Crónicas del kolla
Tal y como se ha presentado la última encuesta, en general los datos nos muestran que los principales candidatos han bajado su porcentaje en intención de voto, con respecto a la anterior. La duda y la incertidumbre se han adueñado de un gran porcentaje de la población; el 16.6% de indecisos nos muestra de manera taxativa, real y contundente, esa realidad. Ha descendido el porcentaje de los principales candidatos, no para beneficiar a otra tienda política sino para engrosar la lista de indecisos, hecho que será determinante en la hora del sufragio.
¿Qué ha originado ese desafecto político hacia determinadas afinidades partidarias?
El corazón metodológico de un análisis serio para esta circunstancia está basado en la valoración que se hace de la gestión/actuación de los partidos en una determinada coyuntura, un barómetro eficaz que no se puede desdeñar. El votante en este caso está sujeto a susceptibilidades económicas variables y es evidente, bajo este contexto, que existan entonces dos tipos de voto:
El voto retrospectivo y el voto prospectivo. El primero, llamado también “voto control”, es aquel de un votante racional que decide evaluar la gestión de un gobierno teniendo en cuenta su actuación pasada. Es decir, tomando en consideración una legislatura terminada.
Por el contrario, el voto prospectivo toma como base temporal de evaluación las promesas de futuro que circulan en una campaña electoral. El elector confía en que los que prometen cumplirán. Ambos votos están enmarcados en el plano económico y de bienestar.
La literatura académica ha identificado al voto retrospectivo económico con dos formas: el que se basa en una apreciación general sobre la situación económica del país (sociotrópico) y el que se basa en una apreciación sobre la situación específica de las personas (de bolsillo), y es éste último un factor determinante para la votación de octubre.
Si a la abuela que vende refrescos en la calle; o a la madre que tiene un puesto de gelatinas o ropa en el mercado de Abasto o, sin ir más lejos, a un profesor de escuela le preguntáramos: ¿Por qué candidato votaría Ud.? Después de meditar un momento y evaluando sus bolsillos; la abuela nos diría que había platita y le compraban todo su refresco mientras Evo gobernaba; la mamá nos respondería que al margen de la seguridad económica por sus ventas, los bonos le han ayudado mucho, todo gracias a Evo; por último el profesor nos mencionaría que tuvo sus aumentos regulares y estabilidad laboral en el gobierno del MAS; hecho que nos demuestra que la evaluación global del gobierno está altamente correlacionada con la percepción económica subjetiva y constituye un indicador del votante a favor. Hecho que también afirma la excelente aplicación de la tesis “Pan y circo” para el pueblo, que fue muy utilizado por Julio César, Aureliano, Juan Domingo Perón y Evo Morales.
Panem et circenses (Pan y circo) es una metáfora peyorativa de estrategias políticas para apaciguar y distraer a una población, desviando su atención de gestiones gubernamentales fracasadas. La estrategia se centra en utilizar programas de bienestar público y espectáculos para desviar la atención política de una ciudadanía. De esta manera, el apoyo público se fomenta no a través de una administración excepcional o políticas públicas eficaces, sino a través de desatención ciudadana, y patrocinio.
Si a todo esto añadimos los crasos errores del gobierno actual, los dislates retóricos, acusaciones recíprocas, corrupción y politiquería proselitista, ¡la mesa está servida!
Estamos gestionando tontamente la vuelta de la cuadrilla de bandoleros del MAS.
La actual visión nos obliga a convencer a ese porcentaje de 16.6% de indecisos a retomar las riendas de la sensatez democrática y actuar en función a ella. El voto de los indecisos es determinante e importante en la actual coyuntura. Es verdad que el coloso de pies de barro se ha desmoronado en parte, pero debemos esforzarnos para que su caída sea total y cuando menciono esforzarnos, no me refiero a los candidatos que están en el escenario político; allá ellos y su mezquina lucha, me refiero al pueblo en su conjunto, los que hicimos que el tirano renuncie, los que estuvimos 21 días en las trincheras de las calles; los que echaremos otra vez a los secuaces del padrino.
Espejito, espejito, dime ¿por quién debo votar?
- El espejo responde con semblante preocupado:
- Vota sin pensar en tu color preferido, ni por el rostro que prefieres y la ideología que sustentas.
Vota por razón democrática, vota por tus hijos; vota por tu familia; vota por Bolivia; hay que salvar a nuestra débil democracia.
Madrid, España.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |