Ley para liberar las exportaciones

Con muy buen criterio, el gobierno ha decidido dictar una ley por la que se libera a las exportaciones, una medida que es reclamada desde hace mucho tiempo y que el gobierno masista se negó a aprobar, aunque sin alegar razón alguna. Quienes se oponían a que haya libertad para exportar, alegaban, extrañamente, “no corresponde porque sería de beneficio para los capitalistas”; criterio por demás absurdo como si todos los países, con inclusión de los socialistas-comunistas, nunca manejaron dinero y menos hicieran transacciones comerciales con dinero constante que es símbolo del capitalismo.

La industria nacional se ha visto constreñida durante muchos años porque el criterio negativo del gobierno no les permitía conseguir el valor agregado tan necesario y que, en el caso boliviano, sufría un perjuicio muy grande puesto que los exportadores bolivianos no podían competir con los países del propio entorno latinoamericano que tienen liberación para toda exportación que realicen y logran con esa medida incrementar sus ganancias.

Antes del gobierno del MAS había apertura para las exportaciones y es un hecho que aprovechó el dirigente de los cocaleros para disponer huelgas y paros que boicoteaban las exportaciones; así el caso de contratos con la Argentina para exportar piñas, plátanos, palmito y muchos otros productos que, detenidos en el camino sufrían podredumbre y eran echados a los ríos o a las riberas de las mismas vías causando grandes pérdidas a los exportadores. Los dirigentes chapareños consideraban que boicoteando a los exportadores causaban daños solamente al gobierno puesto que los exportadores contaban con seguros que les compensaban por las pérdidas.

Alegatos absurdos e irresponsables de los boicoteadores causaron mucho daño a la economía nacional porque los destinatarios de nuestras exportaciones, al ver incumplidos los contratos para provisión de todo lo que importaban, beneficiaron a vecinos con capacidad de proveerles lo perdido y es así como el país perdió a muchos importadores.

Disponer de una ley que dé libertad absoluta a las exportaciones es medida atinada y es de esperar que conjuntamente la ley se disponga que la burocracia no cause dificultades y problemas tan solo “porque no conocen ninguna disposición de liberación”, hecho que es común entre funcionarios que no reciben las informaciones oportunas y aplican disposiciones ya obsoletas. Aparte de ello, está comprobado que la burocracia que opera en las fronteras se complace en molestar y boicotear a los exportadores y, si dejan libertad para continuar con los negocios contratados, surgen las exigencias de comisiones y beneficios que el exportador se ve obligado a cumplir para no perder clientes con los que tenía suscritos contratos.