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En tragedia de avión de LaMia

Operadores transgredieron norma de control de vuelo

• La investigación revela que el accidente se produjo porque la aeronave, que partió del aeropuerto de Santa Cruz hasta Rionegro, en Colombia, no contaba con la gasolina suficiente ni para hacer el aterrizaje


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La falta de combustible fue la causa del accidente de un avión de la empresa Lamia, que se cobró la vida de 71 personas, la mayoría de ellas del club brasileño de fútbol Chapecoense, el 28 de noviembre de 2016 en Colombia, según el informe de Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil), que también cuestionó la labor de los operadores aéreos que transgredieron la normativa de control de vuelo.

La información fue dada a conocer ayer por el jefe del grupo de investigación de accidentes de la Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil), coronel Miguel Camacho, que señaló al presentar el informe final del accidente que se constató que el avión no tenía la cantidad suficiente de combustible.

Según destaca el reporte, difundido por Univisión.com, la empresa LaMia planeó sin escalas el vuelo chárter, donde iba en su mayoría el club brasileño de fútbol Chapecoense que cubría la ruta Santa Cruz y Rionegro en el cual “no cumplió con los requisitos de cantidad mínima de combustible exigidos en las normas internacionales, pues no tuvo en cuenta el combustible requerido para volar a un aeropuerto alterno, el de contingencia, el de reserva ni el combustible mínimo de aterrizaje”, dice el comunicado escrito.

Según reza el reporte, la aeronave “tenía un déficit de 2,303 kilogramos (litros) de combustible, ya que para recorrer la ruta Santa Cruz-Rionegro las disposiciones del sector exigían una cantidad mínima de combustible de 11,603 kilogramos (litros) y esta aeronave solo contaba con 9,300 kilogramos (litros)”.

El factor humano fue determinante en todos los procedimientos que llevaron a uno de los peores accidentes aéreos de la historia de Colombia básicamente porque la tripulación tomó malas decisiones al no hacer una escala para recargar combustible ni alertar a tiempo a la tore de control en Rionegro de su estado de emergencia.

Solo seis personas lograron sobrevivir al accidente. El plan original del Chapecoense era volar directamente desde Brasil a Colombia en un vuelo fletado. La Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil no lo autorizó. El Chapecoense cambió sus planes y voló hasta Santa Cruz de la Sierra, donde tomó el vuelo de LaMia.

Una de las conclusiones más impactantes del informe final de Aeronáutica Civil es que “ni la empresa ni la tripulación, aunque eran conscientes de la escasa cantidad de gasolina para terminar el vuelo en Rionegro, tomaron la decisión de no aterrizar en otro aeropuerto en ruta para reabastecer y completar así la cantidad mínima de combustible para proceder con seguridad a su destino final”.

“La tripulación descartó un aterrizaje en Bogotá, u otro aeropuerto, para reabastecer”, sostiene el informe.

Con respecto a la mala gestión, el informe establece que LaMia tenía deficiencias organizacionales, una difícil situación económica, inconvenientes en la dotación de cargos y problemas en su sistema de gestión de seguridad operacional y en el cumplimiento de las políticas de combustibles: “Pese a que estaban establecidas en los manuales, no se cumplían en la práctica”.

Unos 22 técnicos participaron en la investigación que determinó que la aeronave estaba en buenas condiciones, tenía el mantenimiento actualizado y que, además, contaba con una tribulación experimentada.

INFORME REVELA CONVERSACIONES

Una de las revelaciones que hace el informe presentado ayer por autoridades de Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil) es la transcripción de la conversación que sostuvieron el piloto Miguel Quiroga y el copiloto Ovar Goytia, miembros de la tripulación LaMia, durante el vuelo que se estrelló en un cerro de Antioquía en Colombia el 28 de noviembre de 2016.

En la charla, se evidencia que la principal preocupación del piloto y su colaborador fue la falta de combustible. El informe detalla que 40 minutos antes de quedar desabastecidos se prendieron las alarmas sonoras y visuales, pero ellos ya sabían de los problemas mucho antes.

Según los datos que señala el documento, ambos pilotos comienzan a hablar de los problemas de combustible a las 19:20 hora boliviana (23:20 UTC) del 28 de noviembre de 2016 (partieron a las 18:18 de Santa Cruz) y el último motor se apaga a las 22:58 (02:58 UTC), es decir que tres horas antes del siniestro ya sabían del inconveniente y no lo reportaron a ninguna autoridad aeronáutica.

El informe de Aerocivil señala que el piloto no declaró la emergencia sino hasta unos minutos antes que la nave entre en falla total por la falta de abastecimiento.

“Durante el desarrollo del vuelo, y de acuerdo a los registros del CVR, fueron repetitivos los comentarios de la tripulación acerca de la administración de combustible, en relación a la optimización del mismo en la fase crucero, en el descenso y la posibilidad de aterrizar en Bogotá, Colombia, para reabastecer”, señala una parte del documento oficial.

Comentarios como “está jodida la cosa”, “está grave esto”, “necesitamos 200 kilos (de combustible más son repetitivos en la conversación entre los dos pilotos. Uno de ellos incluso se lamenta de no haber hecho escala en Cobija para aprovisionarse, como estaba programado originalmente.

Otro de los detalles de la transcripción es que durante el vuelo ingresa a la cabina un pasajero a tomarse una foto con los pilotos, interrumpiendo la conversación sobre el tema del combustible.

Los últimos momentos del vuelo no fueron grabados. La investigación señala que el sistema de captura de voz dejó de funcionar a las 21:15 hora boliviana (01:15 UTC). No se llegó a determinar por qué el registrador dejó de funcionar anticipadamente.

La grabación del piloto pidiendo prioridad, unos minutos antes del accidente, fue grabada por la torre de control del Aeropuerto Internacional José María Córdova.

A continuación puede leer el contenido de la conversación grabada por el sistema de grabación de la nave de LaMia, y que fue trascrito por Aeronáutica Civil de Colombia. (Tomado de El Deber)

 
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