[Turco Berdeja]

OPINIÓN

Disculpen, no era mi intención


Hoy se terminan los juegos Olímpicos, se despiden hasta que aterricen en nuestro continente, mientras Brasil continúa lidiando con el avance y/o conclusión de las obras, las cuales para absolutamente todos quienes organizan estas justas son un dolor de cabeza. En el caso de Brasil organizar el mundial de fútbol con la FIFA soplándote la nuca el 2014 y un par de años después cargarse sobre las espaldas la organización de los Juegos Olímpicos en Sudamérica por primera vez, es una empresa que solo ellos podrían haber aceptado.

“El pais mais grande do mundo” sacará pecho por todos los sudamericanos, pero sobre todo por ellos mismos, quieren ir fijando en el ideario popular globalizado que son un país del primer mundo, quieren demostrar porqué tienen que figurar entre los 5 países más poderosos del globo. No olvidemos que en estas historias lo primero que priman son los subrepticios intereses económicos y políticos de los cuales hablé anteriores oportunidades; que estas organizaciones son meras ostentaciones de poder ante el planeta, con condimentos que sirven para las mejoras de percepciones generales a nivel mundial; son comentarios obligatorios y complementarios los que se vuelcan sobre la limpieza de la ciudad, la calidad del transporte, la capacidad de organización, la educada sociedad anfitriona, la estricta seguridad, la efectiva policía y mucho más; aunque estas no sean totalmente ciertas o no funcionen con la misma de brillantez y efectividad en épocas comunes fuera del evento magno.

En Los Juegos Panamericanos de Guadalajara uno veía los carros de la Policía Federal y el ejército rondando, armados hasta los dientes, por todo el circuito urbano y de influencia masiva de visitantes a esta bellísima ciudad mejicana. La prueba de 20 Km. marcha femenina, donde Claudia Balderrama consiguió la marca clasificatoria a Londres, se desarrolló en los históricos Arcos de Guadalajara; lugar que conmemora la fundación de la ciudad, en pleno centro, en el corazón de la sede de este magnífico evento. A los 20 días de concluido el mismos se encontró un par de vagonetas abandonadas en el lugar, en su interior descubrieron una postal propia del infierno… 10 cuerpos mutilados en cada una. El cártel de Sinaloa envió su mensaje, los narcotraficantes otra vez estaban a cargo, el recreo había terminado.

En el mundial de Sudáfrica se empleó a miles de obreros los cuales recibían menos de seis dólares por día, en una clarísima muestra de explotación. Fueron miles los habitantes de los alrededores o de los trayectos de acceso de los escenarios deportivos, que fueron relocalizados para que el mundo no sea testigo de la extrema pobreza en la que viven. En la actualidad la mayoría de esos escenarios están vacíos e inútiles, son elefantes blancos, son monumentos al derroche de miles de millones de dólares que hubieran sido mejor empleados en paliar las necesidades de una realidad crudísima; sin embargo el show televisado sirvió para que se hablara hasta hoy del ensordecedor ruido de las “bubuzelas”, mas de eso… muy poco, casi nada.

Pero me disparé… en realidad quería invitar a todos a ver la clausura, a sacar otras conclusiones, mi espíritu critico renegón me dobló el brazo una vez más.

 
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