Exhuman cadáveres de brasileños en San Matías



La excavación y posterior retiro de los cuerpos de los brasileños se produjo bajo estrictas medidas de seguridad. En el sector se advertía un clima de tensión y miedo.

San Matías.- Mientras tres hombres sacaban un bulto de plástico azul y celeste, militares y policías presenciaban el hecho desde aproximadamente 20 metros, una familiar de los brasileños levantaba las manos al cielo y lanzaba un grito de dolor, mientras los curiosos estaban más distantes.

La excavación y posterior retiro de los cadáveres de la fosa común se produjo cerca de las 16:00 horas. Primero se sacó el cadáver chamuscado de Max Díez y luego el de Jefferson Castro Lima, quien resultó ser hijastro del primero. Mientras en las cercanías del cementerio se advertía un clima de tensión y miedo.

“No justificó la muerte de esas dos personas, pero son muchos los abusos de los brasileños y nadie dice nada. Hay un límite para todo y la gente sólo buscaba justicia. No se preocupan por nosotros, necesitamos mayor resguardo militar”, se quejaba una señora que no quiso identificarse.

Los consultados coinciden en el hecho que la ejecución de los dos fue rápida y que una vez que éstos murieron procedieron a quemarlos. La multitud entre 300 y 400 personas de los pobladores saben que este es un hecho aislado y que en San Matías se quiere vivir en armonía y sin temor.

Para cumplir con esta tarea llegaron de Brasil ocho militares del grupo Gefron y dos expertos en medicina legal. Ante los reporteros uno de los comandantes de Gefron expresó en portugués que este hecho conmocionó a Brasil por la crueldad del hecho y que por esta razón se llegó a Bolivia para cumplir con el cometido.

Por instrucción de las autoridades de su país llegó a Bolivia para emprender las gestiones correspondientes del traslado de los restos de los dos brasileños y posteriormente entregarlos a sus familiares. Castro Lima, de acuerdo a diversos informes tenía un amplio prontuario por tráfico de sustancias controladas y habría salido hace pocas semanas de un recinto carcelario.

San Matías distante a siete kilómetros de Brasil es apenas custodiado por un centinela y una secretaria que cumplen un trabajo eminentemente formal, frente a ello, las autoridades recibieron la promesa del Ejército de recibir refuerzos para cumplir con una trae más eficaz, como por ejemplo evitar que pase por ese punto gente armada.

Edwin Rojas Méndez, comandante de la Policía de San Matías, informó que se dio curso al pedido de la repatriación de ambos cadáveres, porque se consideraba un pedido justo y no se presentó ninguna objeción.

En tanto, el fiscal de San Matías, Luis David Veizaga sorprendió a todos con su renuncia y señaló que ésta no es producto de ninguna presión y menos tiene que ver con el último hecho que concluyó con la muerte de los brasileños.

La comandante Departamental de la Policía, Lily Cortez, prometió al cónsul brasileño Colbert Soares Pinto a concluir con las investigaciones para identificar a los instigadores del hecho que concluyó con la muerte de los brasileños.

Agentes de Inteligencia viajarán a San Matías, donde existe un clima de tensión y se advierte un ambiente poco propicio para tomar declaraciones.

“Es un hecho criminal no político y no tiene por qué afectar las relaciones. El único interés que tiene Brasil es que se abra investigación para dar con los responsables de los crímenes”, explico a la salida de su reunión que sostuvo con la máxima autoridad de la Policía.

Los hechos suscitados entre el pasado lunes y martes, mostraron la falta de asistencia a esta población, la inseguridad en la que viven sus habitantes y el avance gradual del narcotráfico.

Tal es el caso, que los policías de esta población pidieron su traslado, bajo el argumento de inseguridad y necesidad de contactarse con sus familiares.

 
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