Macacha se perdió

Ayer, cumpliendo con mis obligaciones periodísticas estuve en la famosa Entrada del Gran Poder, ya que mi reportera Macacha me pidió licencia con el fin de cumplir con su obligación de creyente, pues ha prometido a la milagrosa imagen bailar en estas fechas hasta que el señor Evo permanezca en el sillón presidencial, que ya tiene marcadas sus huellas posteriores.

Como ya no estoy para esos trotes folclóricos, pues lo único que bailo es “el bolonchón, ritmo que se acomoda en mi colchón”, me dediqué a observar el comportamiento rítmico de las bailarinas, que es mucho más interesante que el de sus parejas o acompañantes.

Ya algo ahíto de observar algas y nalgas no marinas me acerqué a un policía de baja graduación y regular graduación alcohólica para preguntarle a qué hora y cuándo aparecería en la famosa Entrada el verdadero Gran Poder, pregunta que no comprendió el uniformado, explicándole con paciencia que el verdadero Gran Poder no es el de los grupos folclóricos que danzan, beben, y se alegran, sino el conjunto de gobernantes que manejan los hilos de nuestro Estado Plurinacional y Folclórico. El sencillo gendarme no me pudo responder y fue una cholita espectadora quien me dijo: “Sólo ha venido a la Entrada un equipo de suplentes, pues el presidente Evo y sus principales ministros están entregando al ciudadano peruano a las autoridades de ese país y en mano propia”. Noticia que me regocijó.

De pronto recordé que mi reportera se hallaba bailando con los miembros de la fraternidad folclórica “Los negritos simpáticos de Potopoto” y que yo tenía cierta obligación moral de asistirla, ayudarla y controlarla.

Busqué mi grupo folclórico y la traviesa cholita cochabambina se había marchado con grupos desconocidos.

¿Cómo encontrar a una cholita entre millares de cholitas que bailan, beben y se divierten, dizque en honor del milagroso Señor Jesús del Gran Poder…? Utilicé teléfonos de urgencia para casos tan dramáticos, pero no pude conseguir respuesta alguna que pudiera tranquilizarme, y hoy no tengo noticias del paradero de Macacha, cholita nacida en Quillacollo.

Vecinos de la zona de Chijini han tratado de tranquilizarme diciéndome: “No se desespere, señor Paulovich, la cholita va a aparecer en cualquier momento y nuevamente la tendrá usted a su servicio como su principal reportera; ella reaparecerá porque “la que es fina, vuelve”.

Yo sigo en la zona del Gran Poder desde ayer sábado y permaneceré aquí, bebiendo y bailando un poco hasta que reaparezca mi singular comadre, quien al iniciarse esta gran festividad me dijo con la nobleza y generosidad que la caracteriza: “No se preocupe de platita, compadre, porque ya he dispuesto un nuevo crédito de cinco mil dólares para usted, para mí, y para nuestro Señor Jesús del Gran Poder…”.

Esta es una de esas cosillas que le suceden a un caballero como yo que no sabe cuidar a su cholita benefactora. Todo sea por el Señor Jesús del Gran Poder.