[Luis Antezana]

La relatividad de las nacionalizaciones


La nacionalización, o sea el traspaso de la propiedad de empresas privadas que explotan y exportan materias estratégicas a manos de la Nación no sólo depende de la nacionalización propiamente dicha, sino de las circunstancias en que se aplique esta medida. Esta definición debe pasar, sin embargo, de su carácter abstracto a su precisión concreta.

Nacionalización no significa estatización, ya que, en el primer caso, la propiedad privada pasa a propiedad de la Nación, o sea de todo el pueblo, mientras en el segundo caso la propiedad privada pasa a propiedad del Estado generalmente por compra y a precios elevados. Es sabido que Nación y Estado son cosas diferentes. Como resultado de la nacionalización los bienes son inalienables mientras en el caso de la estatización la propiedad está sometida a disposiciones civiles y puede enajenarse.

Algunas nacionalizaciones se hace con empresas que están por encima de la Nación u otras que no lo están. En ese sentido, no sólo se nacionaliza los bienes de la empresa, sino también la política y el Estado, mientras en el segundo caso, sólo se nacionaliza la empresa como bien económico, ya que ella no tenía influencia sobre el Estado. El primer caso se dio en Bolivia en 1952: el objetivo era nacionalizar la política y el Estado y, luego, la empresa.

Las nacionalizaciones y estatizaciones adquieren carácter relativo según las circunstancias de la economía mundial y de cuyas políticas dependen los precios de las materias primas. Por tanto, las nacionalizaciones y estatizaciones dependen de esos factores.

En efecto, cuando la nacionalización se realiza en momentos de depresión económica mundial, la medida está condenada al fracaso. Así, no es la nacionalización la que fracasa sino son los precios bajos los que producen el fracaso de la nacionalización.

Cuando las nacionalizaciones se producen en momentos en que los precios de las materias estratégicas están en alza, las medidas estatistas o nacionalizadoras, por mal que estén hechas, resultan siendo “exitosas” y los Estados pueden inclusive registrar ganancias, aun en caso de que se observe una pésima administración de las empresas públicas.

Las bajas cotizaciones de las materias primas, en oportunidad de las nacionalizaciones, son causa de grandes perjuicios. En igual forma, en momentos de altas cotizaciones, no son las nacionalizaciones las que causan prosperidad. El éxito se debe a las altas cotizaciones.

Como ejemplos se puede citar la nacionalización minera de 1952 y la nacionalización de los hidrocarburos en 2006. En efecto, no se puede atribuir a los gobiernos respectivos el fracaso o éxito de las medidas nacionalizadoras o estatistas, sólo se lo puede atribuir a cotizaciones de materias primas.

Ese éxito o fracaso, sea de gobiernos responsables o irresponsables, se debería a los precios internacionales. Un gobierno autor de medidas nacionalizadoras puede terminar en un fracaso económico y hasta político. En cambio un gobierno, por irresponsable que fuese, puede tener éxito en sus medidas de este tipo si los precios son altos.

Así, las nacionalizaciones son relativas y su éxito o fracaso depende, pues, de factores más externos que internos. En efecto, si la nacionalización del 1952 hubiese tenido precios del estaño no de 75 centavos la libra de estaño (no diez y hasta 12 dólares, como ahora), hubiese sido un éxito. En cambio, la estatización de los hidrocarburos por Evo Morales 2006 resultó exitosa, no por la mejor administración, sino por los precios que subieron de 1 a 12 dólares la unidad del gas y de 2 a 12 dólares la de estaño.

Se puede convenir que si el actual Gobierno hubiese tenido precios bajos en gas y estaño, no habría subsistido. Efectivamente, el Gobierno actual está privilegiado por la buena suerte. Llegó al poder de manera afortunada, cuando los precios de las materias estratégicas se dispararon hacia arriba, a diferencia de lo que le pasó al MNR, cuando los precios de los recursos naturales se derrumbaron a niveles muchísimo más bajos que los costos de producción, llevando al Gobierno a grandes dificultades e hicieron aparecer la nacionalización minera como fracaso.

Las nacionalizaciones deben ir acompañadas de avances democráticos y eliminación de resabios feudales, como no ocurrió el l952 ni ahora, lo que determinó las bases para su posterior colapso. Esos factores internos se sumaron a los externos y causaron el desprestigio de la nacionalización.

No fueron, pues, las nacionalizaciones en sí mismas las que tuvieron buenos o malos efectos. Esos resultados dependían de los precios de las materias primas a nivel internacional. Esa situación revela que los países que dependen de la exportación de materias sin valor agregado, están condenados a la condición colonial. La prosperidad de los países no depende, pues, de la eficiencia o ineficiencia de los gobiernos, sino del mercado internacional.

En el actual panorama mundial, el éxito de las nacionalizaciones en países en desarrollo se debe a factores externos casi exclusivamente. En este último caso, los regímenes beneficiados por altos precios, lo que deberían hacer es no atacar a países que permiten altos precios para los recursos naturales y tomar en cuenta la relatividad de las nacionalizaciones y estatizaciones.

TITULARES

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (725 Kb)      |       PDF (328 Kb)



Caricatura


Sociales

DESPEDIDA EN HONOR DE LOS ESPOSOS GIL

Rolando Kempff entrega un reconocimiento a Iago Gil.

ABIA ENTREGÓ RECAUDACIÓN DE LA IV FERIA AGROINDUSTRIAL

El embajador de España, Ángel Vázquez junto a las damas de ABIA, y los representantes de los benefactores durante la entrega de los cheques simbólicos.