El alto precio de ser un ganador

Eduardo Villegas, director técnico de The Strongest, equipo que obtuvo bajo su mando el título del torneo Clausura 2011-12, consiguió levantar al plantel de una incómoda posición en el certamen que concluyó horas atrás, se encontraba en el penúltimo puesto de la tabla de posiciones y ayer se coronó campeón. Villegas contó que en toda su vida de futbolista, incluso hoy en día debe sacrificar muchas cosas para obtener el éxito deseado, el título es un premio a su esfuerzo y al de sus jugadores.

¿Tuvo que dejar algo importante en su vida para dedicarse al fútbol?

El año 1983 después de terminar el colegio ingresé a la carrera de Derecho, aprobé todas las materias de primer año. Pasando ya las materias de segundo año es que me venden a The Strongest, así que me vine a La Paz. Seguí estudiando pero no con el mismo tiempo pues comenzaron a llegar las convocatorias a la selección, viajes, partidos internacionales con The Strongest. No pude continuar por todo eso, además que me vi afectado porque el cambio de horarios y de ciudad me desorientaron, ahora soy el entrenador, luego de haber pasado toda mi carrera como jugador.

¿Estudió para ser entrenador?

Si, cuando jugaba me había puesto el objetivo de ser entrenador, y lo dije en varias entrevistas, pero había una condición, primero tenía que estudiar para serlo. Eso me propuse como un reto y como una meta, veía que había muchos ex jugadores dirigían sin haberse capacitado, eso afectaba mucho al fútbol. Gracias a Dios tomé esa decisión y realicé mis estudios en el Instituto Superior de Entrenadores de Fútbol.

¿Por qué eligió el fútbol y no otra disciplina?

Yo jugaba futsal, basquetbol y fútbol todos los días, en medio de eso aparecía alguna pichanga de voleibol, algunos amigos nos llevaban a hacer algo de atletismo, entonces estaba siempre relacionado con el deporte. Jugué basquetbol en Betezda, el equipo de mis amores en ese deporte. Jugaba simultáneamente básquet y fútbol. Era capitán de Enrique Happ y también de la selección de basquetbol de Cochabamba, y un día debía jugar por la selección un nacional, y al mismo tiempo un partido contra Tahuichi, así que decidí jugar con Enrique Happ, ya no fui al Nacional, y así me quedé con el fútbol. Eso fue a los 14 años, a los 17 sólo me dediqué al fútbol y dejé las otras disciplinas.

¿Qué más sacrificó por jugar al fútbol?

Yo no diría que fue sacrificar, pero ya no iba a reuniones sociales con mis amigos, con el colegio, con mi familia. Ya estaba en competencias desde los ocho años, y las fiestas eran los viernes y los sábados, los partidos se jugaban sábado o domingo, así que no podía asistir. Ahí cambió mi vida y me encaminé en el deporte. No me arrepiento de eso, en ese momento fue una decisión altamente positiva y me permitió ser lo que ahora soy.

¿A los cuántos años dejó de jugar?

Dejé de hacerlo a los 35 años, fue por una lesión muy fuerte en los ligamentos del tobillo y necesitaba una intervención quirúrgica, debían hacerme un injerto, me mostraron las placas de la lesión. Estaba en total riesgo, siempre estaré agradecido al doctor por explicármelo, que no había una garantía absoluta de que el injerto se consolide y no trabaje, así que mi tobillo podía haber quedado rígido. Ese momento tomé la decisión de dejar el fútbol, justo cuando estaba comenzando a trabajar en Unión Central.

¿Cree usted que su divorcio fue consecuencia de su dedicación al fútbol?

Sí, yo creo que tiene algo que ver en ese sentido. Ese fue un fracaso personal, asumo eso como lo que es, no me da vergüenza decirlo, porque dejé de estar con mis hijas, eso es lo que más me dolió y me duele aún hoy. Ese es el riesgo que se corre, en especial si es que no tienes alguien a tu lado que te entienda y te apoye, la vida del futbolista es difícil por los viajes, por las concentraciones, y por ahí se adquiere algo de fama que siempre complica a la vida familiar.

A pesar de esos inconvenientes, ¿se siente realizado?

Si.la verdad es que estoy muy agradecido con Dios, con mis padres por la vida que tengo. He podido hacer lo que quiero y lo que más me gusta que es estar relacionado al deporte y no sólo al fútbol, hice mi carrera profesional como he querido en el fútbol. Estoy haciendo esto con mucha pasión, si es que hubiera seguido en Derecho no creo que hubiera sido igual. Me siento realizado como jugador, como entrenador, como padre, como hijo y como amigo.

¿Cuál es el secreto para manejar un grupo de jugadores?

Creo que parte del respeto que debe haber en las jerarquías. Cada uno debe saber quién es el presidente, el dirigente, el entrenador, el jugador. Se debe respetar desde el presidente hasta la última persona con la que se trabaja. Yo me manejo de esa manera con los jugadores con mucho respeto, pero también con mucha energía cuando el momento lo requiere, siempre teniendo las reglas muy claras. Secreto como tal no hay, siempre hay que conversar con los jugadores y permitir que el ambiente sea bueno, porque cuando las cosas están bien, todo lo que se haga saldrá bien. Si se presentan dificultades deberá intervenir el dirigente para solucionar los problemas.

Para usted, ¿el no haber sido elegido como entrenador de la selección fue un mal momento?

No. Lo tomo con mucha tristeza, con mucha bronca, porque no fui invitado a la selección por ser un mal entrenador, me llamaron porque era el mejor técnico en ese momento pues estaba haciendo bien las cosas. Pero en la selección no tienes tiempo de trabajo, no tienes condiciones de trabajo, hay dificultades en todo sentido. Hoy día la selección pide un campo deportivo en cualquier lugar y se lo niegan, lo mismo nos pasó a nosotros, o nos dicen que nos van a dar cancha pero no nos prestan la principal sino una de las auxiliares. Eso es sólo un ejemplo, hay muchas cosas que no están bien, este tema de los micro ciclos desgasta mucho a la selección. Antes se concentraba para jugar, hacerlo solo para entrenar no tiene sentido, juntar a un grupo que no va a ser el que vaya a jugar tampoco es lógico, nos pasó a nosotros. Sufrimos las derrotas con México y Venezuela, esta última creo que fue el punto de inflexión para que no nos elijan.

¿Piensa volver a dirigirla?

Ese es un acápite en mi vida que quiero completar. Como entrenador siempre es el sueño dirigir a la selección, ojalá se pueda ser, claro que no ahora sino en un futuro, y que cuando lo haga que no sea por un corto tiempo, sino por toda una eliminatoria, y que sea con un buen proyecto y no sólo participar por participar.

¿La afición aurinegra celebra hoy en grande, qué les puede decir?

El título obtenido fue gracias al trabajo incansable de parte de los futbolistas, y la convicción de poder conseguir el campeonato fue cimentada por el factor humano en el club, me siento muy feliz de haber vencido las adversidades y el estado anímico que reinaba en el plantel, quisimos salir campeones y, por suerte cumplimos el objetivo.

Leonardo Alvarez