25 años de la caída del Muro de Berlín

Edgar Ruiz Botello


El 13 de agosto de 1961 se inicia a cargo de la ex Unión Soviética, la construcción del Muro, rodeando a Berlín capitalista, con alambre de púas, para evitar que los habitantes de la Alemania Oriental huyan hacia la Berlín pro occidental. El 9 de noviembre de 1989 cae finalmente el Muro de Berlín. Foto Internet.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, es así que este año se recuerdan 25 años de este acontecimiento muy importante para la humanidad entera.

El Muro de Berlín puede ser analizado desde muchos puntos de vista y dicen que “todo depende del color del cristal con que se vean las cosas”. El análisis siguiente es como lo ve el autor.

Recordemos que cuando empieza la Segunda Guerra Mundial, el nazismo alemán se especializa en la persecución de los judíos muy especialmente dentro de Alemania y luego en toda Europa. El plan de aniquilamiento de cerca de 6 millones de judíos seguramente fue muy bien planeado a la cabeza de Adolfo Hitler y otros de sus estrechos colaboradores. Para hallar las causas de este odio desenfrenado existen muchas teorías. Claro está también que existen personas que no creen en este aniquilamiento y que mencionan que todo fue inventado.

En la persecución ayudaron de sobremanera la denominada “SS” y la “GESTAPO. Se acabó con cerca de 6 millones de vidas judías en los campos de concentración y exterminio, minuciosamente construidos para tal efecto, donde se indi-ca que se colocaban a los judíos en cámaras de gas tóxico y venenoso, para luego enterrar los cuerpos en fosas comunes o finalmente quemar los cadáveres en hornos crematorios. Se señala que la Iglesia Católica sabía de todo esto y que no dio la alarma mundial para condenar a los asesinos del nazismo hitleriano. Pero debemos recordar que los medios de comu-nicación estaban poco avanzados y la forma de comunicar al Mundo estos asesinatos de los judíos no era fácil y por otra parte habrían bastado unos cuantos aviones de la fuerza aérea alemana para bombardear y destruir las sedes de la Iglesia Católica y asesinar a sus principales autoridades, como el bom-bardeo realizado sobre España por Alemania en la Guerra Civil Española. Seguramente así habría procedido Hitler.

Recordemos que durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania invade Francia y otros países, bombardea In-glaterra y avanza sobre la Unión Soviética, existiendo millones de muertos en todos los bandos rivales alemanes.

La Segunda Guerra Mun-dial llega a su fin en 1945. El 30 de abril de 1945 (fecha celebrada por algunos amantes de la liber-tad mundial, incluido el autor), Hitler arrin-conado en su búnker, ya no teniendo sali-da, decide seguramente en un auto juicio muy breve, suicidarse, donde él fue el acu-sador, juez, jurado y verdugo. Se suicida, pero antes da las órdenes precisas de que su cadáver sea incinerado. En fin, si logró huir, el tiempo implacable acabó con el dictador. Dicen que nunca se logró encon-trar el cadáver de Hitler.

Una vez que Hitler desaparece, deja una “pesada herencia para los alemanes”, lle-gan a Alemania por el oeste los Aliados y por el este la ex Unión Soviética. Se deci-de el descuartizamiento de Alemania y Eu-ropa en general (Polonia, Hungría, Checo-eslovaquia, Yugoeslavia, etc.). La repartija es entre, por una parte los Aliados y por el otro los soviéticos.

Berlín la capital alemana es dividida, una parte para los Aliados y la otra para la ex Unión Soviética.

Apareció la Guerra Fría y la Cortina de Hierro entre principalmente Estados Uni-dos y la ex Unión Soviética. Berlín se con-virtió en un gigantesco tablero de ajedrez.

460.000 alemanes lograron salir antes de la construcción del Muro de Berlín (13 de agosto de 1961). Quedaron 2 millones de alemanes dentro de Berlín Oriental en manos de los soviéticos.

El 13 de agosto de 1961 se inicia, a car-go de la ex Unión Soviética, la construc-ción del Muro de Berlín (rodeando a la Ber-lín capitalista), se comienza con un alam- bre de púas, para evitar que los habitantes de la Alemania Oriental huyan hacia Berlín pro occidental. El 15 de agosto de 1961, uno de los guardias del Muro, es el primero en salir de Berlín Oriental hacia la Occi-dental, para tal efecto no tiene muchos problemas, da un simple salto sobre el alambrado de púas que tenía en ese ins-tante solo 40 centímetros de altura en ese punto. Algunas ventanas de Berlín Orien-tal, daban hacia Berlín Occidental; luego estas ventanas son clausuradas. Se re-fuerza aún más el Muro, se colocan alam-brados de púas aún más altos, torres de vigilancia, cables de alarma, cercas con electricidad, una barrera de aproximada-mente 10 metros de ancho cubierta de arena, donde los pasos de los que pudie-sen huir quedaban claramente marcados. Pasa el tiempo y un alemán de Berlín Oriental logra huir en un carro de asalto. Entonces se construyen muros en “L” de 3 toneladas de peso y así ningún carro de asalto más logra huir.

En un inicio el Muro tenía 156 kilómetros de largo, 30.000 soldados lo vigilaban y las paredes eran de concreto. La policía de la Alemania Oriental era la STASI y el presi-dente de la Alemania Oriental era Honeker. Finalmente el Muro logró tener 900 kiló-metros de largo. Tenía minas tipo 66 del tamaño de platos, armas automáticas co-nectadas. Ambas alemanias se convierten en vitrinas en 1965 tratando de vender al mundo su producto, el “socialismo” o el “capitalismo” (¿habrá alguna diferencia en relación a las matanzas que producen?). Recordemos con algo de co-micidad, que en 1989 tam-bién se producen cambios en la Unión Soviética, no pu-diendo los soviéticos sopor-tar más el “soñado socialis-mo”, que ellos mismos se habían autoimpuesto, final-mente arrojan la toalla y abandonan la forma de vida paradisiaca (celestial).

El control del Muro, se dice requería 500 millones de dólares anuales de manuten-ción y vigilancia.

Las preguntas serían: ¿Por qué no se dejaba salir de Berlín Oriental a los alema-nes que así lo deseaban?. ¿Eran prisioneros de guerra? ¿Los soviéticos se creían dueños de la vida de los ale-manes orientales? Se decía que en la Alemania Oriental se necesitaban a los alema-nes orientales para trabajar. ¿No habría sido una solución dejarlos huir y transpor-tar a los “muy trabajadores” ex soviéticos para que trabajen en la Alemania Orien-tal?.

Si los soviéticos deseaban estar aisla-dos tras un muro, solo tenían que pedir una colaboración y todo el Mundo hubiese enviado cemento para construir un gran muro de cientos de metros de altura, infranqueable, alrededor de ellos para siempre.

También con algo de comicidad, recor-demos que en esos tiempo algunos que no faltan, deciden copiar el “método del aislamiento” en un país de Latinoamérica, en este caso en lugar del muro tenían el mar en el cual murieron varios llamados “balseros”, que trataron y tratan de huir de este régimen socialista.

¿Los alemanes orientales que observa-ban las cercas de púas que les habían puesto los soviéticos, no habrán recordado esas púas como los alambrados que ellos habían puesto contra los judíos en los campos de concentración nazis?.

Hubieron aproximadamente 200 perso-nas que trataron de atravesar el muro y fueron muertos por órdenes soviéticas. Así se tenían 130 cruces blancas en los alrededores del Muro.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín sin disparar un solo tiro, bajo la mirada atónita de los soldados encargados de su vigilancia. Así se produjo la “Reunifi-cación Alemana”, transportándose nueva-mente la capital alemana a Berlín. Existen muchas personas que aún extrañan y añoran el Muro y desean que vuelva, a las cuales se les debería obsequiar un pedazo de éste Muro bañado con algunas gotas de sangre de las personas que trataron de atravesarlo y murieron.

Varios de los actores que movieron las piezas de ajedrez o los hilos del conflicto alrededor del Muro de Berlín, en la actua-lidad ya fallecieron y paradójicamente in-gresaron al que tal vez es el único comu-nismo que existe, “la muerte física del hombre”, donde finalmente no importa su condición en la Tierra, cada uno pasa a descomponerse en oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y carbono, entre otros, siempre seguramente esperando la resurrección de la carne y la vida eterna. Ojalá así sea solo en el caso de algunos, porque otros no merecen ni siquiera resucitar, como es el caso de Hitler, otros nazis y los soviéticos que construyeron y manejaron el Muro de Berlín, los cuales, como dice el dicho, “para no correr riesgos deben ser envene-nados con gas, momificados, cremados, enterrados...”, “por los siglos de los siglos”. Así debería ser.

www.ensayosedgarruiz.blogspot.com

 
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