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Construir en lecho de ríos es peligroso

Construir en zonas vulnerables es un error de los ciudadanos, que en cualquier momento provoca serias consecuencias. Por decirlo de otra manera los ciudadanos urbanos o del área rural deben cambiar la mentalidad para construir de una manera adecuada, caso contrario si continuamos usando las laderas de los cerros y riberas de los ríos, originaremos escenarios críticos de desastre.


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Varios dueños de casa fueron notificados en febrero para desalojar las casas ubicadas en lechos o cauces de ríos como de los barrios Bolognia, Caliri, Minero Metalúrgico e Irpavi, El Gramadal, entre algunos de la ciudad de La Paz y el municipio de Palca y que constantemente se encuentran en peligro de derrumbe, especialmente cuando llegan las persistentes lluvias en estas regiones.

Peor panorama se vive en el departamento y el país, la situación climatológica provoca el crecimiento con desbordes de plataformas de las riberas de los ríos como sucedió en los barrios mencionados. Además de arrastre de tierra que pone en peligro a las viviendas que construyeron muy cerca de los lechos o cauces del río, sin respetar la norma de construcción que debería ser a 25 metros de distancia del lecho del río y ese cordón de respeto es de propiedad de la comuna.

En Bolivia como otras del exterior están prohibidas taxativamente la formación de asentamientos humanos en los lechos, cauces de ríos, terrenos inundados, pantanosos o de relleno, cerca de zonas industriales, basureros, vertederos municipales, depósitos o instalaciones de sustancias peligrosas, bases militares, lugares donde existan probabilidades ciertas de la ocurrencia de desbordamiento de aguas, deslizamiento de tierra y cualquier condición que constituya peligro para la vida y la propiedad de las personas.

LA NORMA INTENTA EVITARLO

Las disposiciones pretenden evitar que en el futuro haya trágicos y lamentables para el hombre, y al mismo tiempo permite mitigar los efectos que los fenómenos atmosféricos y cambios climáticos que son más frecuentes en la tierra.

Nuevamente llegamos a la creciente vulnerabilidad a los desastres que se advierten a nivel mundial, y son los asentamientos humanos formales e informales los que por lo general tienen esa condición.

Los peligros geológicos, geodinámicos o hidrológicos que pueden afectar a las poblaciones, siempre tienen implicancias territoriales mayores a las de un asentamiento.

PELIGRO Y RIESGO

Los estudiosos del tema definen al peligro como la probabilidad de ocurrencia de un evento, que se presenta en la naturaleza o que tiene un origen antropogénico, que por su energía y persistencia puede ocasionar un desastre.

De acuerdo con las condiciones específicas del entorno de un sistema, éste puede estar expuesto a diversos tipos de riesgos, asociados a diversas fuentes latentes de amenaza. De ahí la importancia de establecer los mecanismos de prevención y mitigación, previa identificación de las áreas susceptibles de afectación por la ocurrencia de fenómenos naturales como: Fracturas, Fallas, Erosión, Sismos, Volcanes, Deslizamientos, Hundimientos, Derrumbes, Flujos de lodo, Tsunamis.

Cada vez la naturaleza no alecciona y seguimos incidiendo en construcciones que ponen en peligro a sus mismos habitantes. No desafíe la naturaleza, porque destruirá.

LAS LECCIONES YA ESTÁN DADAS

El cauce de un río, es el lugar concreto por el que transcurre en medio de lechos del río, pero “El cauce incluye las aguas subterráneas, los ríos que circulan por el interior de las cuevas, y las de infiltración. Es frecuente que bajo el lecho de un río, y en ocasiones con diferente curso, existan corrientes de agua infiltrada con un caudal incluso mayor que el del propio río”.

Los ríos naturalmente tienen dos lechos: el cauce activo, que representa el cuerpo de agua, y el lecho o cauce mayor, área que puede ser ocupada naturalmente por el cauce activo en periodos de lluvias extremas.

Aunque sea teórica esta afirmación, sin embargo hay que escribirla, el país debe tener una mayor previsión en prevención y así reducir los desastres. Identificar las poblaciones o actividades inadecuadas que se adelantan en los lechos mayores de los ríos y realizar un ordenamiento territorial que las deje por fuera de estos, caso contrario en el futuro seguiremos lamentando la pérdida humana y material.

El concepto es que los ríos no sean vistos como amenazas sobre nuestras poblaciones y actividades, pues proveen recursos vitales como el agua, mientras ocupamos sus lechos inadecuadamente.

LA FUERZA DEL RÍO

La extensión del lecho mayor aumenta a medida que desciende desde la cuenca alta, y tiene su mayor expresión en las cuencas bajas y en los deltas. Este puede tener desde unos cientos de metros hasta varios kilómetros.

La movilidad de los ríos no es homogénea en su curso, pues puede ser estable solo en algunos sectores a varios metros o kilómetros por año. Además, es posible que esta dinámica fluvial haga migrar naturalmente el cauce activo de un extremo del lecho mayor al otro.

REGULACIÓN NATURAL

Por eso, la invasión de estos espacios (lechos de rio) por actividades humanas como urbanismo, infraestructura, minería y agricultura, entre otras, propicia la ocurrencia de desastres naturales, aunque generalmente se culpa a la naturaleza feroz.

En los rios de montaña, zonas urbanas localizadas sobre los lechos del Orckojauira e Irpavi, por mencionar algunos, son altamente vulnerables a avenidas torrenciales, comúnmente llamadas avalanchas, producto de crecientes súbitas asociadas a represamientos de cauces en las cuencas altas.

 
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