Muerte Amorosa

Una arquería de piedra labrada es el marco que parece guardar el ensueño hierático de una pareja. Luces mortecinas toman vida detrás de unos cristales de colores como si fueran infiernillos que aprisionan fuegos satánicos. Una fuente de agua en el centro de un viejo convento semeja una lágrima y una torre de armiño proyecta su sombra en el infinito.

En el jardín, una mujer agobiada en su resignación muestra unas trenzas de azabache que adornan su cuello descarnado. Su compañero, dueño de una constancia más firme que la piedra, tiene entre sus antiguas manos una copa de pulque. En su sombrero de charro recuerda el paso empecinado de un planeta de humo, cuyo perigeo no logra tocar la mirada de sus dos concavidades que ahora miran para dentro.

El amor ha quedado aprisionado en esta tumba que balconea en el aire conventual y en la sonrisa de sus dentaduras aparece el gesto macabro de la muerte. El amor y la muerte, ríen juntos, amor y muerte se abrazan y se muestran en el connubio de dos esqueletos.

Del libro Geografía del Alma – cuentos y estampas.