Retazos
José Carlos García Fajardo
Abderramán III, primer califa de Córdova, fue una de las persona-lidades más importantes de todos los tiempos. Vivió en medio de un gran lujo y rodeado de las mentas más claras de su tiempo. Al final de su vida, en 961, hizo venir junto a su lecho de muerte a su hijo y heredero, Alhakem II, y le confió con un inmenso cansancio:
- He vivido en medio de la gloria y de la riqueza, he vencido en mil guerras y muero en mi lecho rodeado de respeto, la admiración y el temor de muchos reyes. Pero, en mis 70 años de vida, sólo recuer-do seis días de felicidad. No lo olvides.
-¡Imán de todos los creyentes, no lo olvidaré y pediré a mi esclavo, Sergei, que me lo recuerde cada día!
Sergei se lo recordaba cada amanecer, al descorrerle las cortinas de brocado para dar paso al nuevo día.
-Tu padre sólo conoció seis días de felicidad seguidos. ¡Vive a tope, Conduc-tor de los creyentes!
-Mi padre no dijo eso, Sergei.
-Mira, gran Señor, en mis largas corre-rías por China, los Maestros me enseña-ron que la felicidad no existe. Existen instantes de felicidad que hay que sabo-rear para que no se olviden y puedan acudir en los momentos de tribulación.
-¿Qué hacer Sergei? ¿Cómo conducir-me? He dejado el gobierno en manos de mis visires y me dedico a la contempla-ción, a las artes y a la poesía.
-¡Feliz tú, que puedes! Aún así, procura que dure más la sensación de felicidad que poner interés en ser tan feliz.
-Sí, lo que importa es el equilibrio.
¡Vamos a Medina Azahra que, mientras yo contemplo, tú te entretienes con los alcorques.
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