Meses de angustia y noticias terribles

Para un primer final sobre la catástrofe que viven El Alto y La Paz, en relación con la falta de agua, las dos ciudades más pobladas del país, las cuales además tienen la cabeza política del país, a continuación hago una revisión muy ajustada de los principales titulares en la prensa de los últimos meses.

Todo parece comenzar con la desecación del Poopó. En una nota de EL DIARIO, diciembre 17 de 2015: “Durante diez años no se tomó en serio caso del lago Poopó”. En enero de 2016, otro titular de EL DIARIO, “cheques robados estaban destinados a salvar el Poopó”. Un matutino local el 20 de diciembre de 2015 ofrece una nota muy esclarecedora: “Los desvíos en el Desaguadero son la principal causa de la muerte del Poopó”. Debajo de ella “los uru muratos a punto de desaparecer junto con el lago”. Esto es, hubo una mezcla de trastorno ambiental, con problemas de gestión administrativa que desembocan en la muerte del segundo lago importante en nuestro altiplano y el discurso indigenista queda como mera retórica.

En julio de 2016, EL DIARIO decía: “Omereque en emergencia por falta de agua en sembradíos”, con notas al margen: el río Mizque está seco desde abril, poco después de la temporada de lluvias, y: los agricultores informaron a medios locales que deben caminar hasta 15 Km para conseguir agua. Otro titular sobre Cochabamba: Temen que emergencia por agua se vuelva un desastre, lo cual se manifestó en la Cumbre del Agua conformada por siete municipios de la región metropolitana de Kanata. Aquí se expresó el temor de que la crisis se agrave tras una inspección a la represa de Misicuni que debía estar concluida en 2012 (¿pequeña demora?). “Los alcaldes de los siete municipios que conforman la región metropolitana de Kanata confían en el proyecto Misicuni para resolver el problema de desabastecimiento del líquido elemento en Cochabamba. PERO la nueva fecha estimada para concluir el embalse sería el 2017. Nuevamente un problema de fallas de gestión, para un proyecto con larga gestación.

En la misma página se lee la noticia: “Sequía acabó con las ovejas en tres municipios de Potosí”.

En diciembre de 2015, EL DIARIO titulaba una nota: “Preocupa disminución de lagunas en Tajzara”, seguía: “si no llueve en dos o tres semana más podemos decir que las lagunas (tres) corren el riesgo de desaparecer y con ello las aves y peces que hay en el lugar. Tenemos una enorme preocupación porque las lagunas son las principales fuentes de irrigación de la zona alta”.

Pero el oriente boliviano no está libre de problemas, a mediados de este año un titular de EL DIARIO expresaba: “sequía diezma 100.000 hectáreas de cultivos de soya en Santa Cruz” y prosigue: “muchos productores de alimentos en Santa Cruz no acaban de salir de los magros resultados obtenidos en la campaña de verano 2015-2016”.

Luego viene la cereza en la torta, las ciudades de La Paz y El Alto se ven enfrentadas a la realidad de que las represas que les proveen de agua están con niveles muy bajos de reserva, en el mes de noviembre entre un 5 a 8 por ciento.

Todo ello simplemente refleja que frente a lo que sucedía desde el año pasado en los otros departamentos, repentinamente se establece un sistema de racionamiento, a 94 barrios de la ciudad, lo cual claramente determina las largas colas que se ve en los diferentes barrios para recibir un poco que se distribuye mediante cisternas. Todo debido a que las principales autoridades no estaban informadas de este problema. Algo bastante extraño.

Habrá que ver muy pronto cómo se encara el conjunto del problema que, como bien se dice, es asunto de “vida o muerte”.