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“El automovilismo es amor al deporte”

Alí Eid Alí recibió el Premio Maya, tiene todo tipo de distinciones, le faltaba algo y está feliz.


Alì Eid Alí conversa en la oficina que está llena de trofeos

Alí Eid Alí, el “Faraón de las rutas”, el egipcio boliviano y bien colla, como él mismo dice, está revitalizado y fuerte como una roca para lo que viene.

En la comodidad de su nuevo hogar, en la calle 17 de Calacoto, entre Sánchez Bustamante y Julio Patiño, muestra con orgullo el Premio Maya 2019 que recibió. Los ojos claros se le iluminan, esboza una sonrisa que demuestran su alegrìa.

“Estamos felices, un gran saludo a la hinchada, amigos, un saludo especial a los amigos del premio Maya, Ramiro Serrano y toda la gente que me ha seguido paso a paso, se han acordado del hombre que ha trabajado, del que ha salido campeón nacional. Fue un gran orgullo cuando me premiaron y se referían al egipcio boliviano, un colla como me dicen en las carreras, recibimos el aplauso de más de dos mil bolivianos, era mi sueño, he recibido toda clase de premios, y faltaba ese”, dijo,

DED:Fue el premio a su constancia…

AEA: En mi alma, cabeza, pensaba, cuando me tocará el premio Maya, he hecho bastantes cosas, he trabajado, soy padrino de varias promociones en los colegios, he salido campeón muchas veces, soy un empresario triunfador, no fracasado, estaba esperando la hora y que algún día me llamen de los premios Maya. Cuando recibí este premio, contaron mi historia, y comencé a lagrimear de alegría esa noche, ese premio no se da a cualquiera, tiene mucho valor de trabajo, de triunfador, de haber hecho algo por este país. Con ese premio he hecho mi sueño realidad, porque siempre lo soñaba.

-¿Todo lo que consiguió en la vida, fue fruto de mucho esfuerzo?

-Me costó mucho, el trofeo del Premio Maya lo veo todas las mañanas, y tiemblo, mi oficina está lleno de trofeos, pero este trofeo es muy especial, muy lindo, es el esfuerzo de toda mi vida. Van dedicado a mis cinco hijos, a la gente que trabaja conmigo en el AutoVenta, a mis amigos triunfadores, a toda la gente que me ha mandado mensajes por el wasap, miles de personas, me siento el hombre más feliz del mundo, recibí la felicitación de todas partes de Bolivia.

-¿Quién iba a pensar que le iba a ir tan bien en Bolivia?

-Nadie es profeta en su tierra, uno sale de su país para encontrar una vida mejor, es el sueño de cada uno. Trabajamos de papayero con Rafael Mendoza, que en paz descanse, trabajamos vendiendo autos en la cancha Zapata, fui tres veces campeón nacional, fui el número uno, dimos mucho que hablar, Julio Lazarte estaba escribiendo un libro que lo tenía escrito hasta la mitad. Tengo cicatrices en todo mi cuerpo por mi trabajo de papayero, hay que ganarle a la vida, he hecho estudiar a mis hijos, Rashid ha estudiado en Francia Comercio Internacional, habla tres idiomas, Faruk está en la Universidad, Ali estudio derecho, Shadiah trabaja en Unilever.

-¿En Bolivia el automovilismo le atrapó?

- Sí, es verdad, mucho dinero he gastado, pero me ha dado muchas satisfacciones, si te digo que he gastado medio millón de dólares tal vez quedo corto, he gastado en autos, cambiar caja, miles de cosas que me han pasado, pero en Bolivia, gracias al automovilismo el Autoventa ha crecido mucho, no soy mal agradecido, el automovilismo me ha dado mucho, yo también le di mucho. Soy el hombre más feliz del universo, mi carácter no ha cambiado, me he comprado un departamento en Cochabamba para ir por lo menos unos diez días, pero no puedo dejar La Paz… amo La Paz.

-¿Hay algo más que le falta conseguir?

- Espero que Dios me de vida, para guiar a mis hijos en el buen camino, que sirvan a su hermosa patria que es Bolivia, les he enseñado a ellos que deben servir a nuestra amada Bolivia, hasta la muerte voy a seguir enseñando a las cosas buenas, como un hombre llega a triunfar en base al trabajo, que es un honor, una obligación. Yo desde mis siete años he trabajado, limpiando piso, durmiendo en la calle, cuando llegué a Bolivia trabajaba en la embajada de Egipto, he trabajado cinco años como papayero, luego me he ido a la cancha Zapata, luego al monumento a Busch, y me fui a la zona sur, no es como antes, pero no me quejo.

-¿Y La Paz?

-Quiero desearle lo mejor, es una ciudad que me ha cobijado y me ha dado todo. Soy un hombre feliz, espero que Dios me de salud, no puedo dejar de trabajar, sigo manejando el negocio. La vida es una sola y nunca se termina de aprender.

EL EGIPCIO, COLLA, BOLIVIANO...

Alí nació en Alejandría-Egipto, llegó a La Paz a inicios de los 70´s (1972), inicialmente como parte del cuerpo diplomático de la embajada de Egipto, y con una asignación en el país que no superaba los 3 años. Con casi 25 años de edad, Alí tenía clara su visión, un sueño que estaba seguro de alcanzar, y era convertirse en el “mejor corredor de autos”, para ese entonces parecía solo una ilusión, pues no tenía los recursos económicos, la formación, ni siquiera el idioma para moverse en este otro lado del mundo. Pasó poco tiempo, y por un altercado personal, salió de la embajada de Egipto, y se encontró solo, en un país en el que no tenía a nadie, pero en el camino encontró gente amiga, que le abrió las puertas y lo acogió. Empezó de cero, potenciando las cosas que más sabía hacer en ese momento, enseñaba a cocinar comida árabe y fue ahí donde descubrieron y él mismo descubrió el tremendo talento que tenía para vender. Un amigo muy querido, Rafael Mendoza, le dio la oportunidad de trabajar distribuyendo gaseosas de su fábrica, Alí era incansable, trabajaba muchas horas y se abría campo por todo lado, siempre se destacaba como el mejor vendedor y era un ejemplo para sus colegas. Donde llegaba Alí, causaba un revuelo, a las “caseritas” les encantaba escucharlo hablar, con ese acento árabe, cambiando las palabras, era una verdadera experiencia. Trabajó muy duro y un día ahorro lo suficiente para comprarse su primer camión y seguir distribuyendo las gaseosas pero como un “socio”, y así empezó su buena racha imparable. Su pasión por los autos, lo llevó al negocio en la Cancha Zapata, vendió su camión y compro dos autos, vendió los dos autos y compró cuatro, y así fue construyendo todo lo que hoy tiene, con mucha pasión, esfuerzo, perseverancia y un claro objetivo. Alí formó su familia en Bolivia, y a pesar del enorme amor por su país, adoptó el nuestro como suyo, y en la década de los 90s decidió nacionalizarse, como bien dice él, es: “Egipcio, colla, boliviano”, La Paz se ha convertido en su hogar desde que llegó a Bolivia, y tiene un amor muy especial por su ciudad maravilla. En la década de los 80´s Alí empezó su carrera automovilística y cumplió su gran sueño, por más de 20 años, participó en diferentes competiciones, locales, nacionales e internacionales, alcanzado logros increíbles, se coronó campeón en innumerables ocasiones.

Alí dejó las competencias hace algunos años por temas de salud, y en la actualidad disfruta de su negocio de compra, venta y alquiler de autos Autoventa Alí, un patrimonio que con mucho esfuerzo construyó. Es padre de 5 hijos y abuelo de dos nietas. Un hombre íntegro.

 
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