[Luis Antezana]

Desarrollo del capitalismo se intensifica en Bolivia


El sistema de producción capitalista en Bolivia no sólo ha crecido y sigue creciendo sino que se está desarrollando rápidamente hacia un gran capitalismo. La demostración objetiva de esa realidad está confirmada en la gran cantidad de empresas grandes que siguen creciendo y, paralelamente, se produce la muerte de pequeñas y medianas empresas que se ven obligadas a cerrar. Algo más notable aún es que ese crecimiento se produce contra viento y marea, vale decir pese a la existencia de políticas y posiciones oficiales anticapitalistas.

La existencia de ese crecimiento capitalista se puso en evidencia a partir del momento en que el Gobierno decretó el pago del segundo aguinaldo, disposición que hizo ver que pocas empresas (las grandes) pueden y podían pagar ese beneficio, mientras muchas de ellas (es decir las medianas y pequeñas) estaban imposibilitadas de hacerlo, hasta verse obligadas a declarar que no podían cumplir esa medida y se hallaban en situación de cerrar, lo cual quiere decir que mientras algunas industrias soportan el impacto y crecen, otras se encuentran en crisis y no pueden enfrentar la competencia de las grandes.

Según datos oficiales, de 35 mil empresas anotadas sólo 10 mil presentaron las planillas de pago, o sea que solo el 28 por ciento de empresas estuvo en condiciones de pagar el segundo aguinaldo, mientras el resto no puede enfrentar ese pago o lo hace difícilmente. Pero, además de esos aspectos, el Ministerio de Trabajo registró 248 denuncias de empresas que no cumplieron el primer aguinaldo y 68 incumplieron el segundo aguinaldo o sea que están al borde de la ruina y, es más, serán multadas. Conamype adelantó que ¡unos 10 mil pequeños productores cerraron sus actividades el año pasado! La artesanía quiebra y deja cientos de desempleados que hacen crece el ejército de pobres.

Sin limitarnos a los datos numéricos señalados, se puede decir que la lucha entre los productores privados de mercancías está en plena vigencia. La competencia actúa como fuerza coercitiva que obliga a los productores particulares a elevar y ampliar la producción y, por tanto, hace que la gran producción desplace a la pequeña de los pequeños empresarios, de tal forma que en su mayor parte éstos se arruinan y los pequeños empresarios terminan convirtiéndose en obreros o semiobreros, comerciantes, etc., mientras una minoría se enriquece, se convierte en capitalista.

La relativa libre competencia existente en la economía nacional provoca la concentración de capitales que se agrupan en gremios (mal llamados sindicatos) y, por tanto, se convierten en factor decisivo de la vida económica del país. Más aún, la competencia abre el camino a monopolios. Las empresas con alto rendimiento del trabajo venden su producción a los precios del mercado e incluso a precios más bajos y, por tanto, obtienen una ganancia adicional. En cambio, las empresas con bajo rendimiento del trabajo al vender a precios del mercado pierden parte de la ganancia y a veces ni siquiera pueden cubrir sus gastos de producción y mucho menos el segundo aguinaldo e inclusive el primero.

La libre competencia en la naciente economía capitalista boliviana sirve, en todo caso, a cierto progreso técnico y a la elevación de la productividad del trabajo en las empresas capitalistas. La lucha entre los productores privados de mercancías es cada vez más intensa por obtener las más favorables condiciones de producción y venta de mercaderías y por obtener ganancias máximas.

Muchos otros aspectos del actual estado de la economía nacional muestran la existencia de un agresivo desarrollo capitalista, pese a enormes trabas que existen contra ese sistema, obstáculos de tipo político, como la política oficial que se ha declarado francamente anticapitalista, por la vigencia desde medidas constitucionales hasta disposiciones legales de todo tipo que, en suma, marchan a contrapelo de la realidad.

Pese al fortalecimiento de los capitalistas medianos y grandes y la ruina de los pequeños, el capitalismo nativo ha nacido y sigue naciendo de la pequeña producción y ese fenómeno crea una serie de capas medias que se ven arrojadas a las filas de los desempleados y posibles obreros y se incorpora en las filas de organizaciones obreras, sindicatos e inclusive en la COB y ha dado origen al pequeño comercio callejero.

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