Factores psicológicos que se correlacionan con el transtorno


El suicidio se correlaciona, en general con la depresión y/o los estados de melancolía, que implican estados depresivos mayores causados por diversos factores, ante los cuales, la persona afectada no encuentra vías de solución o de mejoría anímica, explicó Alvaro Barrios Requena, psicoanalista y presidente de Apertura, Sociedad de Reflexiones Psicoanalíticas, La Paz.

Para el especialista, el suicidio también se relaciona con temperamentos débiles o con una baja autoestima, expresada en personas con una autoimagen devaluada y con sentimientos de impotencia, frustración o similares.

Un tercer ámbito de correlación, implica situaciones de tensión o estrés elevados, implicando situaciones conflictivas o problemas que parece no tener solución, determinando angustia y preocupaciones o en su caso depresiones y pérdida de prerspectiva en la vida. Asimismo, encontramos a personas que refieren tener la sensación de “no ser nadie” o no ser reconocidas por la sociedad, no siendo dignas de amor, sino al contrario, siendo propensos al reproche.

OTRAS TENSIONES

Uno de los factores más recurrentes, dijo el experto, es la pérdida del ser amado, que se presenta como efecto de este hecho o como parte de una personalidad dependiente. Tales características justifican al suicida, los reproches que se autodirige y sustentan un posible intento de quitarse la vida. En algunos casos la agresividad reprimida hacia el otro es redirigida hacia uno mismo.

También contribuye la falta de un espacio para ser atendido, cuando la familia y/o el entorno no brindan atención al sujeto, sino se remiten a dar consejos y sugerencia, pero no a escuchar las vivencias dolorosas que atraviesa el posible suicida.

Un tercer aspecto es la falta de estrategias de resolución de problemas, que lleva a la persona a sentirse “ahogado” por un conflicto y no encontrar soluciones; buscando un escape, que sumado a una posible depresión mayor, puede producir un suicidio.

EL FACTOR MÁS PODEROSO

Para Barrios, la desesperanza o pesimismo, es una característica predominante, aunque no se encuentra en todos los casos de tendencia suicida; del mismo modo la visión de un futuro desolado, se presenta como un efecto de la conmoción producida por un hecho traumático, como la pérdida súbita del ser amado. “Este malestar, de acuerdo con Freud, ataca por tres flancos: en nuestro propio cuerpo, que se percibe destinado a la decadencia y a la disolución; mediante el mundo exterior, que se dispone a aniquilarnos; y en nuestras relaciones con los seres humanos, cuya fuente de sufrimiento es percibida más intensamente que las dos primeras.”

Juan David Nasio escribe: “Mi amado me protege contra al dolor en tanto su corazón palpite en sincronía con el mío. Pero basta que desaparezca bruscamente o que me retire su amor, para que yo sufra más que nunca”.

En otras palabras, dijo, lo que hace sufrir no es la pérdida del ser amado, sino continuar amándolo más que nunca, ahora que sabemos que los hemos perdido irremediablemente. De tal forma el Yo, atraviesa un duelo en el que se contrae en un punto y por otra parte se siente vacio o vaciado. De tal modo, que el doliente sabe a quién ha perdido, pero no sabe qué perdió al perder a su amado.

 
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