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Por Eduardo Franco Berton (RAI)

Sequía causa principal desastre en Reserva de Sama

• El incendio forestal destruyó 10.600 hectáreas de la Reserva Biológica Cordillera de Sama, una de las 22 áreas protegidas que tiene el país, en agosto de este año • Entre 2012 y 2015, el departamento de Tarija perdió 20.666 hectáreas de bosques, 17 558 fueron taladas ilegalmente


Expertos afirman que el incendio también ocasionará impactos en los recursos hídricos de la Cordillera de Sama.
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En los últimos días, la “Sucursal del Cielo”, como es conocida la ciudad de Tarija en Bolivia, vivió una pesadilla. Una densa humareda cubrió el cielo, las sirenas de los bomberos hacían eco por las calles y cientos de mensajes en redes sociales apelaban a la solidaridad de miles de chapacos (denominativo popular para el tarijeño). Se buscaba desesperadamente ayuda para atender un incendio forestal que estaba acabando con los bosques de la Cordillera de Sama.

“Tarija necesita de todos; ayudemos haciendo llegar agua embotellada hasta los regimientos militares, o Comité Cívico. ¡Fuerza Tarija!”, decía un mensaje de Carlos Sotelo, un ciudadano tarijeño que inició una cadena de ayuda entre la población. Otros reaccionaron acudiendo al lugar del incendio para ayudar a apagarlo.

Este fue el comienzo de los cinco días más largos que le tocó vivir a Tarija. Los incendios forestales arrasaron al final con 10.600 hectáreas de la Reserva Biológica Cordillera de Sama, una de las 22 áreas protegidas que tiene el país.

Efectivos militares, policiales y cientos de voluntarios civiles combatieron el fuego por tierra y aire, con las esperanzas de sofocar las llamas que se iban tragando miles de hectáreas de árboles y pastizales de la serranía de Sama. Pero las corrientes de viento jugaron en contra del equipo que atendía la emergencia y el incendio logró apagarse cinco días más tarde, el 13 de agosto.

El desastre lo provocó una quema de basura en una comunidad cercana, quema que se salió de control y cobró la vida de tres personas que murieron tratando de combatir el fuego. 1479 personas fueron atendidas en centros médicos y 3.000 familias de comunidades campesinas dedicadas a la agricultura y cría de animales domésticos, perdieron sus animales y cosechas.

Pero las pérdidas no solo fueron humanas. Miles de hectáreas de bosques se perdieron y los ecosistemas tardarán un buen tiempo en recuperarse.

En una entrevista con los medios de prensa, el director regional del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), José Yucra, indicó que el incendio forestal afectó el 10% de la totalidad de la superficie de la Reserva de Sama, que cuenta con 108.500 hectáreas.

“Es lamentable informar a la población que más de 10.600 hectáreas han sido quemadas por el fuego, esto ha causado un impacto negativo en el tema ambiental, se ha perdido la vida de muchos animales silvestres, domésticos, se degradó el suelo, hasta la misma agua no sabemos si va a estar contaminada”, indicó Yucra.

Zorros, venados, liebres y huaycos (una especie de venado que habita el lugar) son algunas de las especies que fueron afectadas por el fuego, aunque la lista es más larga, confirmó el funcionario del Sernap.

En los próximos días las autoridades realizarán un patrullaje para evaluar las consecuencias del incendio. Mientras tanto, Tarija ha sido declarada por el gobierno departamental como zona de desastre, lo que implica que los daños son considerables.

El Sernap tiene previsto conformar un equipo multidisciplinario de profesionales quienes llevarán a cabo una evaluación de los daños y establecerán las medidas necesarias para la recuperación de la Cordillera de Sama. Este equipo estará conformado sobre todo por ingenieros forestales, ambientales y biólogos.

Los pobladores de las comunidades aledañas afirmaron que las consecuencias del incendio se verán más adelante, cuando llegue la época de mayor sequía.

FUEGO VIEJO ENEMIGO DE SAMA

El fuego es un viejo enemigo de la Reserva de Sama. Durante el 19 y 21 de agosto del año 2002, esta misma área fue afectada por un incendio de mayor magnitud que consumió 18.000 hectáreas de su superficie. Las llamas llegaron a tan solo cuatro kilómetros de los barrios periféricos de la ciudad de Tarija, causando conmoción y pánico entre los pobladores. Aquella vez el fuego llegó hasta las zonas de pastoreo de las comunidades locales.

La Reserva Biológica Cordillera de Sama fue creada mediante Decreto Supremo N° 22721 el 30 de enero de 1991. Se extiende a través de los municipios de Yunchara, Méndez y Cercado, en la región oeste del departamento de Tarija. El área pertenece a la región biogeográfica Andina, y subregiones biogeográficas y ecosistemas de la Puna y Prepuna, valle seco interandino y bosque Boliviano-Tucumano.

La gradiente altitudinal de la Reserva, que oscila entre los 1.800 a 4.700 msnm, permite que su topografía se caracterice por abruptas pendientes, mesetas y lagunas altoandinas, brindándole una gran belleza escénica. El clima varía de frío a templado. Las precipitaciones van de un rango entre los 300 mm en la Pre puna a los 800 mm anuales en la Puna y valles, y los 1.300 mm en el bosque boliviano tucumano.

Sama es el hogar de una fauna silvestre muy importante para la conservación. Alberga a tres especies de flamencos andinos (Phoenicoparrus andinus), el cóndor andino, (Vultur gryphus), el puma (Felis concolor), la vicuña (Vicugna vicugna), la taruca o venado andino (Hippocamelus antisiensis), la vizcacha (Lagidium viscacia) y el gato andino o titi (Felis jacobita), que se encuentra en peligro crítico (CR), según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia.

Además del fuego, la reserva está amenazada por la extracción ilegal de madera, el sobrepastoreo de ovinos y la caza furtiva de vicuñas y aves acuáticas.

ÁREA VITAL PARA TARIJA

Uno de los aspectos de mayor importancia que tiene la Cordillera de Sama es su rol de captación de agua. En esta serranía se originan la cuenca del río La Victoria y del río Tolomosa, dos de las principales fuentes naturales de agua que abastecen a la población de la ciudad de Tarija y a unas 20 comunidades que se encuentran alrededor de ambos ríos. Según un estudio de valoración hidrológica de ambas cuencas, elaborado por la ONG Protección del Medio Ambiente de Tarija (Prometa), la reserva de Sama aporta al río La Victoria con 14.9 lt/seg/km y al río Tolomosa con 15.6 lt/seg/km.

Los investigadores afirman que el área es considerada una “fábrica de agua” para la ciudad de Tarija. Y esto se debe a que los suelos y vegetación de Sama tienen una alta capacidad de retención de la humedad que se produce en los meses de lluvia, entre noviembre y abril, permitiéndole tener una gran capacidad de regulación hídrica.

La investigación afirma que entre las funciones ambientales que brinda el área a la ciudad de Tarija y comunidades rurales aledañas, están la regulación de caudales hídricos, sedimentos y crecidas, el aprovisionamiento de agua para el consumo humano, la provisión de agua para la generación de energía eléctrica por el proyecto San Jacinto, la regulación del clima del valle central y la conservación de una notable diversidad de recursos genéticos.

Debido a la gravedad de la situación, la Cooperativa de Agua y Alcantarillado de Tarija (Cosaalt) pidió a la población tomar sus previsiones en el aprovisionamiento de agua.

Cosaalt manifestó que existía un riesgo inminente de que el fuego afecte en un 40% los caudales de dotación del servicio que dependen del río La Victoria.

La cuenca del río La Victoria está ubicada dentro de la Reserva de Sama, y cubre una superficie de 60,7 km2. Esta área es de protección estricta y no permite las actividades agrícolas ni ganaderas.

ALERTA DE INCENDIOS

Armando Rodríguez es un ingeniero forestal especialista en Sistemas de Información Geográfica (SIG) y es el responsable del Sistema de Monitoreo y Alerta Temprana de Riesgos de Incendios Forestales (Satrifo). Se trata de un programa de información geográfica que tiene la finalidad de brindar información útil y oportuna para la prevención y control de incendios forestales en Bolivia, desarrollado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).

Según Rodríguez, el Satrifo realiza evaluaciones en tres momentos: primero en la parte de prevención, que es antes de que suceda el evento, brindando información referente al riesgo; segundo realizando un seguimiento durante el suceso, que es cuando el fuego ya está en el bosque y es posible medir los focos de calor, así como el desplazamiento de este; y por último después del incendio, que es cuando ya ha pasado el fuego, para evaluar el daño que este ha ocasionado a la vegetación y biodiversidad.

“Finalmente toda esta información es incorporada para mejorar el modelo de riesgos y así se va aumentando la posibilidad de pronóstico’’, afirma Rodríguez.

En uno los informes que preparó a principios del mes de agosto, el Satrifo anunció que se venía un mes difícil por las condiciones de riesgo de incendios que iban de altas a extremas en gran parte del país, debido principalmente a la sequedad de la vegetación, los fuertes vientos y las altas temperaturas. “Se espera que estas condiciones sigan aumentando en los próximos días. Minimicemos los riesgos para prevenir incendios forestales’’, alertó la comunicación.

CONSECUENCIAS DEL FUEGO

Estudios afirman que una de las principales causas de desaparición de los bosques son los incendios forestales. Para Roberto Vides, doctor en biología y director ejecutivo de la Fundación para la Conservación del Bosque Seco Chiquitano (FCBC), los ecosistemas de la Serranía de Sama han evolucionado con pulsos de perturbaciones, cuya magnitud y frecuencia ha favorecido el incremento de la biodiversidad. Sin embargo, cuando esos pulsos se incrementan considerablemente, como ha sido el caso del reciente incendio, el impacto va en detrimento de la biodiversidad.

Lo que afirma Vides forma parte de la teoría de las perturbaciones intermedias del ecologista norteamericano Joseph Hurd Connell, la que sostiene que en los ecosistemas maduros la presencia de perturbaciones intermedias permite mantener niveles de riqueza de especies y de biodiversidad mayores a los que habría en ausencia de dichas perturbaciones.

Sin embargo, la teoría de Connell indica que cuando el fuego sucede de manera recurrente y en altas magnitudes sobre los ecosistemas, es considerado una perturbación grande, que destruye gran parte de la vegetación, disminuye la vida silvestre debido a la destrucción del hábitat, y da paso a la sucesión ecológica.

Para Vides, el incendio también ocasionará impactos en los recursos hídricos de la Cordillera de Sama, ya que al tratarse de zonas montañosas existirá un impacto en la capacidad de retención de agua de este ecosistema en la época de lluvia. ‘’El fuego en sí volatiliza los micronutrientes, además de los impactos en biodiversidad, y reduce la capacidad de infiltración. También, incrementa la escorrentía y la remoción de suelos, algo que va a generar impactos inclusive fuera del ecosistema, afectando la cuenca baja, una vez lleguen las próximas lluvias en Sama’’, explicó a Mongabay Latam.

VERDADERO CULPABLES DEL DESASTRE

Para la investigadora ambiental, Alicia Tejada Soruco, la verdadera responsable de este incendio es la sequía. Esta es causada, sostiene la experta, por la pérdida de humedad y los fuertes vientos, que son producto de la creciente deforestación que aqueja al país desde hace bastante tiempo. Tejada explica que la pérdida de bosque es una consecuencia de las políticas con visión agrarista, favorables a la agroindustria de monocultivos como la soya, las plantaciones de hoja de coca y los asentamientos humanos no planificados.

En febrero de 2017, la publicación Indicadores Ambientales de la División de Estadísticas de las Naciones Unidas (UNSD), incluyó a Bolivia en el séptimo puesto de entre los 10 países con mayor deforestación a nivel mundial. Según el estudio, el país pasó de tener 627 950 kilómetros cuadrados de área forestal en el año 1990 a 547 640 en 2015, reduciendo su superficie boscosa en más de 80 000 kilómetros cuadrados, es decir, 12 % menos que la superficie registrada en el año 90.

Por otra parte, según cifras oficiales de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), el país perdió más 325 000 hectáreas en el 2016 a causa de la deforestación. De esa superficie, el 64 % (209 783 hectáreas) fue producto de la tala ilegal.

Asimismo, según la ABT, el departamento de Tarija perdió 20.666 hectáreas de bosques a causa de la deforestación, entre los periodos 2012 y 2015. De esta cantidad, 17.558 hectáreas, es decir, el 84 % fue arrasado por taladores ilegales. (Mongabay)

 
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