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El médico Gustavo Zubieta-Castillo durante un día de trabajo en el IPPA.
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Gustavo Zubieta-Castillo conocido internacionalmente como el “Gurú de la montaña” dejó un gran aporte intelectual en vida y, como padre, supo transmitir esa pasión por la investigación no solo a su hijo Gustavo Zubieta Calleja, sino a su nieta Natalia Zubieta, quien decidió seguir los pasos de su abuelo y de su padre en la investigación científica.

Pero conozcamos, a través de Gustavo Zubieta (hijo), la experiencia de vivir y trabajar con un genio de la ciencia por muchos años. Cómo fue su niñez, qué recuerdos atesora, qué aprendió del ser que admiró y amo tanto, y qué le sirvió para transmitir a sus hijas Natalia y Rafaela Zubieta De Urioste, la nueva generación en la investigación.

“Fue un hombre muy disciplinado hasta el último día de su vida, falleció a los 89 años. He compartido con él más de 50 años y mi aprendizaje comenzó cuando tenía 7 años de edad. Me enseñó electrónica y, en lugar de comprarme juguetes, me daba herramientas para despertar mi creatividad, para hacer nuevos aparatos”, recuerda Gustavo Zubieta Calleja, director del Instituto Pulmonar y Patología en la Altura (IPPA).

Luego de estudiar Medicina y la especialidad en Medicina de la Altura, Gustavo compartió todo ese tiempo junto a su padre no sólo en la convivencia familiar, sino también en el campo profesional, como colegas con un trato igualitario, de respeto y de amabilidad.

“Al comienzo no fue fácil trabajar juntos, pues siempre existe la autoridad del padre hacia el hijo, pero luego esto cambió, pues se sobreentendía que él era el jefe, y delante de los pacientes no podía decirle papá así que le decía:

el Jefe. Como profesional hizo grandes aportes a la ciencia como el impedir el uso de la fenilhidrazina para tratar la poliglobulia, fue uno de sus grandes logros, entre otros”, recuerda Zubieta.

FRASES FRECUENTES

Gustavo Zubieta (padre) nació en Oruro, en una familia de escasos recursos y llegó a La Paz con el firme propósito de realizar sus sueños, y así lo hizo, gracias a su capacidad e innegable genialidad en la investigación. Fue docente en varias universidades y autor de varios libros científicos de Fisiología y Patología en la Altura. A continuación alguna de las frases que mencionaba:

Nunca busques el dinero, éste debe ser consecuencia del trabajo, pero que no sea tu principal objetivo.

La edad es la disociación del cuerpo con la mente.

La mediocridad es un mal congénito, incurable y muy doloroso.

Lo que es verdad, es verdad, aunque duela.

Según Zubieta (hijo), son tres los legados que más agradece a su padre: - El haber trabajado con él hasta el último día de su vida, siendo su principal colaborador en sus proyectos en el IPPA. - Las enseñanzas de vida acerca del comportamiento, principios de ética, de moral, de hacer lo correcto, de no rendirse ante nada y la seguridad que se debe tener en uno mismo. - Una herencia académica extraordinaria que muy pocos dejan a sus hijos.

GUSTAVO ZUBIETA CALLEJA

Ahora conozcamos a la segunda generación en la línea de investigadores, el científico Gustavo Zubieta Calleja, a través de la médico Natalia Zubieta De Urioste (hija). Abuelo y padre se dedicaron a la investigación científica en temas de altura y crearon como centro de referencia el IPPA en La Paz.

“Mi padre es múltiple y eso es lo que le permite ver de una forma distinta el mundo, no es alguien que solo sabe de medicina, sino que conoce de mecánica, software e ingeniería. Es una persona muy creativa. Sus conocimientos son aplicados en los pacientes que atiende y sus investigaciones que son apreciadas a nivel nacional e internacional, porque han servido como guía para varios estudios sobre la altura”, recuerda Natalia.

Ella asegura que su padre recibió muchas enseñanzas de su abuelo y que gracias a él adquirió muchos conocimientos en tecnología que le permitieron desarrollarse en este campo. Fue becado en el colegio Calvert, porque su abuelo no tenía los recursos necesarios para pagarle la educación y, por fortuna, fue aceptado hasta concluir el bachillerato.

“Durante muchos años mi padre fue el colaborador de mi abuelo, formaban una dupla perfecta, pues mi abuelo tenía la idea y mi padre la concretaba. Con el paso de los años, recién se dieron cuenta que no sólo mi abuelo era un genio, sino también mi padre, y hasta el presente, él continúa con el legado en la investigación científica”, asegura Natalia Zubieta.

CONSEJOS

Algunas de las cualidades que más admira Natalia de su padre son la creatividad, la libertad de pensamiento, la seguridad en sí mismo, el creer en sus ideas y compartirlas sin temor en los diferentes eventos internacionales a los que ha sido invitado y en la organización en su séptima versión acerca de la Hipoxia Crónica.

“Mi padre es una persona que siempre me ha incentivado a seguir mis sueños. Y el tener juntos a mis padres, me ha permitido tener un panorama completo, pues mi madre es muy estudiosa y mi padre un rebelde. Esto ha hecho que yo sea una persona más libre y que no tenga miedo a la innovación, a cuestionarme y probar nuevos caminos y no contentarme con lo establecido que es fundamental para la ciencia”, afirma Natalia.

Según Zubieta (hija) algunos de sus aportes a la ciencia han sido “el ácido base y su manejo en la altura” que antes se había estudiado a nivel del mar, pero ahora se lo ha desarrollado en lugares altos por encima de los 5.000 metros y que en Bogotá (Colombia) se lo utiliza como una gráfica estándar que les sirve como guía.

 
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