El tolderío político que maneja las riendas del Estado ha hecho esfuerzos para mejorar la producción agropecuaria del país, pero sus planes han terminado en un inmenso cero. Sus denuedos enunciados durante once años han caído en saco roto y la pregonada “seguridad alimentaria” se convirtió en inseguridad alimentaria.
La oferta oficial hace un decenio era subir la producción agrícola y puso sus iniciativas en ese sentido, a partir de la aplicación con algunas reformas de la detestada Ley INRA del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, reformas que constituyeron una serie de disposiciones feudales y coloniales, que determinaron la anulación de libertades democráticas para los indígenas y llevaron al agro a lo contrario de lo ofrecido.
Para agravar esa situación, el gobierno del MAS aprobó una nueva Carta constitucional (2009) en la que, al legislar sobre la cuestión agraria, adoptó disposiciones contrarias al desarrollo agropecuario del país. Es más. Esas disposiciones elevaron a rango de ley los principios antidemocráticos adoptados por la Ley INRA y las modificaciones introducidas a Ley Comunitaria de reforma de la ley agraria. En esa forma se produjo un gigantesco salto histórico al pasado no solo del agro sino del país.
En todo caso, el gobierno, confiado en sus buenas intenciones, fue adoptando nuevas medidas para mejorar la producción agropecuaria, pero todas ellas no dieron el menor resultado y la producción agropecuaria del país entró en descenso o se paralizó. Se anunció créditos, se distribuyó semillas, se creó el seguro agrario, se obsequió tractores, se aplicó ayudas, pero… nada. Así mismo, se ofreció no comprar alimentos del extranjero, evitar el contrabando de comida, “sanear” la tierra, se dictó algunas disposiciones para mejorar la producción… pero nada.
En esencia, al contrario de toda publicidad, la producción agropecuaria sigue bajando. El Estado importa ¡50 millones de dólares al mes en alimentos!, lo que hace el total ¡de 600 millones al año! Por otro lado, el contrabando de artículos alimenticios ha subido y podría ser superior a los 500 millones de dólares, lo que hace un total anual mayor a los 1.200 millones de dólares. Ni qué decir de otros aspectos del estado poco menos que catastrófico de la realidad agraria del país.
Ahora el gobierno inauguró la Planta de urea de Bulo Bulo, pero se puede anticipar que no tendrá mayor influencia en el aumento de la producción agrícola y, más bien, podría determinar problemas en la tierra por mal uso del fertilizante, debido a que su utilización es más difícil de lo que se imagina. Finalmente, la opinión en torno a que con la urea se ampliará en ocho veces la frontera agrícola del país, no pasa de ser un sueño utópico de un ingeniero petrolero que no conoce lo que es una semilla.
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