Jorge Sanjinés

Maestro del cine



Jorge Sanjinéz en el rodaje de “Insurgentes”.
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Jorge es uno de los mejores directores de cine en nuestro país pero aparte de dirigir es un gran gestionador de producciones nacionales a través del Grupo Ukamau, un verdadero estandarte del cine boliviano. Al momento se encuentra promocionando su nueva película “Insurgentes”, por lo que tiene una muy apretada agenda en la cual, muy amablemente, nos ha hecho un espacio para que podamos conocer un poco más de uno de los grandes maestros del cine en esta entrevista exclusiva para La Guía.

¿Recuerdas ese momento en tu vida en que dijiste ´voy a hacer cine toda mi vida´?

Cuando tenía 16 años viví todo un año en la ciudad de Lima. Allí existían 50 grandes salas de cine, cada barrio tenía una sala confortable y el mejor cine del mundo. Los fines de semana, un buen amigo de mi padre que era un gran cinéfilo me invitaba a ver películas extraordinarias. Ese gran señor me ayudaba a apreciar esas obras y sin darme cuenta fui adquiriendo una pequeña cultura cinematográfica. Cuando regresé a Bolivia busqué donde estudiar cine. Tuve que irme al exterior para aprender el lenguaje del cine.

FICHE TECNICA

Nombre completo: Jorge Ignacio
Sanjinés Aramayo

Equipo de futbol: Bolívar

Una pasión aparte del cine: la literatura

Una película inolvidable: El Viaje de los Comediantes de Theo Angelópulus

Un libro excitante: El Enano de Par
Langervist

Una canción entrañable: El Regreso…
de Matilde Cazasola

¿Bajo qué premisa nace Ukamau?

El primer grupo se llamaba Kollasuyo y estaba compuesto por dos compañeros de la Facultad de Filosofía y letras de la UMSA, mi persona y don Oscar Soria. Después del gran éxito del primer largometraje que hicimos, la gente nos reconocía en las calles y decían “Allá van los Ukamau” que era así como titulamos a esa primera obra y es así como adoptamos ese nombre para nuestra productora. Desde muy temprano, apenas comenzamos a organizar el grupo de trabajo, nos pusimos de acuerdo en hacer un cine comprometido. Tanto Soria como Ricardo Rada y yo mismo estábamos sensibilizados por lo que vivía políticamente y socialmente nuestro país y el mundo. Vimos al cine como un buen instrumento de lucha política. Deseábamos participar de ese proceso de cambio revolucionario que se pregonaba en toda la América Latina. Sin embargo, también, desde muy temprano, quisimos que ese cine comprometido fuera un gran cine, una expresión de alcance masivo con un alto nivel artístico. Nos esforzamos mucho para cumplir ese propósito porque entendimos, con total claridad, que nuestros mensajes, nuestras propuestas, podrían llegar más profundamente si tocábamos no solamente la razón sino la emoción, el corazón de las personas.

¿Cuál es el mayor aporte del cine de Jorge Sanjinés?

Del cine del Grupo Ukamau, sería más adecuado decir, porque el cine no es la obra de un solo hombre, es la suma de talentos, capacidades, esfuerzos y amor de muchas personas. Y su aporte se podría medir en el impacto y memoria que ha dejado en varias generaciones de compatriotas. Quisiéramos creer que hemos contribuido al proceso y crecimiento de nuestra conciencia nacional.

¿Tu cine es indeleble en el tiempo y vigente siempre porque toca temas como la reivindicación cultural de nuestro pueblo?

No sé si es por eso. Tal vez porque nuestra sociedad no ha resuelto aún muchos de sus problemas sociales. Por otra parte, no deja de sorprenderme que películas realizadas hace más de 40 años siguen concitando la atención y el placer de los jóvenes y de los mayores también.

¿Por qué se han discontinuado los festivales fílmicos que organizaba el Grupo Ukamau?

El fallecimiento de Beatriz Palacios, mi esposa y compañera maravillosa de trabajo, tiene que ver con ello. Pero nos estamos recuperando y justamente, en su honor, deseamos restablecerlos.

¿Qué es lo peor y lo mejor que le ha pasado al cine boliviano?

Lo peor: no tenemos aún un organismo que verdaderamente impulse al cine nacional. El Conacine, por debilidades de su ley de creación, no ha podido resolver positivamente su papel de organismo protector e incentivador que debió tener.

Lo mejor: Tenemos ya una pléyade de jóvenes, que en distintas especialidades, han adquirido mucha experiencia. Si no fuera así, nuestra película “Insurgentes”, no se habría podido lograr al nivel de excelencia técnica que esta obra tiene.

¿Cómo nace la idea de rodar ´Insurgentes´?

La primera idea nació a los pocos días de ocurrir los dramáticos sucesos revolucionarios de Octubre Negro en el 2003. Primero surgió la idea de hacer como en “El Coraje del Pueblo”, una reconstrucción de esos sucesos. Pero nos dimos cuenta que los tiempos habían cambiado, que ya no había peligro de que esos sucesos se ignoraran, se estaba registrando lo acontecido y entonces orientamos el proyecto de una película en la búsqueda de las causas, de las raíces de esa insurgencia.

¿Es la insurgencia la esencia del boliviano?

Podría decirse que la insurgencia ha sido desde muy temprano, en la propia época colonial, una constante en la conducta de los oprimidos. No me parece casual que en nuestro territorio se da el primer grito libertario de los criollos en 1809 y el primer grito verdaderamente independentista en 1781, con Julián Apaza, Tupaj Katari.

¿Qué tal esta nueva experiencia fílmica insurgente?

En cada nuevo rodaje aprendemos mucho. Esta vez nos vimos con un equipo enorme, más de 80 personas trabajando coordinadamente, secuencias con 400 extras y muchos actores, un proceso de pre-producción complejo, particularmente para el equipo de producción y para el equipo de Arte, más de 14 especialistas, que tuvieron que fabricar armamentos de varias épocas, escenarios, vehículos, utilería… Igual en vestuario que se hizo respetando las épocas. Fue muy, muy interesante. Problemas no faltaron, pero en general trabajé en un clima fraterno y alegre.

Más allá de los obvios avances tecnológicos ¿En qué ha cambiado la forma de hacer cine en el país desde tus inicios hasta los días que corren?

El paso de trabajar con celuloide a trabajar con equipos digitales tiene sus problemas. Sinceramente era más fácil hacer cine con película, con negativo. El proceso final era más rápido. Ahora es verdad que con el digital se alcanzan cosas y niveles notables y se puede abaratar mucho el costo de materiales originales, pero yo siento nostalgia de tocar con mis dedos la película cuando hacía la edición y le metía tijera al celuloide.

¿Cómo sería un pueblo como el nuestro sin la posibilidad de expresarse a través del cine?

Pobre espiritualmente si lo comparáramos con otros pueblos que sí se expresan a través del cine. El cine es arte y el arte es el más poderoso medio para constituir la identidad de los pueblos. Necesitamos vernos, oírnos, pensarnos a nosotros mismos, para saber quiénes y cómo somos.

Durante todo el mes de agosto habrá un ciclo dedicado a Jorge Sanjinés en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto y hoy se emite Yawar Mallku en dos funciones; 16:30 y 19:30 horas.

 
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