Las cholas prefieren dólares

Antes de retornar de Quillacollo a la sede de nuestras actividades periodísticas, la inquieta reportera de pollera se dio modos para entrevistar brevemente a la Virgencita de Urkupiña, preguntándole cuál había sido el milagro mayoritario que sus fieles le habían solicitado, a lo cual respondió la Virgen esbozando una sonrisa: “Casi todos los creyentes, incluidos el presidente Evo y sus ministros me han pedido el milagro de la multiplicación de sus dólares...”.

Este precioso dato periodístico me sirvió para dialogar con mi comadre Macacha cuando concluyó su faena folclórica de bailar sin reposo varios días y luego obligarme a ascender al cerro Cota para desprender guijarros y llevarlos a La Paz, con la esperanza de que éstos se convertirían en dólares, que es la ilusión de la mayoría de los ciudadanos bolivianos, aunque algunos presuman de anti-imperialistas y de enemigos del gran país del Norte.

Conversando con mi pariente espiritual en una de las mansiones que posee en Quillacollo, ella me pidió muy respetuosamente que le frotara sus pies con unos ungüentos balsámicos, a lo cual accedí no sin antes comunicarle que también estaban hinchadas sus pantorrillas, más conocidas como “ttusus”, a lo cual accedió en vista de su fatiga y después de “ttusearla” con regocijo empezamos a conversar seriamente acerca del hecho más importante producido en La Paz en los últimos días, la “bolivianización” de todas nuestras transacciones comerciales.

Revisando los periódicos publicados en los últimos días y escuchando grabaciones radicales, mi hábil socia periodística me refirió que el presidente del Banco Central, el señor Zabalaga, dio la noticia de que el gobierno del señor Evo Morales había decidido bolivianizar todas nuestras transacciones, incluyendo las relativas a propiedades urbanas y vehículos.

Inmediatamente, el alto funcionario del Banco fue desmentido por el ministro de Economía Luis Arce Catacora.

A esta altura de su relato noticioso, mi comadre Macacha me manifestó con entusiasmo: “Eso indica que nuestros gobernantes no saben que todos los milagros solicitados a la Virgencita de Urkupiña son en dólares, que el satélite espacial se paga en dólares, que el teleférico se paga en dólares, que el avión presidencial se pagó en dólares, que las ‘coimisiones’ se paga en dólares, que las coimas a malos funcionarios se paga en dólares, que los intereses del 10 por ciento mensual que cobra la señora Macacha, que soy yo, se paga en dólares...”.

Tuve que pedir a la cholita de Cochabamba que no continuara con su perorata, pero ella alcanzó a decirme que yo por acompañarla a Urkupiña también le debía en dólares y un etcétera, etcétera también en dólares.