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Ecuador

Una semana sin noticias de secuestro de periodistas

• Autoridades militares acusaron a FARC del hecho delictivo • Familiares de secuestrados pidieron que su caso no caiga en el olvido


MANIFESTACIONES QUE EXIGIERON AYER LA LIBERACIÓN DE LOS PERIODISTAS ECUATORIANOS.

Quito.- Ayer se cumplió una semana de la desaparición el pasado 26 de marzo de un equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio, secuestrado en la frontera de Ecuador y Colombia, y del que no han trascendido noticias, aunque los familiares revelaron durante el fin de semana los nombres de las víctimas.

El equipo, integrado por el periodista Javier Ortega, 32 años, el fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el conductor, Efraín Segarra, de 60, se había desplazado desde Quito a la provincia de Esmeraldas (noroeste) para recoger testimonios sobre la situación en la zona fronteriza, escenario de ataques contra fuerzas ecuatorianas atribuidos a grupos organizados armados residuales.

El pasado 27 de enero un coche bomba estalló frente al principal cuartel de la policía de San Lorenzo, en esa provincia, provocando heridas a 28 personas y daños materiales en infraestructuras.

AGRESIONES

Tras ese atentado se produjeron varias agresiones en el área de la divisoria en los que murieron tres infantes de marina ecuatorianos y al menos una decena resultaron heridos, y cuya autoría se presume igualmente a grupos armados relacionados con el narcotráfico y otras actividades delictivas que lo amparan.

Debido a la situación en la frontera norte, el Gobierno de Ecuador decidió el pasado miércoles ampliar el estado de excepción en los cantones San Lorenzo y Eloy Alfaro, de Esmeraldas, y anunció la creación de un Consejo de Seguridad Fronterizo.

El Ejecutivo ecuatoriano mantiene total discreción sobre las negociaciones que mantiene con los secuestradores del equipo periodístico, de las que solo ha trascendido que no han pedido rescate.

FUERZAS ARMADAS COLOMBIANAS

Aunque el Gobierno no se ha referido a ningún grupo en concreto, el comandante de las Fuerzas Militares colombianas, general Alberto Mejía, atribuyó la autoría del secuestro a disidentes de las FARC.

Desde su desaparición el pasado lunes grupos de periodistas, activistas, ciudadanos de toda índole y familiares, han realizado vigilias diarias en distintos puntos del país andino para pedir por su pronta liberación.

En los numerosos mensajes difundidos en redes sociales, se exige a los Gobiernos de Ecuador y Colombia que protejan a los desaparecidos y su captura es considerada como un ataque a la libertad de prensa.

La campaña “Nos faltan 3” ha cruzado fronteras y recibido el apoyo de numerosos profesionales de la información de todo el mundo.

FAMILIARES

En tanto, los familiares del equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio, secuestrados hace una semana en Esmeraldas, frontera con Colombia, han salido a la luz pública para visibilizar su caso e impedir que caiga en el olvido y se muestran “impacientes por recibir mayor información”.

“Realmente las autoridades no nos han confirmado ningún otro comunicado, además de la prueba de vida. Estamos impacientes porque necesitamos más información”, declaró ayer Alejandro Ortega, hermano del periodista que integra el equipo secuestrado y del que no tiene noticias desde hace siete días.

El Gobierno ecuatoriano confirmó su secuestro, del que apenas han trascendido detalles oficiales aparte de que se mantienen negociaciones con los captores, que no han pedido rescate.

Desde entonces, periodistas y ciudadanos de a pie se han sumado a las muestras de solidaridad para pedir su pronto regreso.

VIGILIAS DIARIAS

“De eso se tratan las vigilias diarias, para que vean que no están solos y si esto no sigue, el tema decaería y eso es lo que no queremos”, comentó Ortega.

Insistió en que las familias confían en que “las autoridades estén haciendo lo pertinente para que vengan sanos y salvos”, pero al mismo tiempo, mostró incertidumbre ante la falta de información en un proceso sobre el que las autoridades les están pidiendo discreción.

Recordó que su hermano solía despedirse diciendo: «Chao, ñaño (coloquialismo ecuatoriano para hermano), que te vaya bien» y dice que la familia está destrozada incluida una perrita, que echa en falta su presencia.

Describe las sensaciones que ha experimentado desde la ausencia como «dolor, zozobra, impotencia, incertidumbre, falta de sueño, la comida no entra como antes», por lo que los familiares reciben apoyo psicológico por parte de la Unidad Antisecuestros Y Extorsión (Unase) de la Policía Nacional.

IDENTIFICACIÓN DE VÍCTIMAS

Yadira Aguagallo, pareja del fotoperiodista Paúl Rivas, que conoció precisamente trabajando, pues ella también es periodista, explicó la razón por la que el domingo las familias se decidieron a hacer públicos los nombres de los capturados.

“Pasados siete días desde la confirmación del secuestro hemos considerado que ha pasado ese tiempo prudencial para no entorpecer las investigaciones y que es hora de que el país y la comunidad internacional sepan quiénes son estos tres ciudadanos ecuatorianos”, manifestó.

Cree que “no es un problema solo de la prensa o de los medios de comunicación, sino del país” porque los comunicadores acudieron a la región fronteriza precisamente para cubrir la inseguridad dominante desde hace dos meses.

MESURA

Trata de mostrar cierta mesura al asegurar que “lo que nosotros podemos decir es que sabemos que están bien” y que así se lo transmitieron las autoridades en la última reunión de crisis, el pasado sábado.

Precisó que lo último que se conoce de ellos ese lunes es que desayunaron y salieron del hotel de San Lorenzo con dirección a la población de Mataje y que atravesaron un retén policial tras lo que se les perdió la pista.

“Asimilar un secuestro es una cosa tremenda. Es una cosa que te choca terriblemente y las primeras sensaciones no sabes cómo manejarlas”, subrayó antes de asegurar que «no hay una sola parte del cuerpo y del alma que no te duela».

Confiesa que la hija de su pareja, de 20 años, está demostrando una entereza poco usual de la que su progenitor estaría «muy orgulloso».

Cristian Segarra, hijo de Efraín, el conductor del vehículo con más de 15 años trabajando para el periódico, también es periodista de El Comercio y conoció en la propia redacción que se había perdido la pista al equipo.

SERVICIO DE EMERGENCIAS

En un primer momento, trató de mantener la calma y no dio mucho asunto a la falta de comunicación con el equipo desplazado a Esmeraldas, pero cuando el servicio de emergencias ECU911 convocó a los familiares presintió que su padre había sido secuestrado: “Me pareció que era obvio lo que estaba ocurriendo”.

Analizó varios posibles escenarios, pero subraya que «no es un tema económico», aunque se mostró «impotente» por no poder conocer ni precisar cuáles son los intereses que mueven a los secuestradores, o a qué grupo pertenecen.

Espera una mayor implicación del Gobierno colombiano en el caso y afirma que «la responsabilidad ha recaído más bien en el lado ecuatoriano».

DATOS

- Hace una semana, unos periodistas fueron secuestrados en la frontera entre Ecuador y Colombia.

- El Gobierno de Ecuador confirmó el hecho delincuencial y mostraron su preocupación por la libertad de expresión.

- La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó ayer el secuestro de un equipo periodístico del diario El Comercio de Ecuador.

- Altas autoridades militares de Colombia responsabilizó del secuestro a las FARC.

(EFE)

 
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