Préstamos foráneos sin aprobación legislativa

Pasa mucho tiempo en que el Legislativo frena créditos foráneos tan solo por la decisión de una mayoría parlamentaria compuesta por miembros masistas dispuestos a boicotear toda acción del gobierno con miras a la compra de equipos, implementos, vituallas y medicamentos para combatir al coronavirus. Se trata de préstamos otorgados por entidades internacionales de crédito y países amigos. Muchos son los pedidos y reclamos formulados al Poder Legislativo, a senadores y diputados en ejercicio de funciones que concluyeron su gestión en enero pasado, que se niegan a aprobar y el país se ve imposibilitado de realizar inversiones urgentes e importantes. Esa actitud ha causado extrañeza en esas instituciones y en países que no se explican cómo un poder del Estado pueda boicotear programas destinados a combatir a la pandemia que causa tantos contagios y muertes.

De acuerdo con la Constitución, los préstamos que el país consigue de organismos internacionales de crédito deben ser aprobados por el Legislativo y no habría razón lógica o valedera para una actitud obstaculizadora, solo por odios partidistas. Pero los trámites quedan “trancados” en un poder que debía dar celeridad a este tipo de préstamos, mucho más cuando se trata de la salud y su atención urgente. Es evidente que muchos créditos no han sido aprobados en gestiones muy anteriores, pero fue por haber sido tramitados por gobiernos de facto o tenido alguna observación que luego fue salvada. La salud en nuestro país o en cualesquiera partes del mundo tiene prioridad y hay extrañeza porque el masismo, tan solo por odios y rivalidades partidistas, bloquee préstamos para enfrentar el problema de la pandemia; entretanto, el gobierno, para atender casos de mucha urgencia se ha visto obligado a recurrir a fuentes que, lógicamente, no tendrán las mismas ventajas que interesan a nuestro país.

Hace años, ante la no aprobación de préstamos por el Legislativo, un dirigente del BID expresó: “Si los préstamos aprobados fuesen rápidamente ratificados y aprobados por el Legislativo boliviano, se cumplirían rápidamente todos los demás créditos para cumplir con programas importantes”. Esta frase resultó, en su momento, más que suficiente para ver hasta qué punto existe desidia en los “honorables” para aprobar asuntos que importan al país, como es el caso de cubrir obligaciones para combatir al virus; lamentablemente, la insensibilidad e irresponsabilidad existente en este poder del Estado no permite contar con dineros que podrían correr el riesgo de ser revertidos por los otorgantes.

Quienes actúan de modo tan insolidario, no comprenden que entidades financieras como el Banco Mundial, el FMI, la CAF, el BID y otros organismos internacionales otorgan préstamos en condiciones muy ventajosas, como bajos intereses, largos plazos, años de gracia y sin comisiones ni otras gabelas a favor de “interesados” que ganan a costa de las urgencias y necesidades del país. La conducta de los integrantes del Legislativo es, simplemente, insolidaria, irresponsable e indiferente con urgencias muy graves porque de esos préstamos depende la adquisición de equipos médicos y medicinas urgentes para atender a enfermos.

La colectividad nacional se ve preocupada y escandalizada por la conducta de quienes actúan con gran irresponsabilidad y que deberían tener conductas más acordes con las urgencias y necesidades del pueblo, especialmente cuando se trata de atender la salud de la población. Lo sensible es que senadores y diputados de otros partidos, ajenos al MAS, no hacen ni dicen algo por el hecho de “estar en la minoría” que, parece, no siente, ni piensa ni trabaja ni cumple función alguna en el Parlamento. Es de esperar que conducta tan displicente con la salud del pueblo, sea modificada por quienes deberían servir al país sin condiciones y alejados de odios y revanchismos partidistas.