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[Luis Antezana]

El MAS “no volvió” al poder, ya estaba ahí


La historia de las elecciones generales en Bolivia ha registrado el 18 de octubre pasado un notable, suceso según el cual el MAS de Evo Morales “llegó” o volvió al poder, versión equivocada que requiere aclaración, pues, no es del todo cierta ya que ese partido estaba en el poder desde catorce años atrás y que no había estado fuera de él en ningún momento.

En noviembre del 2019, una insurrección popular expulsó del gobierno al MAS, pero ese poder no fue tomado por la triunfante población insurrecta, como debía, sino por un grupo de parlamentarios y observadores extranjeros y nacionales que declaró, al amparo de la Constitución ilegítima de 2009, a Jeanine Añez presidenta de un Gobierno de transición.

En esos momentos, en el Palacio de Gobierno, Añez y su gente tenían todo el poder en sus manos, mientras los militantes del MAS, expulsados del gobierno, se quedaron inmutables en sus oficinas de los órganos Legislativo, Judicial y todo el resto del aparato del Estado. El gobierno de la señora presidenta, que se hizo cargo del Órgano Ejecutivo, ocupaba el Palacio Quemado como un único poder. El MAS estaba fuera del gobierno y existía un gobierno de un solo poder como correspondía a las circunstancias.

Entonces, la mayoría parlamentaria masista que ocupaba en Órgano Legislativo tuvo la iniciativa extraconstitucional de legalizarse en sus funciones y sancionó un proyecto de ley de prórroga de mandato que pasó al Ejecutivo y la presidenta lo promulgó el 19 de enero de 2019. Su punto principal estableció: “Art. 1. La presente ley tiene por objeto excepcionalmente prorrogar del período de mandato constitucional de la presidenta del Estado Plurinacional las y los asambleístas de la Asamblea Legislativa Plurinacional y las autoridades electas de entidades territoriales autónomas, para restablecer la normalidad constitucional”.

Esa ley permitió al MAS, defenestrado del poder, vuelva de hecho al gobierno y así seguir gobernando como si nada hubiese pasado, hecho que significó que Evo Morales había salido del poder, pero quedó el evismo.

En adelante, la presidenta Añez solo se dedicó a la burocracia y combatir la pandemia y dejar de lado la política, mientras al poder evista cogobernante no le importaba el virus y solo se dedicaba a la política, irregularidad que nació en noviembre debido a la inexperiencia de la mandataria y estar cercada por “especialistas” que la inducían al error, falla que, además, no reconoció no corrigió y la repitió y con el agravante de declararse candidata presidencial y así quedar con las manos atadas y perdida toda autoridad. En adelante, la presidenta Añez solo se dedicó a la burocracia y combatir la pandemia y dejar de lado la política, mientras al poder evista cogobernante no le importaba el virus y solo se dedicaba a la política, irregularidad que nació en noviembre debido a la inexperiencia de la mandataria y estar cercada por “especialistas” que la inducían al error, falla que, además, no reconoció no corrigió y la repitió y con el agravante de declararse candidata presidencial y así quedar con las manos atadas y perdida toda autoridad.

La Ley de 19 de enero creó el segundo poder o poder dual, sistema por el cual, por un lado, la señora Jeanine manejaba el Poder Ejecutivo y, por otro, el legislativo, municipios, empresas públicas, etc. estaba monopolizado por el “masismo” y más aún, por el mismo Evo Morales que seguía “gobernando” al país por teléfono desde Buenos Aires. El segundo poder recién creado, empezó a dictar leyes y ordenar al Ejecutivo que las promulgue so pena de producir una conmoción. Día a día, el segundo poder del MAS fue sancionando leyes y así paulatinamente –con jugosos sueldos e ingresos extras-- fue recortando el poder y las facultades del Ejecutivo hasta dejarlo enquistado en el Palacio Quemado, sin capacidad de maniobra y a merced de funcionarios infiltrados que se dedicaron a la corrupción y a sabotear al errático y desorientado gobierno.

El poder político del país quedó, entonces, casi en su totalidad en manos del MAS. En realidad, el cogobierno, hecho que soslayaron o no percibieron los infalibles analistas políticos que, liberalismo en ristre, hacían la vista gorda y dejaban hacer y pasar. El MAS aumentó, entonces, su poder y alzó el grito al cielo por la suspensión de las elecciones y luego impuso que estas se realicen el 18 de octubre, orden que Añez promulgó y así aceptó que el MAS tenía todo el poder del Estado a su disposición.

Finalmente, el 18 de octubre se realizaron las elecciones y hay quienes aseguran que “ganó” y “volvió” al gobierno en el que estaba atornillado y no dejó un momento en catorce años. Sin embargo, eso no es muy cierto, pues, en realidad, el MAS no ganó o volvió al poder en las elecciones porque ya estaba bien posicionados en él gobierno y todos los aparatos del Estado. Lo único que sucedió fue que volvió a disponer y usufructuar del poder en su totalidad y tal vez ni siquiera hubiese sido necesario realizar nuevas elecciones y menos fraude alguno. El gobierno con dos poderes llega a su final y, como no podía existir por absurdo, vendrá un gobierno de un solo poder.

Colorín colorado, el doble poder se ha acabado.

 
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