El Estado funcional moderno

Bolivia no desea fuerzas únicas con competidores unilaterales, quienes se imponen y benefician con la marcha del aparato estatal; peor aún, el Estado no es el resultado de enfrentamientos electoreros, de representaciones, creencias o filosofías. Adviértase que el Estado se presenta dentro de la sociedad como un instrumento calificado para hacer respetar los imperativos sociales.

TIEMPO AL TIEMPO

Se ha dado tiempo al tiempo; estamos al punto cero. Lo acontecido el domingo 29 de marzo fue un fuerte sacudón en la vida política después de 9 años. Todas las cartas fueron lanzadas sobre la mesa; sin embargo se ha comprobado que hay gente que interviene muy bien en debates, aborda temas con la prensa, conoce bien los problemas locales, regionales y además cree en las virtudes de una gestión racional del Poder.

Faltaba este hecho inconfundible de profesionalismo y normalidad. Ahora se siente y existe una buena barrera en las campañas que evita ganar de elección en elección. No hay lugar para la instalación de una fuerza única permanente; entonces, fácilmente podríamos ver un cataclismo en las próximas presidenciales. La trampa cae sobre los mismos actores, ellos lo saben muy bien; pues, el Estado Funcional moderno procede directamente de las estructuras sociales existentes, como se pudo observar con las elecciones subnacionales del domingo 29 de marzo de 2015 que dejaron buenas enseñanzas, con líderes aymaras, principalmente. Consiguientemente, el Estado Funcional Moderno toma en cuenta las exigencias objetivas que suponen el buen funcionamiento de la sociedad.

SE INICIA UNA NUEVA ETAPA

¿Ahora se trabajará sólo con los municipios del MAS? ¿Se insistirá en proponer candidatos? ¿Se creerá en que hay discriminación contra una mujer originaria? La arbitrariedad pone en riesgo la orientación política y económica del país, lo cual deberá cambiar sin duda. No hay nada definido e inmutable.

Lejos de mitos y de misterios, Bolivia debe ocuparse de la gestión para controlar su propia evolución. Cumplir con la ley, trabajar sólo en las competencias asignadas para lograr que la nación cuente con la finalidad del Poder: Lo que representa eliminar la lucha de la actividad política con la designación de personas; al contrario, debemos concentrar nuestras energías sobre la gestión. En esta perspectiva, el Estado, sin ser un premio para rivalidades de las fuerzas políticas se convierte en un instrumento, mediante el cual, la sociedad asegura su regulación, conforme a los objetivos del desarrollo, crecimiento y expansión que polariza su dinamismo. De esta manera, sistematizo un cierto número de fenómenos que vivimos y que me permite evaluar las incidencias eventuales predominantes sobre la idea del Estado.

Así resulte difícil de comprensión, pero por hoy basta decir que el Estado Funcional Moderno es un Poder que tiene funciones que cumplir dentro de la sociedad, donde la estructura social de la cual dispone tiene en él sus objetivos consagrados que deben inspirar su acción con total independencia de los otros órganos del Estado.