del cuartel por sus familiares, que tuvieron que recurrir a mentiras para que los militares lo dejen salir. El domingo fue internado en el Hospital de Clínicas de la ciudad de La Paz. El caso ya es de conocimiento de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen y de la Defensoría del Pueblo.

El conscripto contó que desde su cama en Emergencias logró comunicarse con Erbol y contar lo que le sucedió.

“La mañana del viernes, a las 06.00 horas, aproximadamente, se perdió un celular en el pabellón y hemos buscado (el teléfono) con todos mis camaradas y no encontramos nada, pero cuando los instructores, sargentos y tenientes vinieron a revisar, han encontrado el celular en mi bota y la pantalla ya estaba rota, todo arruinado. Y me culparon a mí”, contó.

Luego sostuvo que en reiteradas oportunidades afirmó que no era el responsable de la pérdida del celular, “soy de una familia humilde pero con valores inculcados por mi madre”.

“Me hicieron sacar toda la ropa, me desnudaron, luego me hicieron arrastrar en la tierra y como yo ya estaba lastimado, me puse de pie y un sargento me volvió a pisar. Después, como yo les seguía repitiendo que yo no había robado, me hicieron parar desnudo y me echaron un balde de agua fría. Luego me seguían pidiendo que de una vez confiese o sino iba ser peor, entonces yo repetía y repetía que no era ningún ladrón y que no había robado”, afirmó.

Luego contó que vio cómo se reunieron otros suboficiales y sargentos y le preguntaron si iba a hablar a lo que repuso. “No tenía nada que hablar porque no había robado nada. Entonces un suboficial dijo: ‘ya, vayan a traer la batería del auto, a este le vamos hacer hablar a la fuerza’. Ahí yo me asusté y empecé a llorar, les dije que me dejen por favor, que no robé, pero no me hacían caso, tampoco me dejaban explicarles nada más”.

“Me agarraron, amarraron mis manos con trapos, conectaron los cables a la batería del auto y me electrocutaron tres veces, no sé si ahí perdí el conocimiento, pero no me acuerdo. Pero mi cuerpo ya no se podía mover, sentía como si mi corazón estuviera temblando y ya no podía respirar con normalidad”.

Posteriormente contó que, los oficiales en su intención de obtener la confesión, lo ataron a la nariz de un avión semidesnudo y lo tuvieron hasta la madrugada. Luego le obligaron a limpiar y barrer todo el cuartel. “Si me quejaba iba ser peor. Qué pruebas va existir si nosotros manejamos todo, así me dijeron”.

El sábado logró que sus familiares lo saquen con engaños y llevaron hasta la fuerza anticrimen para denunciar este hecho. “Me tomaron fotos, donde estoy con mi cuerpo golpeado  y tengo las marcas de los toques eléctricos”.

 
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