Rumbo a la guerra fría del siglo XXI



Cada país maneja sus propias reglas de defensa y seguridad interna, y es inmaduro pensar que la protección de un gobierno se mantenga inmóvil o sin avances durante años aun en el campo informático.

La tercera Guerra Mundial será un conflicto de hackers, es un pensamiento popular en la blogosfera sobre los peligros y oportunidades que ha permitido el Ciberespacio. Por primera vez en la historia, individuos aislados pueden hacer frente a una nación o a otra gran comunidad.

El caso es que ya no todas las guerras se llevan a cabo con balas y tanques. Prueba de ello son los acontecimientos que se tratarán de explicar ahora.

Nos situamos en 2007, cuando Estonia sufrió un ataque informático a escala nacional, el cual ha sido considerado el primer ataque cibernético contra un país. En el caso de este pequeño país Internet es parte muy influyente de la vida social y todos los ciudadanos cuentan con una tarjeta electrónica con la que hacen las tareas más cotidianas. Incluso el Gobierno se vota online, se pagan todos los impuestos y su banca online está totalmente desarrollada hasta con micropagos móviles.

Como consecuencia del ataque, los sitios del Gobierno dejaron de funcionar, el banco más grande de ese país tuvo que cerrar el acceso online. Para no exagerar los hechos, hay que citar que Estonia cuenta con dos bancos.

¿Qué ocurría? El ataque consistió en una red botnet que realizó un ataque DDoS contra la infraestructura informática de Estonia. Una red botnet consiste en varios (pueden ser unidades, decenas o miles) ordenadores zombie que hacen lo que se les dice desde un ordenador maestro que ha infectado mediante troyanos a sus víctimas. Que sean zombies no implica necesariamente que el hacker controle hasta los movimientos de ratón, sino que en ocasiones basta sólo con controlar el ancho de banda o realizar simples envíos de paquetes de basura a la Red. Obviamente, con miles de ordenadores es muy sencillo hacerse en control de todo un servidor. Unos troyanos muy clásicos y potentes que los newbies (hackers novatos) probaron fueron SubSeven y NetBus.

El personal de Defensa estonio detectó que los ataques provenían de Rusia, por lo que intentaron anular todas las líneas que se conectaban a ese país. Hecho que fue fácilmente sustituido gracias a los proxies probablemente, los cuales son servidores anónimos de todo el mundo que permiten conectarse desde cualquier país. (Agencias)

 
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