Eyre: “Me di cuenta que el mundo no respetaba a los indígenas”

A su arribo a Bolivia el galardonado director Cheyenne/Arpaho comentó ante los medios algunos de los elementos centrales de sus películas y así también se refirió a aquellos factores temáticos que incidieron en su visión de mundo, como las diferencias raciales, que se observan en sus películas.

Tomando un mate de coca en su primer viaje a Bolivia, Eyre relata, con la ayuda de un intérprete, que su primer objetivo es presentar sus películas y adquirir las capacidades par comprender a las audiencias bolivianas en una suerte de viaje de aprendizaje.

El director nativo americano comenta que los primeros años de su vida fueron muy particulares, sin embargo explica que fue a los 18 años que adquirió una nueva perspectiva de la vida y que, literalmente, el mundo había cambiado, que él era el otro. Era un “otro” indígena al que no respetaban.

“En Estados Unidos, en el área comercial de la industria fílmica, los nativos estadounidenses constituyen una categoría bastante nueva de cinematografía. Yo por ejemplo, no tenía esperanza que mi primera película alcanzará tanto éxito. Hice mi primera película a los 26 años y aparecía todos los días”, apunta.

Smoke Signals (Señales de humo, en español), su primera película, se exhibió en todo el país, se presentó en la Casa Blanca y se presentó por seis meses en salas de cines, constituyéndose en un gran éxito en Hollywood, pero este amplio éxito nunca se cruzó por su cabeza.

Eyre explica, “lo que yo quería hacer era una película sobre personas que conocía, personas que no habían sido llevadas a la pantalla, personas a las que amaba y se hizo la película. Desde entonces he tenido más oportunidades de hacer más películas sobre indígenas de Estados Unidos. Las películas son como los niños, porque nutres la película, la haces crecer y llega el momento en el que debes dejarla volar y nunca sabes lo que va a resultar. Es un proceso de liberar y dejar ir”.

De acuerdo a los estándares de Hollywood no era previsible el éxito de la producción, ya que como Eyre apunta, la sensibilidad de los nativos americano es diferente. Pero, el punto a favor fue la combinación, casi mágica, que permitió que esta producción con marcados rasgos personales, pudiera reírse de los estereotipos, encontrando espacios en carteleras universales.

Para el Director, esta posibilidad y el triunfo inicial fue una oportunidad tan política como estética y de trabajo continuo para mostrar a los indígenas como son, ni nobles ni salvajes sino con todos sus matices.