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[Ignacio Vera]

La espada en la palabra

Marxismo y psicoanálisis


Leí una conferencia dada por el profesor Paul Baran, llamada Marxismo y psicoanálisis, pronunciada en la ciudad de New York en 1959.

Baran comienza su discurso afirmando que existe en el mundo de hoy (o sea, en el de la segunda mitad del Siglo XX) una nueva psicología fundada por el capitalismo opresor: el sociopsicologismo. Término estampado a la fuerza y con dificultades conceptuales que obstaculizan su comprensión, el sociopsicologismo no entraña una explicación convincente que no sea la de su propia invalidez teórica. ¿Hay en verdad una nueva patología psicológica en la conciencia de todos? ¿Una neurosis colectiva? ¿Puede haber una patología psicológica de carácter colectivo? Baran dice que la neurosis de la que en realidad hablan los psicólogos y neurólogos es la sociedad misma, que ha creado un ambiente en el que el hombre ha adquirido un mal mental que lo obliga a trabajar sin respiro, para producir más en menoscabo de sí mismo y a favor del acomodado. Pero esta enfermedad, que para Baran es como un espectro más o menos invisible, solo aqueja a la clase trabajadora porque ha sido creada, quizá inconscientemente, por las clases dominantes desde el Siglo XIX y que ha servido para configurar la mente de los obreros explotados.

Parece de fantasía, pero no lo es. El conferencista asegura que el problema ha trascendido los planos social y económico para trasladarse a uno realmente psicológico. Pero la contradicción entra aquí. Paul Baran piensa que el medio social en el que crece y se desarrolla el trabajador es el que define la condición psicológica de servilismo; pero ¿no sería incongruente pensar en un aspecto físico, como es el medio circundante para explicar un aspecto abstracto, como es la psicología social? Para explicar lo que sucede con el dinero, el capital, las huelgas y los grupos izquierdistas bastan solamente la economía y la sociología. En realidad, ¿la energía del átomo, la muerte, la miseria y la degradación humana son causadas por la aberrante dominación de una clase pudiente originadora de una nueva psicología?

Yo creo que la psicología es un campo muy ajeno a los fenómenos socioeconómicos que se producen a gran escala. Ciertamente puede servir para explicar fenómenos o muy locales, o muy pequeños (en el sentido cuantitativo); justamente por su cualidad de campo del saber muy preciso, usar la psicología para entender cuestiones de la explotación no puede ser sino un ejercicio arriesgado o directamente inútil.

Baran da la última estocada citando las ideas de Sigmund Freud. Dice el conferencista: ¿cómo es posible que los fenómenos irracionales de la sociedad global hayan sido interpretados por Freud desde la perspectiva del deseo sexual, siendo un fenómeno socioeconómico algo tan complejo y, por tanto, alejado de la mera atracción que causa en el cuerpo del hombre la libido? Pero una primera incoherencia está en la presunción de que la explotación es una manifestación de la irracionalidad, cuando lo más probable es que aquélla sea una expresión de la lucidez. Por otra parte, la verdad es que Freud trató de explicar la irracionalidad humana desde el racionalismo, y en su meta nunca puso la resolución de las asimetrías de poder político y económico o de las contradicciones sociales, sino cosas quizá más trascendentales de la naturaleza humana.

Me parece que Baran trata de utilizar el psicoanálisis para explicar fenómenos sociales que no tienen que ver con algo tan abstracto como es la psicología, que está incluso más próxima a la medicina y la anatomía del cerebro que a las manifestaciones de los sindicatos y corporaciones. No existe una psique de la sociedad (mas quizás sí una sociología de la psique) porque la naturaleza humana es inmutable, por tanto, es innecesaria para la propuesta de un cambio social.

El autor es licenciado en Ciencias Políticas.

 
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