¡Viva Bolivia eterna!

Lunes 6 de agosto de 2018. Tal vez el más crucial de las dos últimas décadas, es antesala del año electoral 2019, caracterizado por total ausencia de liderazgo nacional en los grupos no oficialistas y la radical decisión del Movimiento Al Socialismo de lanzar a su caudillo y actual primer mandatario Evo Morales Ayma a una nueva reelección.

Mientras tanto, el expresidente Carlos Mesa Gisbert, entre temores y dudas intenta, tímidamente, convertirse en cabeza y candidato de la dispersa oposición.

Las denuncias de posible agotamiento de los yacimientos de gas boliviano, así como las agoreras predicciones contra la industrialización del litio, hasta hoy parecen no haber impactado en el gobierno ni en el partido gobernante MAS, cuya estructura partidaria aplaude un crecimiento del 4,44 por ciento de Producto Interno Bruto en el primer trimestre 2018, que obligaría a la empresa privada a pagar dos aguinaldos a sus trabajadores.

Este 6 de agosto llega también preñado de amenazas, tanto del oficialismo como del no oficialismo, anunciando cada vez con menor convicción, enfrentamiento entre los dos bandos políticos durante los actos cívicos, en los nueve departamentos.

En tal panorama agitado, la República de Bolivia fundada el 6 de agosto de 1825, celebra un nuevo aniversario bajo la tutela del Estado Plurinacional reciente.

Vale la pena referirnos no sólo a la Guerra de los Quince años (1809 a1825), sino también y con mayor relevancia, a los patriotas que combatieron al entonces poderoso ejército colonial realista español.

Los guerrilleros de la Independencia fueron desalojando de nuestro territorio a los bien pertrechados contingentes coloniales y poniendo límites al poderío realista, con las republiquetas.

Así los recordábamos hace años, en cada hora cívica los días lunes. Escuelas, colegios y todo el mundo saludaba con inmenso cariño a nuestra querida Patria. Aquellas solemnes horas cívicas parecen cosa de un lejano pasado, a tal punto que niños y jóvenes bolivianos del Siglo XXI casi las ignoran.

Nunca hasta ahora escuchamos que los políticos, de diestra y siniestra, citen a sus huestes para transformar un desfile cívico en escenario de enfrentamiento partidario, llevando en sus manos consignas escritas y gritando sus alegatos de unos contra otros, postergando el honor y civismo que merece cada 6 de agosto.

Sin embargo, todavía existimos ciudadanos que creemos en una Bolivia eterna que, por su grandeza histórica y humana, entierra manifestaciones impropias a su querido y altísimo rango. ¡Viva Bolivia eterna¡

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