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Familia Loza, primeros artesanos

Tradicionales sombreros en miniatura

Delia es hermana de Remedios Loza, quien falleció hace unas semanas. Ella y sus dos hermanas aprendieron de su madre la confección de sombreros de Alasita


Delia Loza, hermana de Remedios. Ahora ella es la última de las artesanas de su familia.

Delia es la última de un clan que se dedicó por décadas a la artesanía y con ella a recuperar expresiones folclóricas. Ella es parte de la segunda generación que contribuyó a la Alasita. Ella tiene 50 años de edad y aún hace lo que empezó a los ocho, cuando hizo su primer sombrero en miniatura.

Delia es hija de María Cleofé Alvarado, la señora que inculcó en sus hijas que la artesanía puede cambiar vidas. Por eso, los últimos días de cada año y los primeros del siguiente, son intensos y gratificantes, pues ella prepara los últimos detalles para la exposición de la feria del 24 de enero.

La primera artesanía que hizo Delia fue a los 8 años de edad. Usó cuero de oveja para crear su primer sombrero potosino, de T’inku.

Ella recuerda que su madre las motivaba siempre para que aprendan a hacer los sombreros. “Desde niña me decía, hija haz sombreros para comprar tus libros y la ropa que quieras, y yo feliz lo realizaba”.

Con la guía de sus hermanas Cristina y Remedios, ella perfeccionó su técnica, al punto que ella es una de las expositoras más importantes de la feria. Sí, ella es hermana de la Comadre Remedios, fallecida hace poco.

“Mi sombrero preferido es el de T’inkus para mujeres. Es un sombrero que tiene varias plumas. Me gusta elaborar esos sombreros, son mi inspiración y le pongo un empeño más personal”, dice con una expresión de sonrisa.

Delia produce una variedad de sombreros que representan a los nueve departamentos; al igual que sombrero para ekekos, la chola la paceña, la tarijeña, entre otros. Por si fuera poco, los hace en distintos tamaños. Cada ejemplar tiene un tiempo distinto en su fabricación.

“Generalmente yo hago por grupos, por ejemplo, una semana me dedico simplemente a coser y a cortar los moldes, otra semana a colar con pegamento y eso ya es por cantidad de 25 a 50 sombreros, lo realizo en 20 días dependiendo a tipo de sombrero”, explica Loza.

La demanda de artesanía tiene temporadas altas y bajas durante el año. Gracias a que Delia Loza es meticulosa con los detalles en cada sombrero, su trabajo es requerido por coleccionistas y personas particulares que son exigentes en la calidad del producto.

“Mi madre nunca fue a la escuela y no tuvo una preparación mínimamente artesanal. La necesidad económica y su ingenio la llevaron a realizar sombreritos artesanales para las alasitas”, indicó.

Con el tiempo, la técnica para la producción de sombreros fue mejorando en la familia Loza. “Como toda persona joven, mi hermana Remedios le dio a mi mamá iniciativas distintas, la ayudó también en cambiar la manera de realizar el sombrero”.

La otra pasión de Delia es el bordado y lo refleja en la confección de mantas que realiza para las muñecas Barbie. Asegura que los compradores buscan artesanías distintas, lo que supone que año tras año, el objetivo es mejorar el trabajo artesanal.

“Yo me esmero mucho en la costura de bordados y en los sombreros que tienen más detalles, y le pongo adornos de mi propia imaginación. No siempre lo hago como es originalmente en la danza, trato de darle otra tonalidad y eso le gusta a mis clientes”, afirmó.

La artesana Delia Loza también realiza ponchitos para los ekekos que son muy requeridos el primer día de la feria de la Alasita. Es detallista a la hora de vender sus artesanías y por tal motivo los clientes confían en su buen gusto para vestir al “Dios de la Abundancia”.

Desde su punto de vista, lo común no atrae a las personas. “El artesano siempre debe estar innovando, cambiando. Pero hay cosas que no se pueden cambiar y uno tiene que darle un poquito de vida”, aconseja.

Lastimosamente, la última vez que Delia trabajó con su madre fue hace cinco años. En los últimos cuatro años ella sola se dedicó a la fabricación de sombreritos.

“Lamentablemente mi mamá ya falleció y por su edad avanzada ya no realizaba artesanías. Este año no van a ver las gorras porque mi hermana también ha partido”, se lamenta.

Así, solo Delia tiene el reto de mantener el sello de las Loza en el mundo de las artesanías, porque este no atrajo a la nueva generación. (Urgentebo)

 
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