[Clovis Díaz]

ESPECIAL

La rebelión de la clase media

No es producto de la oposición, tampoco es proyecto de políticos ni obedece a consignas externas, es reacción natural al sentirse ultrajada. Gana escenarios de lucha política, porque no está dispuesta a perecer.


Médicos, trabajadores en salud y estudiantes de medicina protagonizaron una marcha en contra del Decreto Supremo 1126, que recientemente quedó suspendido.

La Paz, (EL DIARIO).- Comentaristas que auguran un pletórico reinado del Estado Plurinacional y su gobierno, están sorprendidos por la vorágine de la “clase media” que, en cuestión de semanas (marzo y abril 2012), captó la vanguardia de diversos sectores sociales descontentos, se posicionó como posible alternativa de cambio y desvirtuó el análisis optimista de políticos y militantes afines al indigenismo.

Recordemos que la Clase media, hastiada del fracaso programático de los viejos partidos políticos, votó en masa por un Gobierno de nuevo tipo, cuyo candidato visible fue Evo Morales Ayma.

Aquella trascendental decisión, habría sido revisada por el descontento y frustración de miles y miles de bolivianos del campo y la ciudad que, al no encontrar respuestas ni soluciones a sus perentorias necesidades, elevan el pendón del conflicto.

La inusitada efervescencia de la clase media en los primeros meses del 2012 explica un fenómeno que va más allá de la protesta callejera: cuestiona al “proceso de cambio” pues, la promesa de un mejor nivel de vida, ofertada en la campaña electoral del 2009, según esta clase y movimientos sociales disidentes con el modelo, es falsa, demagógica.

La mayoría de la población boliviana, no tiene acceso a fuentes de trabajo ni oportunidades, mientras que el avasallamiento de los derechos ciudadanos y de la propiedad privada, ahondan el encono y la resistencia contra el sistema oficial.

En algo más de treinta meses, esperando inútilmente alguna señal positiva del Poder Ejecutivo, la clase media se cansó de ser víctima al comprobar que está excluida; que su espacio vital de clase peligra por la imposición de un abstracto “socialismo indígena andino” con fuertes indicios de racismo intolerable.

Ante las difíciles circunstancias que le agreden: crisis económica, energética, de gobernabilidad, en seguridad ciudadana, etc., duda del sistema político que lejos de ofrecerle alternativas de mejor vida, le condena. En consecuencia, la rebelión de la clase media, no es producto de la oposición; tampoco es proyecto de políticos que por su propia voluntad, dejaron el país; ni obedece a consignas externas. Sencillamente, es reacción natural de clase al sentirse ultrajada. Gana escenarios de lucha política, porque no está dispuesta a perecer.

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