Funcionarios nepotes

Sin conocer ni por la tapa algo de la historia que relata el origen del “nepotismo”, el Presidente Vitalicio defendió a ultranza el favoritismo denunciado públicamente sobre la cantidad de parientes de los ministros en cargos públicos, por lo que podría suceder dentro de poco que en vez de sesiones de gabinete tuviéramos reuniones de primos, hermanos, tíos, cuñados, sobrinos, nietos y demás deudos, más la inclusión de alguna tía favorita del mandatario, con rasgos parecidos a la Presidente de la Cámara de Diputados, que si no fuera delatada por su hablar oriental podría pasar por la prima del orureño que maneja el clan familiar.

Al publicarse en la prensa de todo el país la noticia de un despliegue de nepotismo que alcanzó ribetes escandalosos, pregunté a mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo si ella conoció a algunos favorecidos por esta suerte, vocablo que sorprendió a la cochabambina nacida en Quillacollo, donde jamás había escuchado hablar de nepotismo, lo cual me conmovió y me llevó a explicarle con vocabulario sencillo el significado de este término. Y a ella le pareció necesario, ya que desconocía el origen de esta palabra... según cuenta la historia ligada al Colegio Cardenalicio, donde se incuba por vez primera el vocablo nepote, nepotismo, porque fue un Pontífice que benefició a algunos de sus parientes con el título de nobleza jerárquica dentro del gobierno del Vaticano; siendo llamados… Cardenales nepotes. Todo esto ocurrió en la época del Renacimiento, sorprendiendo que esa práctica tan vaticanesca llegara hasta nuestros días y arraigara en las filas de un movimiento político de raigambre quechua y aymara, por lo que se puede afirmar que las malas costumbres se aprenden más rápido a pesar de las distancias culturales.

Macacha me preguntó si me parecía condenable esta práctica de beneficiar a los parientes con cargos públicos, respondiéndole que me parecía condenable, aunque también entendí que la caridad comienza por casa y nos conmueve mucho el ver a familiares inteligentes en puestos privados, pudiendo ayudarlos a convertirse en servidores públicos que tal vez honrarían al equipo gubernamental.

Macacha me comunicó que había conocido a algunos parientes de los ministros, quienes se hallaban seguros de que estarían prestando un gran servicio al Estado Plurinacional y Folklórico y que no tenían por qué explicar a nadie esa casualidad de ser parte de la familia gobernante, pues nuestro país es tan chico que bien podría ser gobernado por cuatro familias, sin llamarse por eso “rosca feudal oligárquica”, como fueron los Patiño y los Aramayo.

Con el grito de “viva la familia boliviana y trabajo para todos los parientes”, nos despedimos de Macacha.