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LIDERAZGO

Delega tareas sin ser un Gruñón

Daniel Colombo


Este es uno de los desafíos más grandes para asignar actividades, pero tu relación con el equipo de trabajo debe basarse en dos aspectos: confianza y claridad.

Delegar tareas es uno de los mayores desafíos que enfrentan aquellas personas que lideran un equipo de trabajo. Muchas de ellas solamente se enfocan en tomar el control de las cosas para no perder los detalles y que todo se haga a su manera. Pero la realidad es que con este comportamiento terminan sufriendo en soledad las decepciones y frustraciones que provoca el hecho de no alcanzar los objetivos de la empresa.

Para evitar que esto te pase, tu relación con el equipo de trabajo debe basarse en dos aspectos: confianza y claridad. En la primera, es necesario contar y crear con un marco apropiado con las demás personas, para saber que podrán encarar las acciones necesarias de acuerdo con los objetivos planteados. La confianza se gana, se construye a base de hechos.

La claridad también es determinante al delegar, porque cualquier comunicación confusa genera un resultado igual en forma proporcional. Esto significa que, si hay aspectos en quien delega que son débiles y mal definidos, es muy poco probable que se alcance el objetivo. Trabajar sobre las habilidades de comunicación es tan importante como la propia gestión; y no hay buenos líderes sin excelente comunicación.

CON ESTE MÉTODO DE TRES PASOS APRENDERÁS A:

1. DEFINIR LOS OBJETIVOS

En primer lugar, debes definir claramente los objetivos que deseas alcanzar. La mayoría del tiempo los líderes dan órdenes para que se hagan determinadas tareas, sin fijarse objetivos medibles y posibles de cumplir en el tiempo asignado. Si tiene claridad en este aspecto, ha avanzado un cincuenta por ciento hacia el éxito.

2. TENER UN PROPÓSITO

La siguiente etapa consiste en explicar el propósito. Algo tan sencillo como esto, significa detallar por qué es importante lo que está delegando. Convoca a las personas apropiadas, toma el tiempo necesario para ofrecer la información necesaria para desarrollar las tareas. Aquí, como en la vida, el propósito es lo que le da sentido a lo que hacemos. Por lo tanto, delegar sin propósito es como vivir sin rumbo.

3. ESTABLECER UN MÉTODO DE SEGUIMIENTO

Fijar dos o tres etapas intermedias, de acuerdo con la forma en que ambas partes supervisarán la ejecución de las tareas. Luego, dejar el proceso sin interferencias. Es muy probable que te sorprendas con caminos alternativos que descubren los colaboradores y que no se te habían ocurrido. El seguimiento tiene un doble propósito: ir ganando confianza de ambas partes, y, a su vez, poder sugerir correcciones y mejoras antes del momento final. De esta forma, evitarás las sorpresas.

Este es el momento de hacer tres preguntas clave que serán la llave para asegurarte que todos te han comprendido, y luego no habrá excusas: ¿Puedes ver claramente el propósito de lo que necesitamos lograr? ¿Hay alguna pregunta que deba responder sobre este tema? ¿De qué forma puedo apoyar en el proceso? Se trata de tres preguntas sencillas, que, formuladas en ese orden, evitarán muchos disgustos a último momento.

Si se practica lo suficiente y con las personas apropiadas, podrás descubrir un nuevo rasgo que tenías dormido. Y como de esto se trata, es hora de despertar el líder que todos tenemos dentro. Sólo que muchas veces por costumbre, ego o falta de confianza, no dejamos que brille.

*Master Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo.

 
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