Crisis económica de China y Bolivia

Una aguda crisis económica sufre la República China al registrar el crecimiento más bajo en casi treinta años, hecho que tendrá, seguramente, profundas consecuencias a nivel mundial y, por tanto, en los países que cayeron bajo su dependencia durante los últimos decenios. Esa crisis tiene tendencia a prolongarse, pese a que el gobierno de Pekín ha decidido corregir diversos problemas originados en esa etapa, así como controlar riesgos y concentrar esfuerzos en algunos sectores que puedan contribuir a la recuperación.

En forma concreta, la economía del gigante asiático sufrió una desaceleración preocupante y el año pasado su crecimiento fue el más bajo en casi tres décadas y el Producto Interno Bruto (PIB) del año 2018 solo alcanzó el 6,6 por ciento, sufriendo un descenso a casi la mitad en relación con el año 1990. Factores determinantes para esa situación fueron las bajas en las ventas de bienes de consumo con el 9 por ciento y en la producción industrial con el 6,2 %.

La desaceleración económica china fue continua durante todo el 2018 y los economistas estiman que ha adquirido una tendencia que se mantendrá durante el presente año. Bolivia, que tiene políticas que favorecen la exportación tradicional, mantiene el inflexible tipo de cambio y amplias relaciones comerciales con China, por lo que es posible que sufra las consecuencias que enfrenta ese país asiático, sometido a reglas económicas poco definidas, que han creado incertidumbre a nivel mundial.

Al respecto, se destaca que varias causas han determinado la caída del crecimiento (el más bajo desde 1990), por lo que Pekín adoptó medidas para reducir su considerable endeudamiento, lo que frena los créditos y los gastos en infraestructura. Al mismo tiempo, entre otros factores internos que originan esa crisis se encuentra la caída de la confianza de los consumidores y las empresas han reducido sus gastos en capital. Según algunos economistas, medidas correctivas como la flexibilización de algunas políticas y bajar los impuestos con la esperanza de volver a estimular el consumo, tienen escasas esperanzas.

Entre tanto, en últimos años son intensos los efectos de la influencia china en Bolivia. En efecto, entre otros, la exportación de manufacturas bolivianas al país asiático cayó a la mitad, es decir del 42 al 14 por ciento, afectando a la industria de nuestro país. Otra de las causas que provocó la ralentización económica en curso en el país asiático, es el efecto de la guerra comercial que le declaró Estados Unidos, que puso en aplicación aranceles a la importación de productos chinos, con el objetivo de que la nación del norte vuelva a consumir productos propios, lo que le permitió un crecimiento económico destacable, próximo al 6%.