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Una vida entera tocando música



Miguel Jiménez acompaña 15 años a la comunidad Porvenir Aymara, en el ritmo de Italaque.

Los músicos de danzas autóctonas y criollas son imprescindibles para las 72 fraternidades y más de 40 mil bailarines de la fastuosa entrada folklórica en devoción al señor Jesús del Gran Poder, donde cerca de 7.247 músicos de ritmos autóctonos y criollos hicieron vibrar los corazones.

Es el caso de Miguel Jiménez, quien acompaña 15 años a la comunidad Porvenir Aymara, en el ritmo de Italaque. “Este trabajo me permite cada año demostrar que aún conservo en la memoria las notas que debo realizar a la hora de soplar el siku (instrumento musical de viento).

“Somos del centro cultural Wuaywua y aprendimos a tocar la música que corresponde a la provincia Camacho, donde la mayoría somos músicos no solo de escuela, sino sobre todo a oído (empírico)”, indicó.

Con una indumentaria andina, propia de la región, Jiménez es parte de un numeroso grupo de músicos, donde interactúan las mujeres, quienes contradiciendo la creencia andina, ellas demuestran que pueden lograr los mismos ritmos, tanto en viento como de percusión, como lo demostró Cinthya Soria.

El ritmo de los sikus llegó hasta la avenida Simón Bolívar, donde formaron una ronda para acompañar esta danza, antes de trasladarse a su local, para continuar disfrutando de esta manifestación cultural.

CRIOLLOS

Los ritmos criollos, entre los que se encuentran la morenada, diablada y el salay, se han convertido en el mayor atractivo de los espectadores, quienes ahora no solo disfrutan de la algarabía, el esplendor y los colores, sino también del ritmo que acompaña a los músicos de “grandes Pulmones”.

Participar en la entrada del Gran Poder es una experiencia única, porque tocar en las calles no es lo mismo que tocar en los locales, más aún cuando el recorrido es de ocho kilómetros, donde no existe pausas amplias o descansos, porque la gente quiere seguir bailando y acompañando a las fraternidades, cada una de ellas acompañada con una o tres bandas.

Rubén Suñagua acompañó a la morenada Rosas de Viacha y aseguró estar haciendo música hace 27 años, junto a su grupo la Super Conexión, actividad que le fue dada como una herencia familiar. “Al año cumplimos las bodas de plata y con esta fraternidad estamos 23 años ganando en nueve oportunidades. En el Gran Poder los músicos están calificados en categorías y nosotros estamos entre las mejores de La Paz, no tocamos para Oruro y estrenamos tres ropas solo para el Gran Poder, es por eso que los costos son altos”, detalló.

DE LOS MÚSICOS

De los 7.247 músicos, un 89 % solo toca para una fraternidad, quedándose con ellos no solo para los ensayo, prestes, sino en todo lo que representa la fiesta después de la fastuosa entrada de Gran Poder, es por eso que sus costos de contratación pueden superar los 250 mil bolivianos.

“En el Gran Poder los músicos estrenamos tres veces ropa y es por eso que realizamos demostraciones en todo el trayecto, porque las bandas paceñas tenemos nuestro propios mercado, es por eso que no vamos a Oruro, porque gran Poder se inicia desde enero”, detalló.

 
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