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Urgencia de reestructurar BoA


 

La mala costumbre de los gobiernos de creer que las empresas públicas deben estar siempre bajo su dependencia ha dado lugar a que estén sometidas a intereses político-partidistas que en su generalidad no han sido siempre de conveniencia para el país. Bajo esos criterios ha sido manejado el Lloyd Aéreo Boliviano, creado en el año l925, una empresa que con el tiempo ha logrado tener muchos éxitos y colocarse entre las principales líneas aéreas del continente. Pasados los años y cuando la empresa necesitaba solamente ser capitalizada y reorganizada sobre bases técnicas, el gobierno anterior decidió que sea cerrada y transferida al sector privado. Aerosur fue la empresa que contó con las mejores condiciones para manejarse, conforme a los lineamientos exigidos y así funcionó durante años hasta el año 2007 o 2008. Entonces en el país, por decisión del gobierno masista, apareció la empresa Boliviana de Aviación (BoA) que funcionó en malas condiciones bajo la administración de personal designado por el gobierno y sin alguna experiencia y menos capacidad.

BoA tuvo varios gerentes y sus quebrantos financieros fueron altos, fue casi imposible su marcha conforme a lineamientos que deben regir en las empresas aéreas comerciales del mundo. Fue una dependencia del gobierno y siempre estuvo supeditada a subvenciones o ayudas financieras del régimen. Llegado el tiempo en que concluyó el gobierno totalitario, el nuevo régimen encomendó su gerencia a quien, seguramente, posee las condiciones profesionales necesarias, pero, como casi siempre ocurre con quien se inicia en una función, la nueva autoridad hizo anuncios sobre lo que cree que deben ser los objetivos de la empresa.

La realidad es muy simple. Hay urgencia por conocer realidades de la empresa desde el momento en que ingresó el MAS y cómo se la condujo durante los años en que funcionó con tantas peripecias y problemas. Es necesario saber qué pasó con los activos del LAB y con los de Aerosur, cómo dispuso de todo ello la empresa BoA y cuál es el estado financiero y técnico actual. Formular planes sin conocer a fondo la verdad sobre todo lo ocurrido en años de mal funcionamiento no es bueno y menos aconsejable, porque la empresa para funcionar debidamente debe basarse en realidades y no en lo que de un momento a otro crean sus directivos que debe hacerse. Actuar sobre el desorden económico financiero y técnico es empezar mal y lo apropiado es hacerlo con base en la realidad.

Empezar sobre bases deleznables es inconveniente y perjudicial, es repetir los mismos yerros y profundizarlos hasta llegar a una situación de quiebra financiera y técnica. Corresponde conocer a fondo: ¿Qué resultados han dado las auditorías? ¿A cuánto llegan los quebrantos financieros y cuáles son los montos de las deudas? ¿Qué se hizo con los activos heredados del LAB y de Aerosur? ¿Cuál es la situación del personal? ¿Se habrá cumplido con las reservas sociales necesarias y se habrá pagado obligaciones a la Caja de Salud, AFPs, Impuestos, etc.? Hay, pues, numerosos interrogantes que es preciso responder y aclarar para saber cómo se empieza y con qué, no se debe actuar a ciegas y sin seguridad alguna. De los buenos pasos que se dé con BoA, dependen sus éxitos y fracasos, tanto en lo inmediato como en lo mediato.

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