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[Luis Antezana]

La Pachamama hizo fracasar la “revolución” venezolana


Hace unos veinte años, es cierto, Venezuela inició una revolución con mucho optimismo y que abrió grandes esperanzas entre los venezolanos. Transcurrió con “éxito” algún tiempo, mientras dispuso de grandes cantidades de divisas para importar alimentos y artículos suntuarios y derrochar a manos llenas los subidos ingresos gracias a los altísimos precios del petróleo. ¡Venezuela vivía en un mar de dólares!

No es menos cierto que esa revolución fracasó y ahora los venezolanos padecen hambre y carestía de los artículos más elementales para cubrir sus necesidades más premiosas. La causa es sencilla: ¡No hay divisas para importar alimentos! También es cierto que el problema se agrava porque no existe solución a la vista. Los problemas son inmensos y el gobierno los enfrenta, pero no para salvar la nación, ni evitar que el pueblo muera de hambre, sino para salvar el “socialismo”, como tabla de salvación.

Podrán sumarse todas las quejas, señalar todos los errores y proponer toda clase fórmulas para poner fin a ese estado de cosas, pero lo cierto es que todas ellas tendrán poco resultado, pues lo que previamente hay que hacer es encontrar la causa concreta que originó esa ruina y no limitarse a observaciones secundarias.

Una crítica acertada al respecto provino del expresidente uruguayo José Mujica, que dice: “En el campo venezolano no hay nadie, no hay una cabeza de ganado, la gente se fue a las ciudades de la costa y se perdieron los oficios; en esas condiciones, cuando se produce la crisis del precio del petróleo, Venezuela queda descalza porque no tiene producción interna de comida y eso no se arregla por arte de magia… Maduro no puede resolver el problema de la comida, porque no se la inventan los agricultores”.

Venezuela muere de hambre simplemente porque no produce ni una lenteja y no tiene papa para comer porque se acabaron las importaciones debido a la falta de divisas. Ahora bien, ¿Por qué no se produce alimento? Por el elemental aspecto de que no se resolvió el problema agrario y, más bien, se lo agravó, limitándose a la “defensa de los recursos naturales”, tirando al traste algo más importante: el asunto de la tierra como cuestión económica y no como tema poético, como es el de la “Pachamama”, que nada resuelve.

En ese sentido, el colapso de la “revolución” venezolana es el fracaso de la cuestión agraria, como también es el fracaso de todas las revoluciones contemporáneas. Las revoluciones se hacen produciendo alimentos y los que no comprendan ese principio están condenados al desastre.

La causa principal del colapso no solo de la revolución venezolana, sino de otros países “revolucionarios” está en la no solución de la cuestión agraria. Para mantener una revolución no solo hay que hablar la “defensa y nacionalización” de los recursos naturales, sino hay que resolver la cuestión agraria, que es muy importante.

La revolución boliviana realizó una reforma agraria a medias y por eso también subsistió a medias. Cualquier otro intento “revolucionario” está condenado a terminar como una calamidad, por un simple hecho, porque no habrá producción de comida y se acabarán las divisas para importar alimentos, en igual o peor forma que lo que ocurre en Venezuela. Y en esto nada tienen que ver el imperio y la derecha.

 
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