Profanación de la belleza nívea del Illimani

En otro escrito hablamos de La Paz, como la ciudad coronada, una urbe ante la cual no podemos disimular un sobrecogimiento que se siente al contemplarla, recostada en las laderas, trepando los cerros y en los fondos las montañas azuladas con penachos de nieve, y surgiendo en medio, como un portento, el Illimani con sus crestas níveas, apareciendo por encima de la metrópoli, cual blasón de gestas heroicas, siempre cambiante, nunca el mismo, diferente a cada instante en luz y colores, pero imperturbable en su majestad y belleza, tan cercano al cielo que parece su confín.

La ciudad coronada por la montaña mágica merecía estetas o artistas para modelar sus líneas urbanas y construir grandiosos monumentos que compitan con la magnificencia del escenario circundante y honren su naturaleza única.

Mas, ¿qué están haciendo con la montaña que es su esplendor? Los paceños no se inmutan con tanta depredación que se ha destapado últimamente. Parece que no les importara la devastación. Se dice por unos que la montaña se ha dado en concesión a los chinos para explotar variados minerales raros y ya conocidos; otros se alarman de que trabajan los cooperativistas que emplearían a los chinos para explotar la montaña; sea lo que fuera la verdad ni siquiera se evidencia ni investiga, menos se informa cuál es en realidad la situación del atropello que se comenta a soto voce, cuando es cuestión de que las autoridades informen a la ciudadanía paceña y de todo el país.

Pero los comentarios son más graves cuando corre la especie de que el casquete glacial del Illimani ¡desaparecería en diez años! Y peor aún, se estaría contaminando toda la cuenca hidrográfica por el empleo de sustancias químicas que exige la explotación minera, ¡con catastrófico daño al medio ambiente, a la agropecuaria y a la biodiversidad! En publicación de prensa el Ministro de Minería ha desmentido que empresas chinas estuvieran trabajando en el Illimani y que la contaminación si bien no afecta a las represas de alimentación de agua a La Paz y El Alto, como lo señala el mismo Ministro, escurren hacia el río La Paz, que no eximen los daños anotados a la zona involucrada.

El titular de Minería en reciente información a la prensa ha dicho que las concesiones llegan a número de 40 y anunció la reversión de la concesión a la Cooperativa Minera Urania y dijo que hay unas 50 cuadrículas de la Compañía Amazónica Bolivia S.A., de las que se habría transferido títulos mineros a capitales de procedencia china, lo que pone en entredicho si existe o no injerencia china en la zona del Illimani.

Ante esa inseguridad de si hay capitales chinos en la actividad minera del Illimani, hay tantas instituciones cívicas paceñistas y Amigos de la Ciudad que deben exigir el esclarecimiento de esta situación. Repetimos, la ciudadanía paceña y del país necesita conocer, porque el Illimani no es solo de La Paz, es una joya de toda Bolivia.

Finalmente, esas instituciones cívicas, ecologistas y las autoridades municipales y del gobierno deben proponer un proyecto serio de preservación del nevado Illimani, Mururata y otros y no ocuparse del problema cuando ya no haya nieve, como está ocurriendo con el agua.

Un proyecto salvador, ni duda cabe, es acometer una forestación intensiva en las laderas de dichos nevados y cancelar toda actividad minera en sus faldas; porque el Illimani intacto es de mayor valor que los minerales que se extraiga. Por ejemplo, si en lugar de instalar los teleféricos urbanos se colgara éstos en un sitio de la nívea montaña, donde se instale un hotel, la actividad turística que genere daría muchísimos más réditos que tales teleféricos que se los puede sustituir con funiculares y el tren eléctrico.

El trabajo tesonero y decidido del hombre ha movido montañas y la forestación que se proponga es de menos envergadura que aquella, pero principalmente se debe vencer el letargo de los paceños para cuidar el Illimani, que es el icono de la ciudad de La Paz y no permitir su profanación con la minería.

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