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Empobrecimiento de la clase media de EEUU

• Coloca en riesgos al trabajo productivo en América Latina


La clase media mexicana ha crecido gracias al trabajo creado por empresas que tienen su principal mercado en EEUU.
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¿Por qué deben preocuparse las familias de la floreciente clase media en Guanajuato, México, de las penurias económicas que sufren familias estadounidenses de una clase media que se desploma en Cleveland o Cincinnati?

Pues porque sus destinos pueden estar más entrelazados que nunca. La prosperidad económica de muchas de esas familias mexicanas, y de muchas otras en América Latina, depende de trabajar para fábricas que exportan a Estados Unidos.

Y el comportamiento de esas exportaciones puede a su vez depender de cómo se sienten financieramente -y por ende, de cómo votaran en las elecciones de noviembre- sus contrapartes estadounidenses.

Pero además, el apoyo al libre comercio está desapareciendo del lenguaje de muchos dirigentes en esa nación.

Una combinación de problemas económicos de los trabajadores estadounidenses y el surgimiento del fenómeno político de Donald Trump, amenaza con sentirse en muchos barrios de clase media en México y otros países latinoamericanos dependientes de las exportaciones al norte.

Y naciones como Colombia, Perú y varios otros podrían tener que enfrentar llamados desde partes de la sociedad estadounidense a revisar la conveniencia de sus acuerdos comerciales.

El virtual aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, propuso que Estados Unidos salga del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN), que calificó como el “peor de la historia” del país.

En un discurso en Monessen (Pensilvania), Trump criticó duramente al expresidente Bill Clinton, quien firmó el acuerdo alcanzado entre EUA, México y Canadá; y a su esposa, su actual rival demócrata en la carrera hacia la Presidencia, Hillary Clinton, por apoyar ese tratado.

Trump dijo que, en caso de que llegue a la Casa Blanca, tratará primero de renegociar las condiciones del TLCAN con ambos países, “para conseguir un mejor trato” para los trabajadores estadounidenses, pero en caso de no lograrlo, invocará “el artículo 2205 del TLCAN” por el que EUA “notificará que tiene la intención de retirarse del acuerdo”.

UNA NUEVA DETROIT

La industria automotriz mexicana es un muy buen ejemplo. La misma experimenta un auge que ha creado más de 100.000 empleos nuevos en todo el país desde 2010, en sitios como Guanajuato, muchos de ellos bien pagados.

Es una tendencia que ha permitido el fortalecimiento de una clase media en un país como México, donde tradicionalmente la polarización entre ricos y pobres ha sido la norma. Y el dinero para estas fábricas mexicanas viene principalmente de Estados Unidos.

Apenas en abril pasado, Ford anunció, por ejemplo, la construcción de una nueva planta en San Luis Potosí, a un costo de US$1.600 millones. Y la razón principal por la que todo ese capital fluye a México es por el libre comercio.

Las factorías pueden exportar libremente a Estados Unidos los miles de autos que producen en México, lo que ha hecho que el país construya más automóviles que Detroit y que la industria automotriz mexicana sea tal vez la vitrina más optimista del impacto del libre comercio en ese país.

LA NUEVA VARIABLE

Todo esto podría cambiar con Donald Trump, quien califica al tratado de libre comercio con México y Canadá como “el peor de la historia”. Un mensaje que cala entre su electorado clave: los obreros blancos estadounidenses.

Hace un par de décadas ellos podían aspirar con confianza a ser parte de la clase media de su país, pero ahora muchos luchan para no caer en la pobreza. Y ven en el libre comercio una amenaza frontal a sus intereses.

La clase media es ahora más pequeña en Estados Unidos. Según un estudio del Centro Pew, un organismo privado de investigación estadounidense, ha caído de ser el 61% de la población total en 1951, al 50% en nuestros días.

SIN APOYO POLÍTICO

Ya ha sido bien documentada la importancia de este fenómeno para explicar el surgimiento de la candidatura presidencial de Trump como una especie de voto protesta por los blancos que se han ido quedando atrás en el escalafón económico estadounidense.

Y ahora este escenario político hace que en Estados Unidos se debilite, a un nivel no presenciado antes, el respaldo que Washington ofrece a un sistema económico global de libre comercio, que si bien es frecuentemente criticado, ha ayudado a generar la riqueza en la que surgen las clases medias de muchas naciones en desarrollo.

Este viernes el columnista del The New York Times David Brooks apuntaba a que, por primera vez en la historia contemporánea, el candidato oficial del partido republicano estadounidense está en contra del libre comercio.

Donald Trump amenaza con cancelar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. Y prácticamente anticipa una guerra comercial con China. Su contrincante en el partido Demócrata, Hillary Clinton, no llega a esos extremos.

Pero anuncia sin embargo su profunda desconfianza hacia nuevos tratados de libre comercio, los mismos que Bernie Sanders, desde el ala más izquierdista del partido, descalifica como herramientas de los multimillonarios para explotar a los pobres del país.

DISCURSO EN ALZA

Ese discurso está calando en las masas. Un estudio recientemente publicado por el Instituto Brookings dice que el 69% de los seguidores de Trump, e incluso un 49% de los simpatizantes del partido demócrata, piensan que los tratados de libre comercio son negativos para el país. Solo el 45% de los demócratas, y apenas 41% de la población general, los apoyan.

Las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos apuntan a un recrudecimiento de esas tendencias. Especialmente si Donald Trump llega al poder, una renegociación del libre comercio con México y otros países latinoamericanos pueden estar en camino.

OPORTUNIDAD

No todos los expertos ven esto necesariamente como una mala cosa. “Es una oportunidad, no una amenaza. El TLC fue negociado cuando nadie tenía en el radar a China, al cambio climático, la crisis financiera o la desigualdad”, le dice a BBC Mundo Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston.

“El problema es que no tenemos un buen molde para un tratado del siglo 21 que permita el crecimiento balanceado de una manera ambientalmente sensata y socialmente inclusiva”, alega.

Pero otros ven efectos negativos más serios en la actual discusión política estadounidense sobre el libre comercio.

“Lo que los negocios necesitan realmente es estabilidad” sostiene a BBC Mundo Eric Verhoogen, profesor y director del programa de investigación en el Centro Internacional para el Crecimiento, Universidad de Columbia.

“El mayor inconveniente de las amenazas de renegociar el TLC no es tanto que los aranceles estadounidenses se incrementen a los niveles existentes antes del TLC, sino que están introduciendo incertidumbre sobre el régimen normativo en el que operan los exportadores mexicanos”. Incertidumbre que podría frenar decisiones de inversión.

Lo que será una mala noticia para muchas de las familias de México y otras partes del continente que han prosperado junto con las fábricas exportadoras de manufacturas a Estados Unidos.

SALARIOS ESTANCADOS

Casi seis millones de empleos se perdieron en el sector manufacturero de Estados Unidos 1999-2011. Los salarios han permanecido estancados mientras que los ingresos del uno por ciento superiores de los estadounidenses se han disparado.

Con o sin razón, muchos estadounidenses culpan a estos problemas en la política comercial de Estados Unidos y los TLC.

La desventaja de los acuerdos comerciales se ha destacado por los economistas como Joseph Stiglitz y por los sindicatos y las ONG. Pero los beneficios de “libre comercio” se han promocionado por casi todos los economistas y periodistas.

Recientemente, sin embargo, los medios del establishment han publicado muchos artículos sobre el colapso del apoyo popular para el libre comercio de los EE.UU.:

Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro, señaló que “una revuelta contra la integración global está en marcha en el Oeste”. La razón principal es una sensación “de que se trata de un proyecto llevado a cabo por las élites para las élites con poca consideración por los intereses de la gente común”.

UN FUTURO NADA FÁCIL

En este contexto el futuro no luce nada fácil, hay señales preocupantes de que una parte de la clase media está en riesgo de sucumbir al empobrecimiento, como resultado del estancamiento económico, y de los altos niveles de desempleo que persisten, observó la economista y socióloga Marcia Rivera, durante su participación en la Primera Cumbre sobre la Erradicación de la Pobreza en Puerto Rico.

Rivera también expresó preocupación en torno a los envejecientes, y la reducción poblacional progresiva durante esta última década.

Además, prevé que ante el endeudamiento que enfrente el gobierno de Estados Unidos, se experimenten recortes en ayudas federales a partir de enero 2014.

“Estamos definitivamente inmersos en una crisis compleja, profunda, multidimensional y multifactorial, resultado de no haber evaluado y modificado rumbos cuando era necesario hacerlo”, sostuvo la economista.

Texto de la Redacción de la BBC de Londres

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