[Mario Alfonso Ibañez]

La UMSA y el despertar del civismo paceño


La existencia y acciones de orientación, propuestas y críticas constructivas de la prensa, las instituciones cívicas, la Iglesia, las universidades, la Defensoría del Pueblo y la Asamblea de los DDHH existentes en toda sociedad democrática, se constituyen necesariamente en estructuras mediadoras entre el Estado y la sociedad civil.

El que fuera Presidente del Instituto Rutherford de Bolivia, Pedro Moreno, menciona que los estudiosos de la democracia Berger y Neuhas en su ensayo “To Empower People” (Dar Poder al Pueblo, 1977), expresan que “sin procesos de mediación confiables (estructuras mediadoras como las señaladas), el orden político llega a separarse de los valores y realidades de la vida colectiva”.

La sociedad civil de Bolivia, en sus diferentes clases sociales y económicas, tiene en su haber la fuerza de los comités cívicos porque ellos se constituyen en una especie de fragua de la mística cívica y el coraje del sentimiento regional para generar reclamos orientados a mejorar su hábitat y sus formas de vida.

Sobre la base de estos principios, el ilustre patricio paceño Jorge Carrasco Villalobos, teniendo por tribuna las páginas del matutino EL DIARIO, estructuró las recetas para crear el COMITÉ PRO-LA PAZ a fin de que nuestro departamento pudiera seguir siendo Cabeza de la Nación, liderar el crecimiento industrial y ser piedra angular de la economía departamental y nacional. Lamentablemente aquellos propósitos y esperanzas fueron frustrados por subalternos intereses de ciudadanos que se atribuyeron ser dirigentes de aquella institución, diríase la más representativa depositaria del sentimiento paceñista.

En una oportunidad pasada, hemos puntualizado que el civismo paceño, citadino o indígena-campesino, no se cultiva al calor del tolderío político o de las ventajas que da el circunstancial cargo público. El civismo es un estado de convicción que se forja por encima de frágiles ventajas personales o de grupo.

A esta altura del tiempo, ¿dónde está quedando el impulso generador de gloriosos episodios cívicos que se gestaron por los derechos y aspiraciones, que nos legó el patricio Jorge Carrasco Villalobos?

“Amigos de la Ciudad” y otras entidades cívico-sociales, tiempo atrás baluartes de permanentes debates para afianzar los derechos paceños, parecen haberse convertido en entidades envejecidas por el tiempo, sin renovación alguna o mantienen un prolongado sueño sobre sus pasados pergaminos.

Dados estos hechos que no pueden pasar desapercibidos, además de existir la indiferencia de los gobiernos para recoger las demandas paceñas dirigidas a su desarrollo productivo, gracias a sus potencialidades terrígenas, es necesario destacar que la Universidad Mayor de San Andrés, cuna de heroicas jornadas revolucionarias y democráticas, ha recogido la propuesta del “Centro Cívico 20 de Octubre” que preside Antonio Cabrera para recuperar de su prisión la mística del Civismo Paceño.

Es así como en fecha 12 de septiembre del pasado año, la Lic. Maruja Serrudo, por encargo del Rectorado de la UMSA y el apoyo logístico del Dpto. de Evaluación, Acreditación y Gestión de Calidad, reunió a más de 30 instituciones profesionales intelectuales, obreras, indígena-campesinas y otras para retomar las banderas del Civismo Paceño.

Un segundo encuentro tuvo lugar el 21 de octubre de 2014 para formar comisiones de trabajo, elaborar su estructura y finalmente, preparar un congreso en fecha aún no definida, con la finalidad de institucionalizar una entidad representativa de las 20 provincias del departamento y de su ciudad-capital, desde luego, totalmente ajena y distante de injerencias políticas cualquiera sea su ideología.

A esta altura del tiempo, las representaciones indígena-campesinas de las 20 provincias, parecen no ser las que estén a la altura de sus requerimientos por la miseria que en ellas crece cada vez más. No se cuenta con planes y programas técnicamente diseñados para su desarrollo productivo y lo único que se hace es mostrar obras por muestreo en distritos deliberadamente seleccionados de manera política. La ciudad-capital se está constituyendo en depositaria de la migración campo-ciudad hasta crear cinturones de pobreza en sus zonas periféricas. La ciudad de El Alto tiene las mismas características anteriormente citadas, cuando ella debió haber sido la Capital Industrial de Bolivia, como fue planteado con propuestas concretas por el gobierno del Dr. Hernán Siles Zuazo.

Por todo lo señalado, es fácil percibir la satisfacción de la Paceñidad para que la Universidad Mayor de San Andrés sume otra página de orgullo a su tradición revolucionaria y democrática al motivar el resurgimiento del Civismo Paceño. Es necesario poner de relieve el respaldo de su Rector, Dr. Waldo Albarracín y su Vice-Rector Lic. Alberto Quevedo, quienes aperturaron las primeras reuniones de instituciones representativas del colectivo ciudadano del departamento. Punto alto también para el “Centro Cívico 20 de Octubre” y su distinguido directorio.

Lo que se desea es que la mística del Civismo Paceño se haga carne en cada recodo de nuestro territorio departamental, de tal manera que La Paz siga siendo Cabeza de la Nación y sus riquezas naturales contribuyan al engrandecimiento de esta Bolivia digna de mejor destino.

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