La metacognición y el estudiante

Uno de los objetivos de la escuela es ayudar a los estudiantes a convertirse en aprendices autónomos, independientes y autorregulados, con capacidad de aprender a aprender, en el proceso de estudio. Es así que la metacognición, definida como pensar sobre el pensar, ayuda al estudiante a que pueda regular sus procesos cognitivos, mediante estrategias de aprendizaje, para obtener resultados satisfactorios en aulas escolares, posteriormente en estudios superiores.

Metacognición es conocimiento y regulación de los propios procesos y productos cognitivos, como las propiedades de la información relevantes para el aprendizaje y, por otro, supervisión activa y consecuente regulación y organización de estos procesos, en relación con los objetos o datos cognitivos sobre los que actúan, normalmente en aras de un objetivo concreto. Cuando se tiene conciencia de la mayor dificultad para aprender un tema que otro; cuando se piensa que es preciso examinar cada opción en una elección múltiple, antes de decidir cuál es la mejor.

Entonces la metacognición es el control de la propia actividad cognitiva, también denominada función ejecutiva, que ayuda al estudiante a: a) Conocer los objetivos que se quiere alcanzar con el esfuerzo mental; b) Ser consciente de las limitaciones de la capacidad del propio sistema (estimar la cantidad de material que se puede recordar o el tiempo que demandará una tarea); c) Conocer las estrategias que se posee y su uso apropiado para conseguir los objetivos planteados; d) Auto observación del propio proceso de elaboración de conocimientos, para comprobar si las estrategias elegidas son las adecuadas; e) Identificar y definir los problemas; f) Planificar y secuenciar las acciones necesarias para resolverlos; g) Supervisar, comprobar, revisar y evaluar la marcha de los planes y su efectividad.

Una estrategia de aprendizaje es un procedimiento que el estudiante adquiere y emplea como instrumento flexible para aprender, solucionar problemas y demandas académicas, es decir, cómo evaluar la propia ejecución cognitiva, cómo seleccionar una estrategia adecuada para un problema determinado, cómo enfocar la atención a un problema, cómo decidir cuándo detener la actividad en un problema difícil, cómo determinar si uno comprende lo que está leyendo o escuchando, cómo transferir los principios o estrategias aprendidos de una situación a otra, cómo determinar si las metas son consistentes con las capacidades, conocer las demandas de la tarea, conocer los medios para lograr metas, conocer las capacidades propias y cómo compensar las deficiencias.

Las estrategias de aprendizaje son operaciones mentales que se usa para facilitar la adquisición, retención y recuperación del conocimiento. A modo de ejemplo, se puede enumerar un abanico de estrategias de aprendizaje, entre las más importantes tenemos: espacio adecuado de estudio, tiempo de estudio, identificación de las ideas principales, subrayado, resumen, redacción escrita, comprensión, atención selectiva, memoria, apuntes, razonamientos, solución de problemas, enseñar a pensar, arte de preguntar, representaciones, mapas conceptuales, mapas mentales, palabras clave, esquema de llaves, síntesis, etc.

El estudiante debe aprender a aprender, lo cual implica la capacidad consciente, reflexiva del estudiante en la forma en que se aprende y cómo actuar en consecuencia, autorregulando el propio proceso de aprendizaje mediante el uso de estrategias flexibles y apropiadas que se transfiere y adapta a nuevas situaciones de los campos de conocimiento y áreas de aprendizaje.

En suma, un estudiante metacognitivo podrá encarar el proceso de estudio con resultados óptimos, determinando objetivos y saber cómo se los consigue (autorregulación o estrategia de aprendizaje). Entonces los profesores deben enseñar al estudiante aprender a aprender, determinando las variables que interactúan y afectan a la función de la memoria; estas variables son: persona, tarea y estrategia. No dejando de lado el apoyo constante y consecuente de la familia.