Las eruditas lecciones del Ministro de Economía

En un programa de radio que el 5 de marzo trasmitió la emisora “Kausachun coca”, el Presidente del Estado recordó: “Esta mañana estaba consultando a nuestro Ministro de Economía y me informaba que el año 1972 había un crecimiento del 8 por ciento y yo preguntaba por qué. Era el auge del estaño y segundo el petróleo estaba subiendo de precio y eso ha permitido un crecimiento del 8 por ciento”.

El Ministro agregó que desde 1975 no hubo crecimiento de más del 6 por ciento y en tiempos neoliberales el promedio de crecimiento fue del 3 por ciento debido, obviamente, por la caída de las cotizaciones de estaño, petróleo y otros.

Enseguida, el presidente Morales dijo que se “hallaba contento” y agregó: “… debemos ser optimistas para que el crecimiento sea estable y se mantenga en el 6,83 por ciento”, como si la realidad dependiese de los deseos de los individuos. Agregó que “está garantizado el crecimiento… pero hay que debatir y evaluar”, sapientísima e ineludible sugerencia.

En efecto, a los datos del docto Ministro hay que agregar que no indicó al Presidente que el año 1972 el crecimiento del 8 por ciento de la economía se debió estrictamente al alza de precios de las materias primas (estaño, petróleo) y que el gobierno de entonces (Banzer) creyó que Bolivia estaba en el mejor momento de su historia y él era el mejor presidente que tuvo el país (1).

Tampoco el Ministro comentó que la caída del crecimiento al 5 por ciento en 1975 y años siguientes, fue mayor y ese crecimiento sólo alcanzó al 3 por ciento, todo ello debido al derrumbe de las cotizaciones de las materias primas, omisión que es necesario aclarar y que, entre otros, en Bolivia determinó la quiebra de COMIBOL y destitución de 20.000 obreros.

Al presente el país goza de bonanza parecida a la que registró en tiempo de Hugo Banzer (1971-1978), o sea que ahora está ocurriendo lo mismo que en la época banzeriana, es decir que el país disfruta de prosperidad únicamente por el alza de los precios, pero no por aumento de la producción y la riqueza interna. Es más, los siguientes gobiernos (1978-2000) cayeron en una crisis aún más aguda, que no permitió que la economía tenga crecimiento mayor al 3 por ciento.

En síntesis, sólo los altos precios de las materias primas determinaron -tanto en tiempo del banzerato como en los actuales-, el crecimiento económico y que, por tanto, permitieron gran disponibilidad de moneda y emprender obras faraónicas y de gran y pequeña cuantía y que, en cuanto terminó la racha de esos altos precios, la economía cayó en picada, con el agravante de que, teniendo conocimiento de causa (como al presente), no se aprovechó las ganancias en obras productivas, sino en despilfarros que pusieron al país al borde del abismo.

La bonanza económica actual tiene las mismas deleznables bases que las de tiempos de Banzer y no fue por la linda cara de éste que el país gozó de esa prosperidad (como le atribuyen los partidarios del culto a la personalidad), sino a una casualidad y golpe de suerte. Se puede considerar que pasados el auge de los precios, la bonanza y derroche de dinero, al presente se podría repetir lo que ocurrió en 1975 en adelante, es decir que ante un derrumbamiento de precios en el mercado internacional, se produzca una crisis igual o peor que la de la etapa postbanzeriana, con el agravante de que cuando hubo prosperidad se practicó el despilfarro y se olvidó hacer un desarrollo económico del país, igual que lo que ocurrió en los años de “las vacas gordas” de 1975 y después en los años de “las vacas flacas”, cuando no se tuvo la honestidad de corregir el error y, lo que es peor, más bien se insistió en el mismo, llegando en esa forma a la estupidez.

El fenómeno de la bonanza económica actual del país es ni más ni menos igual que el de 1975. El tratamiento de esa prosperidad es también el mismo, por lo cual los resultados serán los mismos… a no ser que se produzca algún milagro y el Ministro de Economía saque del fondo de algún cajón de su escritorio la fórmula para enfrentar este dilema.

(1) Ver del autor “De Túpac Katari a Evo Morales”. Editorial Plural. 2014.