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Electromovilidad en América Latina

Desafíos e iniciativas en una región heterogénea


Múltiples y vertiginosos cambios están impactando la movilidad urbana con una orientación creciente hacia soluciones de transporte más eficientes y sustentables, con opciones on-demand, compartidas y orientadas a la integración de los servicios de transporte a través de distintos proveedores (Uber, Cabify, 99, DiDi, entre otras), y de convergencia multisectorial con servicios financieros, el sector informático y las telecomunicaciones.

Los mercados automotrices a nivel global están evolucionando a un ritmo similar: el perfil del consumidor está cambiando, el producto, las tecnologías, así como los modelos de negocio. El diseño, plataforma, motorización y equipamiento automotriz están evolucionando, señalan Manuel Rodríguez, Martín Singla y Lorena Isla, expertos del Banco Interamericano de Desarrollo, en un artículo publicado en su blog del ente internacional.

“Hoy aparecen de manera común conceptos como digitalización, conectividad, niveles de automatización y nuevos sistemas inteligentes de seguridad activa. De la misma forma, se observa una revolución de innovación en nuevas motorizaciones con las múltiples formas de vehículos eléctricos, híbridos e incluso vehículos propulsados por celdas de combustible de hidrógeno. Podríamos concentrar estas tendencias en 4: conectados, autónomos, compartidos y eléctricos (CASE, por sus siglas en inglés).

AMÉRICA LATINA

En América Latina el debate sobre la potencial introducción de vehículos de motorización alternativa y nuevos modelos de movilidad sustentable, es una realidad creciente. Varios países están respondiendo a necesidades y problemas de movilidad urbana específicos, a través de soluciones inteligentes e innovadoras, y están sentando antecedentes únicos y una experiencia propia.

Podemos destacar múltiples hitos de desarrollo de arquitecturas institucionales y legales en la región, que habilitarán el despliegue de los vehículos eléctricos.

CHILE

En Chile, en diciembre de 2017, sobre la base de diálogo interministerial e intersectorial, se delineó la Estrategia Nacional de Electromovilidad. La misma abarca una multitud de compromisos y objetivos de desarrollo de mercado y penetración de vehículos eléctricos tanto en el transporte público como privado, así como desarrollo de áreas de investigación, reciclaje de baterías, educación vial sobre estas tecnologías, entre otros.

Un comentario que hicieron respecto al tema, Boris Gómez Úzqueda dijo que el ingreso de vehículos eléctricos es un hecho, y ahora toca a las autoridades a tomar decisiones para elaborar condiciones para incentivar el cambio de los autos a combustibles fósiles.

Entretanto, en simultáneo, Uruguay ha delineado un plan de desarrollo de red de infraestructura de carga para vehículos eléctricos de escala nacional, cimentando los primeros corredores viales eléctricos en la región. Costa Rica ha promulgado la Ley de Promoción e Incentivos al Transporte Eléctrico, sentando un plan estratégico e integral de transformación del parque vehicular costarricense.

Por otro lado, decenas de start ups han surgido en la región con iniciativas de promoción de electromovilidad en sus distintas modalidades, desde fabricación o sharing de bicicletas y scooters eléctricos, eCarsharing, y hasta fabricación de vehículos 100% eléctricos de diseños nacionales. Asimismo, han surgido diversos proyectos de conversión de vehículos de combustión interna a eléctricos.

DESAFÍOS

Debemos reconocer que los desafíos y ventajas comparativas de la implementación de políticas de masificación de la movilidad eléctrica no son las mismas en los distintos países de la región, reflexionan los autores.

En términos de geografía, países como Brasil, Argentina y México presentan mayores desafíos para diseñar corredores eléctricos de larga distancia debido a su amplia extensión territorial. En estos casos, la “ansiedad de rango” podría considerarse un desincentivo.

Distinto es el caso de Uruguay, Costa Rica o Ecuador, que presentan distancias geográficas menores, y que además poseen una matriz energética basada en energías renovables (principalmente hidráulica), con un excedente de generación eléctrica para exportación. Por ello, la electrificación del parque vehicular supondría una sustitución de importaciones de combustibles fósiles, y aseguraría una reducción de emisiones por la utilización de este tipo de vehículos.

En cambio, otros países de la región poseen matrices energéticas basadas en combustibles fósiles, por ejemplo Chile (carbón), o Argentina y Perú (gas natural). En ambos casos, la introducción de una política de electromovilidad requeriría el desarrollo de una política paralela de generación con energías renovables, para evitar un desplazamiento de emisiones del sector transporte al sector generación.

El conjunto de incentivos a la movilidad eléctrica adoptados en varios países de la región a lo largo de esta década, está cosechando frutos y varias empresas del sector ya han lanzado o planean lanzar modelos para participar en este incipiente mercado. En la actualidad, el mercado de vehículos 100% eléctricos e híbridos-enchufables sigue siendo predominantemente de marcas de alta gama (BMW, Mercedes Benz, Volvo, Porsche).

Sin embargo, aún falta una mayor oferta de modelos de precio más accesibles, orientados a segmentos masivos. En este sentido, los autos híbridos han tenido mayor aceptación en la región, no solo por tener precios relativamente más asequibles, sino porque eliminan algunos desincentivos observados en los vehículos 100% eléctricos (y plug-ins) como son la escasa infraestructura de carga, y la ansiedad por el rango.

VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

En 2018, se han comercializado alrededor de 23,9 mil vehículos híbridos, mayoritariamente en México, seguido de Brasil y Ecuador.

Asimismo, se han comercializado alrededor de 3.3 mil vehículos híbridos-enchufables, también liderados por México y Brasil. El segmento de vehículos 100% eléctricos aún es bastante reducido en la región, en 2018 se comercializaron solamente 1.5 mil vehículos eléctricos a batería, liderando en ventas Colombia y México.

Si bien las ventas aún son reducidas, se trata de un crecimiento sorprendente respecto a los valores de 2017, y la tendencia para 2019 ya indica crecimientos significativos como resultado del impacto positivo de las políticas de incentivos, la gradual caída de precios internacionales de estos vehículos, la ampliación de la oferta de mercado, y fundamentalmente, el crecimiento del conocimiento público sobre estas nuevas tecnologías.

Evidentemente, el desarrollo de políticas de electromovilidad solo puede lograrse en dialogo directo con el sector automotriz. Países con mercados altamente competitivos como Chile (basado en importaciones) presentan un potencial enorme de ampliación de la oferta disponible en próximos años. En cambio, mercados orientados a la fabricación o ensamblaje nacional de autopartes y vehículos, como son Brasil, México y Argentina, presentan otro tipo de desafíos: ¿cómo integrar el desarrollo de políticas de electromovilidad con un modelo económico de producción nacional?

En este sentido, la generalización de la electromovilidad en la región no es sino una cara más de un proceso más amplio y complejo de transformación por el que está transitando actualmente la industria automotriz a nivel global, que aun presenta ciertos desafíos como el precio y la disponibilidad de las baterías, la estandarización en los cargadores, los largos ciclos de planeación de producto y en general, la sustentabilidad financiera de la manufactura de vehículos eléctricos.

Ciertamente, la movilidad en las ciudades de Latinoamérica está transitando por un proceso de transformación acelerada, presentándose un nuevo lenguaje y esquema conceptual.

Las políticas urbanas de datos abiertos abrirán múltiples canales para desarrollar soluciones inteligentes de movilidad utilizando aplicaciones digitales. A su vez, en tanto los incentivos y la regulación coordinada acompañen, podemos esperar promisorios cambios en la fisionomía de la movilidad urbana latinoamericana en los próximos años.

El BID, no ajeno a estos desafíos presenta en su reciente publicación Análisis de tecnología, industria, y mercado para vehículos eléctricos en América Latina y el Caribe un resumen del desarrollo actual y potencial de estas tecnologías en la región, al tiempo que se muestra como un socio estratégico de los países en la conformación de esquemas de sostenibilidad orientada a tecnologías más limpias de sus sistemas de transporte.

 
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