Politización de defensa del Cerro Rico de Potosí



Un asentamiento inusual del Cerro de Potosí equivaldría al efecto causado por varias bombas atómicas; entre cinco a diez mil mineros que trabajan en el Cerro desaparecerían instantáneamente; la ciudad de Potosí, también desaparecería de inmediato. El Cerro Rico de Potosí, en inminente peligro, precisa un estudio científico y no un “estudio geotécnico” según el especialista potosino, ingeniero Marco Montoya Rivera. Mientras tanto, los discursos y los enfrentamientos entre los “defensores” del Cerro Rico de Potosí demoran las soluciones que, en este caso, son de vida o muerte para este gigante.

La proximidad de las elecciones generales de octubre, si bien constituye una oportunidad para que la opinión pública nacional haga conciencia sobre el anunciado derrumbe del Cerro Rico y presione por una solución integral; autoridades, políticos, cívicos y motivaciones interesadas en mantener el statu quo del conflicto están enfrentados en una especie de locura colectiva que, apura el fin de esta dañada estructura mineralógica.

La suerte parece estar echada: los candidatos potosinos a la Asamblea Constituyente, hasta la fecha, solo han contribuido a la división de una campaña unida en favor de la sobrevivencia del Cerro Rico.

Las autoridades de Gobernación, precisamente por el actual proceso pre –electoral, tienen un discurso ambivalente. Ora contra los grandes explotadores de minerales; ora contra las cooperativas mineras, pero en conclusión, sin tomar decisiones que le competen y sin detener sobre la marcha, a quienes explotan la cumbre de este desgraciado filón natural.

El Comité Cívico navega entre estas furiosas aguas y tampoco tiene la suficiente convocatoria en el mismo departamento de Potosi, para ser escuchado en favor del salvamento de la mole en peligro de muerte.

Mineros e instituciones mineras -ya no vicuñas ni vascongados- embolsan los minerales y continúan horadando la garganta enferma de este milenario Cerro, digno en nuestra Historia y más digno de los que viven a costa de sus cavernas y de sus heridas profundas pero aún, con riquezas minerales.

No hubo perdón durante la Colonia; no hubo perdón durante la República y no han perdón para el Cerro Rico de Potosí, en el Estado Plurinacional de Bolivia.

En estas tres etapas, que suman siglos, el Cerro de Potosí cedió sus riquezas a moros y cristianos. Millones de toneladas de plata y de otros minerales, salieron de sus ricas cavernas y ¿cuál fue la respuesta de sus explotadores?

La respuesta de estos siglos de explotación, incluido el Siglo XXI que iniciamos, muestra indiferencia a la suerte del Rico de Potosí pero, sí continuidad a la explotación de sus riquezas, sin importar el futuro de la hermosa mole.

Si cae el Cerro de Potosí habrá terminado su agonía cíclica y empezará la agonía de quienes lo explotan y la Ciudad de Potosí, pasará como una curiosidad al Libro Guinnes. Caido el Cerro, caída la Ciudad y sus moradores.

PALABRA DE

LOS EXPERTOS

EL DIARIO, preocupado por la suerte de nuestro Emblema Nacional, investigó el riesgo que corre la montaña del Cerro Rico. He aquí sus opiniones. Todas coinciden en que, si el Gobierno boliviano e instituciones externas pertenecientes a la ONU, no actúan con severidad de inmediato y paralizan la explotación, sobre todo de la cúspide Cota 4400, el Cerro Rico de Potosí será parte de la leyenda.

EDGAR RAMíREZ

Edgar Ramírez, actual director del Archivo Histórico de Comibol con sede en la ciudad de El Alto, afirma que la explotación de plata y otros minerales por las compañías mineras Patiño, Hoschild y Aramayo, antes de la Nacionalización de 1952, fue hasta cierto punto, metódica y científica porque, los tres Barones ya habían previsto el deterioro interno del Cerro.

Para evitar un temprano desenlace, empresarios, geólogos e ingenieros, ordenaron a los trabajadores, respetar y construir una estructura mineralógica a manera de vigas horizontales y verticales en los lugares de explotación, semejantes a las existentes en los edificios.

Las vigas, a lo largo y ancho del famoso Cerro, permitían la explotación segura y con el tiempo, constituyeron una especie de esqueleto que sostenía todo el cuerpo de la montaña.

Desde la Nacionalización de las Minas, octubre de 1953 y con mayor insistencia, desde la “relocalización” con el Decreto 21060, miles de mineros y sus familias, para sobrevivir, concentraron su trabajo en el Cerro de Potosí.

Se sabe que, por lo menos, existían 2 mil bocaminas en aquel portentoso espacio, en la época de los Barones del Estaño; luego, en 1994, cerca de setecientas con la curiosidad de que, casi todos los que explotaban la riqueza del Cerro, empezaron a demoler las “vigas” horizontales y verticales porque contenían minerales casi listos para embolsar.

Como es un producto geológico, el Cerro de Potosí, concentra aún en la tierra de nadie, que es la Cota 4400, todos los minerales livianos, en particular plata y otros de buena cotización.

La parte Central y la base, también son ricos en plata, estaño y minerales bien cotizados pero, para sacarlos a superficie, es necesaria una fuerte inversión en maquinaria y hombres. La Cota 4400, en cambio no necesita inversión, sino trabajo intensivo de explotación. Es la más rica y de total preferencia de las empresas privadas y de los cooperativistas mineros en especial.

Edgar Ramírez, que empezó su vida de trabajador minero en las bocaminas de Potosí, dijo que si no habrían cooperativist as, no habrían empresas transnacionales.

MARCO MONTOYA

El especialista, y además, potosino, ingeniero Marco Montoya Rivera, afirmó que existe un estudio detallado del comportamiento geodinámico del Cerro de Potosí. Debe servir de base a las comparaciones de alta precisión con el objeto de obtener un criterio científico, no técnico, sobre lo que se debe hacer para salvar nuestro emblema nacional, agregó.

Hace años, el Instituto Geográfico Militar (IGM), en virtud de un contrato firmado con la Unesco para Comibol -- septiembre de 1996 y enero de 1997—estableció una red de alta precisión capaz de controlar los desplazamientos horizontales y verticales, con precisiones de hasta 0,001 ppm. , lo que significa un margen de error máximo de una milésima de milímetro, en cada uno de los mojones establecidos para el control geodinámico del Cerro.

Nuestro entrevistado reiteró que aquel estudio científico, puso en consideración del Estado boliviano, el establecimiento de una Red Geodésica de Orden Cero, que sirva de punto de partida para todo tipo de trabajo a realizarse con esta tecnología; a su vez advirtió que el Cerro Rico de Potosí se desplaza continuamente en coordenadas Norte y Este; que respecto a la altura elipsoidal, el Cerro se hunde diariamente 00,5 milímetros. Respecto a la altura ortométrica, se hunde 00,3 milímetros por día y que en relación a las Placas de Nazca, el Cerro de Potosí se desplaza a una velocidad de 3 centímetros anuales. “El Cerro Rico está asentándose a diario”.

Los ingenios mineros verterían todos los químicos utilizados en la flotación del mineral y éstos contaminarían las aguas que pertenecen a las nacientes del Río Pilcomayo. Igual suerte correrían los grandes ingenios que trabajan con cianuro, contaminando incluso, los ríos de Potosí, Chuquisaca, Tarija y los ríos de Argentina y Paraguay, concluyó.

CONCLUSIóN

La opinión pública nacional, la misma Historia de Bolivia y las instituciones internacionales que han dicho su palabra de socorrer al ultrajado Cerro Rico de Potosí, exigen una política cívica que neutralice intereses y discursos demagógicos que, bajo el pretexto de defender esta riqueza, en el fondo contribuyen a la anunciada catástrofe y condenan a muerte a nuestro emblema.

 
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