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Todos Santos

Tradición mueve el comercio

El antropólogo Jesús Mejía señaló que es difícil animarse a decir una cifra para identificar el movimiento económico de esta fiesta costumbrista


Los centros de abasto se colmaron de frutas, abarrotes, flores y todo cuanto se utiliza para la celebración.

Bolivia es un país de tradiciones culturales que se expresan en la festividad de Todos Santos o día de los aj’ayus y como toda celebración mueve la economía local.

Todos los años se celebra el 1 y 2 de noviembre Todos Santos, también conocido como el Día de los Difuntos. La tradición dice que los ajayus, es decir el alma de los difuntos, vienen a visitar a sus seres queridos. Por eso se acostumbra preparar una mesa con alimentos y bebidas que el difunto gustaba en vida. También se incluyen varios tipos de masitas y biscochuelos. Entre los más conocidos están los panes en forma de tantawawa y escalaras. Las tantawawas son la representación física de los difuntos y las escaleras sirven para subir y bajar al cielo.

Según la tradición las almas llegan el 1 de noviembre a las 12.00 horas y se van al día siguiente a la misma hora.

Desde la semana pasada, los centros de abasto se colmaron de productos, frutas, abarrotes, flores y todo cuanto se utiliza para la celebración, que comienza este mediadía, con la llegada de las almas de los seres queridos y concluye con su despedida en una jornada que tiene como epicentro los cementerios.

Como en todas las celebraciones, los precios de los productos están regidos por la libre oferta y demanda, más aún si existen muchos productos que ingresan al país, por la vía del contrabando, es el caso de la fruta, harina, azúcar, entre otros.

Este año los precios de los productos se incrementaron un 10%, debido al anuncio del pago del doble aguinaldo, confiesan las caseritas de los centros de abasto paceños.

A pesar de ello y a la hora de recodar la memoria de un ser querido las familias no escatiman los gastos, más si se trata del primer año de muerte del difunto.

Muchas familias destinan entre dos a tres quintales de harina, azúcar, además de otra cantidad de insumos para elaborar mazapanes, biscochos, bizcochuelos, panecillos, empanadas, t’anta waw’as, escaleras, caballos, estrellas, soles, lunas, y toda la simbología que conlleva la tradicional “mesa de Todos Santos”.

Obviamente la compra de estas cantidades de insumos movilizan la economía local, pues son miles de familias que destinan más de 5.000 bolivianos para cumplir con tradiciones y rituales culturales que conllevan la celebración del recuerdo de nuestros seres queridos que murieron y que según las creencias regresan del más allá para compartir por un día con la familia.

 
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